Las marcas

205 29 0
                                    

                  

Cuando me pregunto cómo llegamos a este punto, no sé cómo explicarlo. Solo intento disfrutar de  momentos únicos como este, acostada sobre el césped sintiendo el viento acariciar mi cara y contando una a una las estrellas que nos cubren. Vivo la belleza de estos instantes de paz antes de la tormenta. Nada va a ser igual, nada puede ni debe serlo. Lo único que permanece intacto es mi deseo de libertad y mis ansias de venganza.

Ese día en el que creí por un segundo que toda esta tortura se había terminado simplemente era el comienzo de todo. Desde ese momento, lo único que hacemos es correr e intentar seguir sobreviviendo. Todos los días tengo que encontrar nuevos argumentos para convencer a Valentín que todavía no es tiempo de buscar a Olivia. Necesito tanto un abrazo de Agnes o algún consejo de Ema. Tampoco es que sea sencillo encontrarlas.  Ni siquiera sabemos dónde están, adónde se las llevaron. Intento no pensarlo pero en mí está la duda de si, tal vez, no quedaron envueltas en la fatídica explosión final.

Después de quedarnos quietos un rato mirando como todo volaba por el aire como si fuéramos parte de una gran película de acción, me di cuenta que no estábamos seguros y que nunca volveríamos a estarlo. Alguien nos puso en ese lugar y fuimos nosotros quienes desarmamos su plan o al menos logramos lo que se suponía no era posible: escapar. Así que con una confusión bastante importante empezamos a correr. Solo corrimos sin mirar atrás. Sin un camino planeado, sin una dirección clara, solamente lo hicimos. La ciudad que nos obligaron a dejar no es la que era. Nos rodeaba la desolación y la destrucción pura. No había edificios en pie, ni gente que caminara apurada para ir a algún lugar. Ni siquiera sabíamos dónde estamos. Ese lugar no lo conocíamos o tal vez, no lo reconocíamos.

Perdí la cuenta de cuánto tiempo estuvimos en movimiento y de cuántos días, semanas o meses pasaron desde ese día. Anduvimos de un lado al otro, sin parar. Solo sé que no estuvimos demasiado en ningún lugar. No confiamos en nadie. No sabemos quiénes están con ellos y quiénes con nosotros. Es muy difícil escapar sin saber de quien lo estamos haciendo.

Sé que no podemos seguir así mucho tiempo más. Durante todo este tiempo estuvimos muchos días sin comer hasta que en el camino fuimos encontrando lugares abandonados con alguna que otra lata de conserva y aprendimos que frutas podíamos y cuales no tomar del árbol  para alimentarnos. Pero hace días estamos sin provisiones y esto de vagar sin rumbo nos vuelve presa fácil. Sé que tenemos, también, que rearmarnos y que si bien no podemos seguir huyendo, tampoco creo que sea momento de atacar. Quiero venganza pero este no es el momento. No todavía. Tenemos que volver y tomar impulso y ahí, cuando las circunstancias estén dadas voy a hacer lo que tenga que hacer en nombre de los que no sobrevivieron.

No puedo lograr borrar de mi mente esos últimos minutos con Julián. "Quiero que sepas que mi amor por vos siempre fue real, siempre." Todavía rebotan en mi cabeza sus palabras. Si bien tengo sentimientos encontrados porque me traicionó, me mintió y por su culpa terminé en ese infierno, sé que estaba arrepentido. Si el tiempo hubiera jugado a su favor creo que nos hubiera ayudado a ir contra quienes nos hicieron esto, es más, hubiera explicado sus motivos y nos hubiera dicho quienes son y por qué a nosotros. Supongo. La verdad es que nunca lo voy a saber y se me parte el corazón cada vez que pienso en el tiempo que perdí enojada con él. Lo amé y mucho. Ahora, lo extraño y mucho. Lo único que me queda de él es su recuerdo y la pulsera que le descubrí cuando me acerqué por última vez antes de prender fuego ese lugar y dejar que las llamas lo consumieran a él también. Durante su etapa de encapuchado no se la había visto nunca, probablemente para que no me diera cuenta que era él. De haberla usado lo hubiera sin dudas reconocido porque fue un regalo que le hice yo después de un viaje a Nueva York hace unos años. La usaba día y noche, jamás se la sacaba. Solía decirme que era la forma de sentir que estaba con él en todo momento. Mientras voy recorriendo una a una las cuentas de la pulsera sé que de alguna manera él es, ahora, el que está conmigo y no pienso dejarlo ir o, por lo menos, no todavía. 

Ser consciente del tiempo perdido con Julián instantáneamente me hace sentir que con Valentín tengo que actuar diferente, no puedo repetir ese error. Quiero ser inteligente, quiero manejar este tema desde la cabeza y no desde el corazón pero no puedo.  Me duele verlo mal. Por algún motivo, intenta demostrar que es fuerte y que puede seguir adelante. Todas las noches, cuando me cree dormida, lo escucho llorar. A todos alguna situación nos dejó marcas. Todos tenemos cicatrices y heridas sin cerrar que sangran cada vez que apenas se las roza.  Al estar en salas separadas, nunca me había siquiera puesto a pensar que Valentín podía estar sufriendo tanto. Cuando estuve en su habitación empecé a entenderlo. Ahora sintiendo su respiración armónica con la mía lo miro y sé que su único momento de paz es este, cuando de tanto llorar se queda dormido.

Cuando estaba encerrada en mi sala cada tanto imaginaba como sería estar fuera de ese horrible lugar. Sé que, tal vez, esta no es la mejor  de las situaciones y que no todo es color de rosas pero recuperé lo que para mí es lo más importante: mi libertad. Atesoro momentos como  este donde puedo escuchar el sonido del silencio. Solo nuestras respiraciones al unísono y la inmensidad del cielo que está próximo a mutar de color para darle lugar al sol. Un nuevo día está por empezar.

Si hay algo que tengo en claro es que todo lo que era ya no es ni va a ser. Nos desarmaron y hoy solo somos pedacitos de lo que éramos. Todo lo que pasó nos dejó marcas. El tiempo todavía no curó nuestras heridas y tengo la sensación de que a pesar de todo algunas marcas siempre quedan para ayudarnos a no olvidar. En mi caso, me alegro de tenerlas para recordarme constantemente mi objetivo. Sean quienes sean van a pagar por lo que me hicieron, por lo que nos hicieron. No voy a parar hasta terminar con cada uno de los responsables de que hoy mi corazón esté lleno de cicatrices. Voy a hacer que esas marcas valgan la pena.

Sobrevivientes 2: MemoriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora