1. Un nuevo año

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La ceremonia de bienvenida e iniciación del un nuevo año escolar estaba en su última fase, faltaba poco para darse por culminada.

Le resultaba molesto el haber tenido que llegar temprano para no perderse de la aburrida ceremonia, pero solo lo había hecho por insistencia de su padre, quien le había asegurado que lo más probable es que se anunciara algo importante durante el desarrollo de esta. Después de todo, este era su primer año en preparatoria.

En el transcurso del protocolo, vio a algunas personas que una vez fueron sus compañeros en el pasado, hasta ahora no había visto a cierto conejo molestoso. Mejor así, era la última persona que quería ver ahora.

Cuando se dio por terminada la ceremonia, se anunció que los alumnos podían retirarse del auditorio para ingresar finalmente a sus respectivos salones.

Acomodó su mochila sobre su hombro derecho, dirigiéndose con destino al gran mural que se ubicaba afuera de la Dirección, donde se encontraban publicadas las hojas con la información que necesitaba.

Pero al llegar ahí, su vista se centró en la gran multitud de alumnos amontonados, empujándose unos a otros, todos de primer grado como él. Detuvo su paso y decidió esperar a que las personas se dispersaran, si iba ahora seria muy problemático.

En aquel mar de estudiantes observó un pequeño punto rojo que se movía constantemente de aquí para allá hasta que se perdió de su rango de visión.

¿Sería... ?

No, él no era la única persona en esta preparatoria con esa característica. Suspiró. Estaba comenzando a divagar demasiado sobre cosas tan insignificantes como esa.

-¡Kanda!

Escuchó a alguien que llamaba, miró a su alrededor tratando de ubicar la dirección de donde provenía aquella aguda voz. Una chica de corto cabello con una tonalidad verdosa venia ligeramente corriendo hacia él alzando la mano animadamente. Y detrás de ella, a una distancia corta, venia...

-¡Yuu~!

... el estúpido conejo.

Ambos llegaron a donde se encontraban, estaban sonriendo. Él no entendía la causa de sus tontas sonrisas, pero antes de empezar con algún pensamiento de su parte, la chica fue quien empezó a hablar.

-Buenos días, Kanda -saludó gentilmente Lenalee.

Él solo atinó a mover ligeramente la cabeza en respuesta a su cordial saludo.

-¡Buenos días, Yuu! -dijo Lavi con gran entusiasmo.

Chasqueó la lengua en señal de molestia al ser llamado por su nombre de pila y más si era usando ese odioso tono meloso, pero decidió ignorarlo, no deseaba amargar su dia -más de lo que ya estaba-, suficiente era el hecho de verlo vestido con el uniforme de la preparatoria para saber que ambos estudiarían en el mismo centro de estudios.

Lenalee, Lavi y Kanda; los tres, habían sido compañeros desde siempre: inicial, primaria, secundaria. Y ahora estaban en la misma preparatoria, pero tal vez no en el mismo salón de clases. Deseó inconscientemente por esto último.

-Kanda, ¿sabes en qué salón estarás? -preguntó la más baja de los tres.

-Aún no -respondió corta y secamente, como siempre.

-Bueno, supongo que debe ser por eso, ¿no? -dijo, mirando en dirección a la causa del problema de su amigo, aquel grupo de estudiantes que no había disminuido en lo más mínimo. -Si quieres, podemos ir a preguntarle a mi hermano, él te lo podrá decir con más seguridad.

¿Su hermano?

Enarcó una ceja en signo de extrañeza. ¿Qué tenia que ver aquel extraño sujeto con complejo de hermana en todo esto?

Lenalee pareció captar su interrogante y rápidamente se apresuró a responder.

-Mi hermano es el director académico. Así que po-

-Oh, pero... -Lavi no dejó que ella terminara de hablar, demostrando su interrogante -Lenalee, no creo que tu hermano pueda atendernos ahora, debido a que es justamente el inicio de clases y tanto padres como alumnos están en dirección.

Tal vez el pelirrojo parlachín no fuera tan tonto después de todo y su boca no solo sirviera para decir cualquier tontería que pasaba por su mente sin siquiera detenerse a pensarlo como mínimo dos veces. Pero eso no le quitaba que fuera un conejo idiota para él.

-Algo inteligente tenias que decir -alcanzó a decir, no sabía si lo habían escuchado debido al bullicio del mismo ambiente, aunque no le importaba si había sido así o no.

-¡Qué malo eres, Yuu! -lloriqueó dramáticamente el de ojos esmeralda. -Encima que me preocupo por ti -y siguió con su teatrito.

Lenalee le daba unas cuantas palmaditas en la espalda a modo de consuelo, mientras Lavi se recargaba en su hombro, ya estaba acostumbrada a este tipo de situaciones.

-Este... -ella trató de romper aquel ambiente -Lavi, ¿tú ya sabes el salón donde estarás?

El mencionado dejó su drama y volvió a la normalidad, recuperando la expresión relajada en su rostro. Se separó de la muchacha de verdes cabellos, recordando que si su hermano -ahora el Director Académico- se enteraba, era más que obvio que su estadía en la preparatoria peligrara. Con un efusivo asentimiento respondió a la interrogativa de su amiga.

-¿En qué salón?

- 1-C

En algún punto de aquella conversación -en la que lo involucraron involuntariamente- pasó a ser un simple espectador. Le restó importancia, haría como que no existieran, pero ciertas palabras dichas por el conejo llamaron su atención.

-Además, Yuu y yo seremos compañeros de clases, ¡de nuevo! -anunció con felicidad, mirando al susodicho con una sonrisa.

Ante lo recién dicho, sus oscuros ojos se posaron en el sonriente muchacho, dirigiéndole una mirada asesina tratando de transmitir su creciente molestia, ante esto, Lavi solo ensanchó la graciosa mueca en su rostro, sin duda alguna, el muy desgraciado se estaba divirtiendo con la situación.

Tenia que ser una broma, una muy jodida broma de mal gusto. ¿Tener que soportar esa molesta personalidad infantil y acosadora por tres años más? No, definitivamente no.

-¿Qué haz dicho, conejo idiota? -no disimuló para nada su mal humor.

-¡Qué seremos compañeros! ¿No te alegra, Yuu? -preguntó entusiasmado y con los ojos brillosos.

¿Alegrarse? Ahora mismo su estado emocional estaba muy lejos de ser así. De repente, le dieron unas inmensas ganas de poner sus manos en ese molesto cuello para luego apretarlo como si exprimiera ropa, de no ser por Lenalee, él ya habría cometido homicidio desde hace mucho tiempo.

-¡Tú...!

El timbre sonó, anunciando el inicio de las labores escolares. Lenalee se despidió de ambos, dejándolo solos. Ahora si, tenia la oportunidad de deshacerse de cierta molestia andante, pero sin previo aviso -y sin su consentimiento- fue jalado de uno de sus brazos, siendo llevado a algún lugar.

-¡Vamos! No creo que quieras llegar tarde a tu primera clase de preparatoria, ¿verdad, Yuu?

Este...

-¡No me llames así!

Este sería un largo año.

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Esta vez me toca darles la bienvenida a un fic Yullen -mi más reciente obsesión-, será algo corto.

Espero que sea de su agrado :)

Manos Unidas Por Un Beso [D. Gray-man]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora