Capítulo 2

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—¿Tienes hambre chico?—apoyado había quedado Zackary tras haber acabado la tercera hora de la primera parte

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—¿Tienes hambre chico?—apoyado había quedado Zackary tras haber acabado la tercera hora de la primera parte. Presentación, matemáticas y ciencias sociales. Todo un cóctel molotov de ciento veinte minutos, todo un conjunto de depresiones. Al verlo me había quedado como en blanco, estaba algo empanado pero decidí no seguir mucho el juego.

—Puede...—miré raro hacia la pregunta y el skater quedo abrumado. —Oye, no quiero que me molesten mientras ¿si?—pause con las manos y Zackary quedo quieto en medio del pasillo. Pensaba que se iba a acoplar conmigo.

Al llegar al porche que daba a la cafetería y al patio en sí, decidí ver si tenía algo de dinero. En cierto modo si tenía hambre y era muy normal. Cogí la mochila y saque la cartera que tenia en el bolsillo pequeño junto al agua. Tenia algo de dinero sí, pero no sabía si daría para lo que quería.

Entre la muchedumbre de alumnos aquella cafetería parecía una guerra de zombies. No había ni tan siquiera una cola para esperar. Habían como siete filas de cabezas hasta la barra. En ese entonces alguien cogió de mi brazo y giré la mirada.

—¡Cateo! menos mal que te veo, pensé que me iba a morir violada.—aparecía Melody algo histérica al ver tanta presión en aquel espacio cerrado y pequeño.

—Te comprendo.—asentí con la cabeza y vi un estrecho del que podía colarme. Agarré mi mochila por delante como las embarazadas y agaché mi cuerpo delgado para entrar en aquel colapso. Tras caminar de rodillas como los leopardos, subí la cabeza y el tronco y me reincorporé mirando a los lados mientras tenía el muro delante de mis ojos. Había llegado.

—Hola, quiero algo de llevar.—dije algo tímido en cuanto la señora que estaba dando la comida repartió una caja de color ocre. La cogí y salí de allí cuanto antes mientras Melody iba detrás de mi.

—¿Y bien?—dijo acariciándome el brazo como si fuera un gato manso. —¿Conseguiste la comida?—vio la caja que tenía entre manos.

Abrí la caja por el centro dónde indicaba una flecha y desprendió un olor a sopa y carne. Lo dicho. Era una plato de plástico hondo con sopa recién hecha y otro plato con carne picada. Un tenedor y una cuchara. Todo plástico.

—Tenías que haber pedido algo del menú que ponía en la pared. —ladeaba la cabeza. —No importa, tíralo. Yo te doy de mi almuerzo que tengo un buen bocadillo de pechuga de casa.—abrió la cremallera de la mochila que tenia abajo. —Sobró anoche y bueno me dio para algo. ¿Buscamos sitio? no me gusta comer con tanta gente aquí...—sonrió mirando a su alrededor.

—¡Si! en eso pensaba.—dije viendo los lugares vacíos que habían. Entre ellos, nos acabamos sentando en un muro que había por debajo del porche en el que estaba forrado bajo un falso techo para cubrir del viento.

Era una zona tranquila y habían algunos grupos más en las zonas de césped, sobre el suelo. Me había gustado. Miré a Melody mientras desenvolvía el almuerzo y lo puso en el centro de ambos.

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