Una llamada despertó a Nayla después de haber caído rendida en la tina de su casa.
—Oye—Era la voz de Chiara—Necesito tu ayuda.
— ¿Qué pasa chicharra?— Respondió la chica algo somnolienta.
— Es que tengo un problema, ¿recuerdas a la chica de la que te contaba el otro día? La de la plaza y los patines.
— Ha, si, ¿es tu novia no?
— Yo no diría eso, más bien solo estamos saliendo, vemos qué onda ¿Si? y que pase lo que tenga que pasar.
— Bueno, ¿Qué hay con ella?
— Digamos que queremos salir hoy pero sus padres están sospechando y no son personas muy abiertas que digamos...Le quieren encajar a la hermanita para que nos acompañe y vea si estamos en algo o no.
— Y tu quieres que vaya para distraerla mientras ustedes se besan a escondidas.
— Si no es mucha molesta...
— No tengo dinero para andar invitándole helados y churros a una niña.
— No es tan niña, tiene como 12 años, además yo te lo pago, no te preocupes por nada. Solo necesito que estés ahí y que me ayudes con la mocosa ¿Podrías?
Nayla meditó un minuto antes de contestar mientras en el auricular del teléfono la respiración de Chiara denotaba su ansiedad.
— Oye, no lo sé, se me haría raro...generalmente cuando me invitaban a salir y me pagaban el helado era porque querían mirarme a mi, no a otra chica que venga con nosotros. Me voy a poner muy celosa.
Chiara se rió nerviosamente aunque con sonoridad y luego le preguntó.
— Bueno, si quieres te toqueteo un poco a escondidas para compensar, pero tienes que venir. ¿Me vas a ayudar o no?
Sin darse cuenta, Nayla había despejado su mente en un instante olvidando todo lo que le había ocurrido esa mañana y sin más que decir aceptó entre risas a acompañar a su amiga en la cita, prometiendo que si Chiara llegaba a propasarse con ella le daría un puñetazo.
Pocas horas más tarde las cuatro chicas se encontraron en el parque como habían arreglado; la pareja de Chiara se llamaba Dalma y era una muchacha con el pelo teñido de rojo oscuro y rapado a un lado, con unos anteojos prominentes y una figura delgada cubierta por unos joggins grises y una campera de jean, mientras que su hermanita, un poco menos moderna y más rellenita, llevaba unos jeans negros y una camisa de jean clara cubierta parcialmente por una larga cabellera castaña.
Pasearon por Palermo y Nayla obligó a Chiara a pagarle unas vueltas en botes a pedal para ella y para la hermana de Dalma, cuyo nombre era Micaela, donde tuvo oportunidad de conocer más sobre la pequeña y enterarse que ésta soñaba con ser bailarina logrando congeniar inmediatamente con ella mientras conversaban sobre la profesión. Pasaron un par de horas hasta que en un momento Mica dijo tener hambre y todas fueron a parar al local de comida rápida más cercano.
Al llegar Micela y Dalma se fueron al baño juntas mientras que Chiara y Nayla se quedaron conversando y reservando un lugar en la mesa con sus mochilas para las hermanas.
—Gracias por venir, creí que esto sería mucho más pesado pero contigo aquí la verdad se me hace super ligero.
— La que debe agradecerte soy yo. Necesitaba esto, he estado muy alterada últimamente.
Chiara levantó las cejas en señal de sorpresa ante dicho comentario.
— ¿Y eso como por qué vendría a ser?
ESTÁS LEYENDO
Lecciones de artes marciales
ActionNayla encuentra un diario repleto de fechas y lugares escritos en sus hojas, y decide devolvérselo a su dueño, pero al acudir a una de las citas se encontrará con que lo que lleva en su poder es en realidad la agenda de un asesino. Días, horas, luga...