Mi mundo al revés.

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El hombre encapuchado o más bien Gonzalo se retiro de la habitación.

Yo por fin había podido entender un poco lo que estaba pasando era todo muy raro, la verdad es que no me esperaba algo así.

-¿Alguna pregunta que quieras hacer antes de que proceda?- Dijo él

Trague saliva.

-¿Tu supuesta abuela también estuvo en todo esto?-

-Somos algo grande nena, todo estuvo planeado aunque debo admitir que salió mejor de lo que esperábamos-

Lo miré con todo el odio del mundo, no podía sentir otra cosa. ¿A quien tenía en frente? ¿Quien era Francisco? O bueno, si así de veras se llamaba. Lo único que deseaba era poder abrazar por última vez a mi madre, era lo único, no pedía nada más. Quería decirle que ella siempre tuvo la razón, pedirle perdón por haberla tratado mal en varias ocasiones cuando lo único que quería era protegerme de que me pasen este tipo de cosas, me arrepentía de todo.
Pero sabía que no iba a poder hacerlo, yo sabía que iba a ser imposible que después de esto iba a ser mi fin, me dolía aceptarlo pero era así.
Quería que todo acabara no quería sufrir más, no lo soportaba.

Bajé la cabeza.

-¿Que pasa? ¿No estas contenta? Vamos, me tienes sólo para ti- dijo el abalanzándose sobre mi y agarrándome de la cintura.

-Dejame- grite llorando al mismo tiempo que lo empuje hacía atrás brutalmente, él calló al suelo.

Me miró desde el piso y a los pocos segundos se levanto riéndose.

-No te hagas la difícil nena, ambos sabemos que te morís por mi-

-¡ME DAS ASCO!- grite

Él comenzó a acercarse nuevamente pero esta vez lo hacía de una manera lenta.
Yo iba retrocediendo hasta que me tope con la pared y esta me freno.
En ese momento él se abalanzó hacía mi y me empezó a besar el cuello.

-Tranquila, sólo sera un rato- me susurro al oído.

Yo estaba muy segura de que esta vez no iba a dejar que pasara. Trate de empujarlo hacia atrás pero no pude, le pise el pie con todas mis fuerzas pero pareció no dolerle, le pegué piñas en el pecho para que se hiciera a un lado pero cada vez se pegaba más a mi y entonces no encontré otra manera...
Lo empecé a besar, dejandome caer lentamente en el suelo junto a el, abrazados. Me daba asco, pero lo tenía que hacer. Cuando al fin logre tocar el piso con mis manos, sin que él se diera cuenta agarre una botella de vidrio que se encontraba allí tirada y con todas mis fuerzas y todo el odio que sentía en ese momento hacía el le partí la botella en la cabeza. Él gritó y se tiro hacía atrás dejandome a mi en paz, se tocaba la cabeza, le sangraba demasiado pero no me importaba.
Agarre las llaves de la habitación que el había dejado sobre la cama y rápidamente las puse en la cerradura de la puerta y abrí.
Francisco se paró del suelo como pudo, agarrándose la cabeza y quejándose del dolor e intento impedir que yo pudiera escapar, pero logré cerrar la puerta con llave dejándolo encerrado allí.
Cuando salí de esa habitación no había nadie afuera, eso me calmo bastante. Comencé a caminar mirando para todos lados y dirigiendome a la salida.
Hallé raro que no hubiera nadie pero cuando salí hacia afuera con toda la esperanza de poder escapar me di cuenta por qué. Un "ejército" de hombres encapuchados se encontraba vigilando la entrada.
Al verlos salí corriendo nuevamente hacia adentro para intentar buscar otra salida pero me resbale y mis zapatos hicieron un ruido en el suelo, un par de hombres se dieron vuelta al escuchar ese sonido y uno de ellos grito:

-¡SE ESCAPAA!-

Yo trate de salir corriendo pero en menos de dos segundos ya tenía a más de 50 hombres rodeandome, me altere, mi corazón latía muy rápido.
Ellos no hablaban, solo me apuntaban con sus escopetas yo no sabía que hacer.
Me tire en el suelo, llorando, deseando nunca haberme metido en todo eso.
Mi llanto hacia eco en toda la casa, los hombres no me sacaban la mirada de en sima como si pudiera hacer algo teniendo a casi 80 tipos(hombres) a punto de matarme.

-Dejenla- dijo Francisco dirigiéndose hacía donde estaba yo.
Él se quejaba de el dolor en la cabeza a medida que caminaba.
Los hombres se hicieron a un lado y lo dejaron pasar, aún así seguían vigilando todo.
Francisco me extendió su mano, yo, desconfiada la agarre y me ayudo a levantarme del suelo. Se rió, los hombres lo hicieron también. Yo no entendía de que se reían.

-Yo me encargo de esto Gonzalo- dijo Francisco sacándole la escopeta de las manos.
Los hombres retrocedieron algunos pasos, yo sabia lo que iba a pasar y quería que pasara rápido.
Él me apunto con el arma justo en medio de la frente. Se preparó para disparar.

-¿Algo que quieras decir antes de morir?-

Lo mire a los ojos, con todo el desprecio del mundo solo baje la mirada y esperé que disparara.

-Bien- dijo entre risas

Los hombres que se encontraban atrás mio se hicieron a un lado y él disparó. Sufrí por unos pequeños segundos apenas podía sentir como todos se reían y luego caí muerta.
Comencé a escuchar un sonido extraño, agudo, insoportable. ¿Como iba a lograr oír estando muerta?
El sonido desapareció de repente y comprendí lo que había pasado, fui consciente que me dormí ese día en el que estaba hablando con Francisco, comprendí que era el despertador matando una triste y horrible pesadilla.
FIN.












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