Volver a empezar

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Me despierto y me siento completamente mejor. Necesitaba descansar sin interrupciones, sin asustarme por cada ruido que escucho, sin sufrir por escuchar llorar a Valentín, sin sentir frío, ni hambre, ni miedo a estar desprotegida. Por primera vez, después de mucho tiempo, me sentí en paz.

Salir de la carpa me parece la decisión más difícil del día pero lo hago sin pensarlo dos veces. Lo busco a Theo y está hablando con  gente desconocida para mi. Me ve, lo saludo tímidamente y me pide que me acerque. Me presenta  a los demás, todos más o menos de nuestra edad, y me invita a sentarme con ellos a desayunar. Siento como si fuera un deja vú. Me acuerdo de la primera vez que compartí la mesa con ese grupo de chicos, todos temerosos y desconfiados de los que únicamente hoy, quedamos Valentín y yo. Intento ser positiva y creer que Ema y Agnes están en algún lugar esperando ansiosas nuestro reencuentro pero no quiero ilusionarme demasiado tampoco. Simplemente me dedico a mirarlos, escucharlos y a comer. Esta vez no tengo que escapar, solo quiero mirar desde afuera todo pasar. Nadie me puede juzgar por lo que hice o dije o incluso lo que pensé. Nadie me conoce. Es mi oportunidad para dar vuelta la página y volver a empezar.

Una vez que terminamos, Theo me acompaña a conocer a Romeo el líder del campamento. Es la prueba que tengo que pasar si quiero que nos habilite la posibilidad de quedarnos un tiempo acá. La verdad es que no lo hablé con Valentín pero creo que está más que claro que necesitamos reponernos y reorganizarnos antes de seguir con nuestro plan de venganza.

En el camino voy repasando mentalmente lo que le voy a decir. Creo que tendría que omitir algunas cosas y reforzar otras si quiero convencerlo para que nos deje quedarnos aunque sea por unos días. Le pido consejos a Theo sobre cómo hablar con él  y me cuenta que si bien no tuvo nunca demasiado trato directo con él, las pocas veces que lo hizo siempre le resultó muy agradable. Me recomienda que no me preocupe y que sea yo misma.  Decido hacerle caso y dejarme llevar, en el peor de los casos volveríamos a estar por nuestra cuenta que tampoco es tan grave.

Entramos a la carpa principal y ahí está Romeo. A diferencia del resto, parece más grande, como de unos treinta años. Está de espaldas pero cuando se da vuelta y ni bien me ve, me sonríe. No sé por qué pero al verlo siento lo mismo que cuando conocí a Valentín. Tiene una clara actitud de líder, lo cual no me sorprende, porque es la única manera de poder llevar adelante este lugar.

"Hola Camila, adelante, te estaba esperando". Theo me dice por lo bajo que me espera afuera mientras yo afirmo con la cabeza y me acerco a él. No pude ver muchas otras carpas más que la mía pero ésta claramente es un lujo al lado de las demás. Tiene un gran sillón en el que me invita a sentarme. Empieza a preguntarme como me siento y como llegamos hasta acá. Así que simplemente comienzo a contarle nuestra historia. En el medio del relato me detiene y me dice que en realidad sabe quiénes somos y que solo quería saber cuan dispuesta estaba a decirle la verdad. Confusa lo miro y le pregunto acerca de cómo es posible que sepa de nosotros.

Su respuesta me sorprende. "Una de las reglas para poder quedarse es no preguntar tanto" y comienza a reírse. La verdad es que no me resulta chistoso pero mis ganas de quedarme son más fuertes así que simplemente sonrío. Sin embargo, se le escapan algunas frases como "sobrevivieron a lo imposible" o "no es fácil ser prófugos".  No tengo la certeza de cuanto sabe de nosotros y eso no me gusta demasiado. Se ve que mi cara está hablando más que mi boca porque en medio de la charla me pregunta si me siento bien a lo que le respondo que sí que solo estoy cansada. Por supuesto, no voy a mencionar que sabe de nosotros más de lo que esperaba y eso me da miedo.  

Para dejarme ir a descansar resume su charla a que mientras que no hagamos demasiadas preguntas, colaboremos y no traigamos problemas podemos quedarnos. Así que le prometo que vamos a portarnos bien, le agradezco y me voy. Necesito hablar de todo esto con Valentín y convencerlo de que esta es nuestra oportunidad de volver a empezar.

Me encuentro con Theo en la puerta y le cuento que dejó que nos quedáramos. Se sonríe y me dice que aproveche el día de hoy para descansar que mañana me van a asignar alguna tareas para que empiece a colaborar con el campamento. Y de repente, dejo de escucharlo y nada más me importa cuando veo venir caminando despacio y con una sonrisa, de esas que me enloquecen, a Valentín.

Sobrevivientes 2: MemoriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora