"Sacar belleza de este caos es virtud"

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Pasan las horas y pierdo la noción del tiempo cuando logro dormirme recostada en Valentín. Él es lo único bueno que le queda a mi vida y cada vez lo confirmo más. Unos días antes de partir, ambos decidimos tatuarnos "Sacar belleza de este caos es virtud". No hace falta aclarar que la idea fue de Valen y yo me sumé, pero esta frase de una canción de su ídolo, representa claramente lo que siento: Él es mi belleza en este caos y estoy cada segundo más segura de eso.

Me despierto y ya casi es de día lo que significa que llevamos varias horas viajando en el tren. Veo a lo lejos a Ema, sentada mirando el paisaje. A esta altura de los acontecimientos, no pienso las cosas dos veces, no dejo nada para después, vivo el ahora y en este instante quiero ir a hablar con quien fue una gran amiga para mí durante uno de los momentos más difíciles de mi vida. Así que me levanto despacio para no despertar a Valentín y me siento al lado de ella en silencio. Sin dudas, nota mi presencia pero continua mirando el horizonte como si nada sucediera. Después de compartir un largo rato así, dice: "No termino de entenderlo. ¿Cómo puede existir algo tan perfecto, como el paisaje que tenemos ante nosotras, en un mundo tan imperfecto? ¿Cómo logra algo lindo sobrevivir tanta adversidad?". Con esa última pregunta, dudo acerca de si habla solamente del paisaje o se refiere, también, a los días encerradas. "Ema, ¿vos...?" no termino la frase que me interrumpe para completarla ella. "Sí, me acuerdo de todo Cami. Hace unos días tuve un sueño en el que sentí que el fuego me sofocaba y al abrir los ojos estaba desesperada, estando despierta no podía frenar el sentimiento de ahogo. En la sesión de ese día, no hizo falta demasiado para que se desbloquearan los recuerdos o al menos, los de nuestro encierro. Todavía no logro acordarme de mi pasado. Según Franco, al sobrescribir recuerdos, es decir, modificar lo vivido en ese lugar y "grabarlo" en una memoria ya dañada, hizo que mi vida pasada se escondiera aún más en mi mente." La miro, la abrazo y se me escapa un "Volviste" con la voz entrecortada. 

Y lo que sigue es una charla a corazón abierto de dos amigas que se extrañaron demasiado. Me cuenta que cuando se enteró del plan pidió participar y ser una "carnada" más. Nada más tentador que recapturar a tres sobrevivientes. Nuestro plan depende del hecho de que somos realmente importantes para ellos, así que espero que realmente funcione y valga la pena el riesgo.

La parte más difícil es cuando inevitablemente me pregunta por Adam. Siempre imaginé que Ema sentía algo por él y lo confirmo cuando al contarle lo que pasó llora desconsoladamente. Por supuesto, intuía que no había sobrevivido al no verlo con nosotros pero tenía aún la pequeña esperanza de que no fuera así. "Al menos no murió en manos de ellos", es la frase que repite una y otra vez como si en eso encontrara un poco de alivio. 

El tren comienza a disminuir su velocidad y Franco visita vagón por vagón para avisarnos que estemos preparados porque en cualquier momento tendremos que bajar. Vuelvo entonces a mi lugar para ordenar mis cosas, veo a Valentín despertar y le sonrío. "Gracias" me dice y me besa. Mi sonrisa últimamente cotiza en bolsa pero el haber recuperado a Ema me inyectó de energía.

Antes de bajar, Franco nos reúne a todos y nos cuenta los pasos a seguir. Las próximas serán, hasta el anochecer, alrededor de seis horas de caminata intensa. Atravesaremos un camino lleno de árboles y llegaremos a un campamento abandonado. Una vez  ahí, estaremos tan solo a algunos kilómetros de las chicas. Nadie debe alejarse y debemos estar siempre los diez juntos.

Así es como empezamos a caminar, despacio pero a un ritmo constante. En el camino, presento a Ina y a Ema, creo que pueden llegar a ser buenas amigas en algún momento. Si bien Ema no para de hacerme preguntas sobre mi relación con Valentín, se queda sin sus respuestas porque soy muy reservada en algunas cosas y esta es una de esas. Para hacerla sonreir - después de lo de Adam quedó fuertemente marcada - le digo que podemos presentarle a Theo e instantáneamente Ina empieza a enumerar una larga lista de razones por las cuales no le conviene enamorarse de su hermano. Hacía mucho tiempo que no me reía tanto.

Mientras tanto, los chicos que van caminando bastante más adelante que nosotras deciden hacer una parada estratégica porque realmente estamos cansados. Tal vez, para Valentín y para mí no signifique demasiado porque antes del campamento es lo que hacíamos, caminar y caminar, pero para el resto implica un esfuerzo físico importante.

De repente, mirando al grupo que ya está descansando noto que falta Valentín y escucho un disparo. Inmediatamente, las chicas y yo nos escondemos detrás de unos árboles y mi corazón se acelera de solo pensar que algo pudiera haberle pasado. Preparamos nuestras armas y estamos listas para enfrentar lo que sea necesario. Disparos y más disparos. Me asomo y veo tendidos en el suelo a los dos chicos del campamento. Me duele en el alma su sacrificio y ni siquiera saber sus nombres. Veo al médico acercarse para intentar reanimarlos y tras otro disparo más, lo veo caer. Ya perdimos a tres. Me siento terrible por la naturalidad con que me lo tomo.

Siguen los disparos y, durante los siguientes minutos, veo caer a tres personas que desconozco. Por el estado de nervios, principalmente de Ema por recordar aquel ataque en el que terminaron llevándosela y borrándole recuerdos, prefiero quedarnos acá escondidas porque sino vamos a ser presas demasiado fáciles.

Después de un largo intervalo de silencio, veo aparecer a Theo, al policía y a Franco, pero no a Valentín. Aún sin salir de donde estoy, empiezo a registrar el lugar buscándolo hasta que lo veo a un par de árboles de distancia. Un hombre lo atrapó, lo ató por los brazos y lo amordazó. Lo tiene sentado detrás de un árbol mientras él espía a los chicos y espera el mejor momento para escapar y llevárselo. Sin pensarlo dos veces, le pido a las chicas que se queden dónde están y corro evitando hacer ruido hasta acercarme lo suficiente. El hombre no me ve, sigue muy entretenido observando a los chicos. Los ojos de Valentín se cruzan con los míos pidiéndome a gritos que lo ayude y en ese momento, me convertí en lo que no quería. Me volví una de ellos, soy una asesina y no hay belleza que pueda sacarse de este caos.

Sobrevivientes 2: MemoriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora