My Miami my house

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Una semana después
Las vacaciones de verano habían dado inicio. Podría pasar mis días en la cama con un bote de helado engordante y la sesión de Netflix abierta.
-Mi familia tenía una casa de playa, luego de la muerte de mi madre pasó a ser mía.- ya sabía por dónde iba esto. Él quería que fuera con él.
-Y...
-Pensé que deberíamos ir.
"Deberíamos"
-Deberíamos...
-Es decir; si quieres.- me interrumpió.
-Si si. Claro que quiero.- me apresure a decirle.
-Te va a encantar, en serio.- dijo mientras se ponía su camisa.
-Oye... Quiero visitar a mi madre ,¿Quieres acompañarme?
-¿Quieres presentarme a tus padres?- preguntó como si le hubiera dicho el mejor de los halagos.
-A mi madre.- resumí sin darle importancia a que mi padre estaba muerto.
-¿Me dices algo de tu padre?
-Está muerto.
-Yo no...
-Está bien, Neel. Él nunca estuvo presente en mi vida, no era nada para mí más que un portador de esperma.- este se echó una risa.

(...)

Era en Miami, su casa de playa era en Miami. Tres días, dos noches y una casa gigante solo para nosotros.
No era una casa, era una mansión.
Tenía unas tres plantas y cientas hectáreas de terreno, piscina y seguramente era la mejor casa que hubiera visto antes.
-¿Estás seguro que esta es tu casa de playa y no un hotel de Beverly Hills?- pregunté mientras este abría la puerta reía con  orgullo.

-No me gusta exagerar las cosas a como son.-dijo encogiéndose de hombros.

-Esto no es exagerar, es decir; eres millonario Neel y parece más que eso.- seguía yo sorprendida y él actuaba como si nada estuviera pasando.- ¿Quieres que me quite los zapatos?- pregunté incrédula.

-No seas ridícula, Ele. Es solo un piso como cualquiera.

-Parece de cristal.- suspiré sin poder dejar de mirar el reluciente piso.

-Tu habitación es grande, podrás estar cómoda y tiene una ventana...

-¿Mi habitación?- lo interrumpí.

-Hay muchas habitaciones, no creo que necesitemos estar incómodos en una sola habitación.- respondió haciéndome caer en una confusión terrible.

-Bueno... Llévame ahí.- dije mientras él subía las escaleras y yo lo seguía por detrás.

-La mía a solo dos habitaciones de la tuya. Mi madre y mi padre dormían en esta, yo en la de allá.- explicó señalando a las tres habitaciones.- Tu puedes dormir en esta.- abrió la puerta café y de inmediato olí el olor a viejo. Quizá había pasado más de dos años desde que alguien había venido a esta casa. Antes de la muerte de Susan.

Entré a la habitación, abrí las ventanas para que entrara aire y luego dejé las cosas en la cama causando que millones de partículas de polvo saltarán de la cama.

-Hace mucho no se usa, así que puede que esté algo empolvado.- comentó Neel luego de que estornude.

-Lo noté.

¿Eres un niño, Neel? Quiero dormir contigo, no en una habitación llena de arañas.

-Estaré en mi habitación.- dijo sin pleno aviso.

-Oye, Neel. ¿No iremos a la piscina o a la playa o algo divertido?- pregunté antes de que terminara de salir.

-Creí que estarías agotada del viaje.- respondió encogiéndose de hombros.

-Vine para olvidar que tengo una mala vida no para recordarla acostándome toda la tarde en una cama como lo hago siempre.

-Entonces...Tengo un par de ideas.- dijo corriendo hacia mi para luego tomarme entre sus brazos.

-¡Dios! Bájame, Neel- grité agitando mis pies en busca de golpear alguna parte de su cuerpo, pero se me hacía imposible.

-Eso será hasta que yo quiera.- comenzó a correr en dirección a las escaleras.

-Me dejarás caer.

-Espero que no tengas nada valioso en tus pantalones.- comentó mientras abría la puerta trasera del primer piso. Y luego lo ví. Aquella celeste agua que se movía ligeramente con el viento y que en ella habían caído algunas de las hojas del árbol que estaba justo sobre ella.

Podía apreciar el olor a flores que la brisa traía con sigo. Y el calor combinado con aquel viento y el aroma a colonia que percibía  del cuello de Neel.

Me tenía entre sus brazos y lo hacía parecer como si solo pesara unas cuantas libras.

Poco a poco se acercaba más y más al borde de la piscina.

-¿Estás lista?- preguntó deteniéndose justo en el borde.- ¿Estás lista para comenzar a vivir la historia?- completó mientras miraba todas las facciones de mi rostro.

-Te juro que si lo...- intente amenazarlo pero éste saltó sin previo aviso a la piscina, nos lanzó a ambos. Luego en el fondo del agua cuando lo vi allí supe de la historia de la que estaba hablando.
Las burbujas rodearon nuestros cuerpos y luego Neel se empezó a acercar más a mi. Tomó mi cintura haciendo que mis piernas rodearan su cuerpo y besó mis labios.
Volví a la superficie por la falta de aire. Y cuando menos me lo esperaba me alzó sobre el agua.
-¡Neel!- exclamé asustada sintiendo un hoyo en mi estómago. Luego me lanzó unos metros de distancia, me hundí en los 2 metros de profundidad y dejé que todo el aire saliera de mis pulmones.
Me gustaría que así fuera siempre, tan fácil, tan romántico. Quería una vida de verdad, donde Neel estuviera a mi lado siempre.
A Través de las burbujas diferencie a Neel que se acercaba con fuertes brazadas y a toda velocidad.
Sentí como tomó mis piernas hasta el fondo de la piscina y me besó nuevamente.
Un rayo de luz atravesó el agua y señaló exactamente el centro del collar. Neel lo miró como si nunca antes lo hubiera visto y sonrió.

Pronto la noche dio inicio y lo único que lograba ver era la llama de la fogata que Neel había encendido.
-¿Trajiste a Meg aquí?- pregunté rompiendo el silencio.
Me miró mientras terminaba de comerse el malvavisco que tenía en la boca.
-Suelo traer solo a chicas peculiares.
-Bueno... Parece que no las traes muy seguido- dije en forma de burla al referirme al polvo de toda la casa.
-Si bueno...Antes de que mi madre muriera era bastante popular y solía traer a muchas chicas.- explicó.
-¿Meg no era una de ellas?- pregunté.
-Meg era mucho más que las demás chicas.

Era imposible  no sentirse mal con ese comentario.
-¿Aún la amas?
-Es difícil dejar de amar a una persona con la que pasaste tanto tiempo y momentos juntos.
-Para ella no fue difícil, Neel.
-Tal vez simplemente no era para mí.
-¿Dudas eso aún?- pregunté casi en un susurro, no lo suficientemente bajo como para que no escuchara.
-Sigo dudando si hubo algún momento en el que me amó.
-Estoy segura que ni la chica más lesbiana de todo el mundo es capaz de no enamorarse de tí. - este se echó una carcajada, orgulloso de si mismo por lo que le había dicho.- Así que...Si. Claro que Meg tuvo que sentir algo en algún momento, ella te amó, pero nunca le gustaste. Y lo importante es que te amó de una forma u otra.
Bajó la mirada, pero sin quitar la sonrisa de su rostro.
-Quiero que te olvides de Meg, Neel. Y quiero que veas el panorama. Mira esas luces de la ciudad. Admiralas, sientelas, amalas.- señalé a todas las luces de la ciudad de Miami.
-Parecen luciérnagas.- comentó sin dejar de mirarlas.
Sentí el rozar de sus dedos con los míos y finalmente estrechó nuestras manos. Y por primera vez en mucho tiempo, no me sentí sola.

Call Me [Sin Editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora