La búsqueda

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Mi mamá, mi papá y yo en la playa a los 3 años. Parece ser el día que conocí el mar por primera vez. Dolor, mucho dolor. Jugando con mis abuelos en la plaza, riendo a carcajadas. Dolor y más dolor. Mi primer día de clases feliz con mi mochila y mi delantal impecablemente blanco. Dolor, dolor y dolor. Jugando a las escondidas con quien supongo era un amigo porque no logro ver su rostro. Mucho dolor, demasiado. Ya no lo soporto. "¡Basta, por favor!" grito con todas mis fuerzas y la ráfaga de recuerdos se detiene bruscamente.

Todavía creo que todo esto es un sueño y que no es real. Es más, creo que jamás lo voy a terminar de entender. Solo hay algo que me motiva a seguir escarbando en mis recuerdos y someterme a esta tortura para recuperar pedacitos de mi historia: el accidente de mis papas. ¿Y si ese no es un recuerdo verdadero? ¿Y si están vivos en algún lugar esperándome? Eso hace que valga completamente la pena el intento de recordar.

Ver a Ema a través del vidrio totalmente perdida, viviendo prácticamente en una realidad paralela, fue lo que me decidió a pedirle a Franco que me someta a lo que sea necesario para intentar revivir mis recuerdos. Y así fue, como hace ya tres sesiones, me enfrento a lo que creo son pequeños shocks de electricidad en mi cerebro que permiten estimular esos recuerdos que están dormidos. Es realmente doloroso porque no solo comienzo a revivir momentos que no tenía presentes sino que también, empiezo a sentirlos. Todavía tengo vívida esa sensación tan particular del aire fresco en la playa y mis pies tocando la cálida arena. Siento esa fuerza irrefrenable de la risa, el poder que hace que no la puedas contener y fluya libremente jugando con mis abuelos. Es como si todos esos momentos no solo volvieran a pasar por mi mente sino que también por mi corazón y este no pudiera soportar tanto dolor. Franco me advirtió que sería bastante difícil y que tomaría tiempo poder llegar a descubrir si el recuerdo del accidente es o no real pero no voy a parar hasta lograrlo. No voy a parar de buscar la verdad hasta encontrarla sea como sea, cueste lo que cueste. Puede que despertar ese momento en particular lleve tiempo pero, en el camino, tal vez, logre encontrar el eslabón principal ese que desencadena todos y cada uno de los recuerdos de golpe y pueda descubrir la verdad antes de lo esperado. Mientras tanto, después de cada sesión, lo primero que hago es escribir lo nuevo que aprendí de mi vida.

Los días en el campamento siguen pasando pero, obviamente, no somos los mismos. Somos dos extraños buscando su identidad. Valentín divide su tiempo entre pasar el rato con Franco escuchando todas las historias que él tiene para contarle sobre su vida y en participar de la organización de la búsqueda de su hermana. A veces me sumo a esas reuniones en las que debaten que harán cuanto tengan la confirmación de dónde están. La verdad es que hasta que no tengan en concreto el plan prefiero no intervenir. Piensan que las tienen en un lugar a aproximadamente dos horas y media de donde estamos en este momento. Es, por lo que dicen, una zona con muchas edificaciones muy parecida a la ciudad que recordamos. El tema de debate en la reunión de hoy es si Valentín y yo deberíamos participar del rescate debido a que hay carteles pegados por todos lados con nuestras fotos y la frase "Buscados". Al parecer, la historia que cuentan es que al escapar colocamos bombas para destruir el lugar y que somos responsables de las muertes causadas por aquella fatídica explosión. Quienes estamos en esta mesa sabemos que no es verdad, que fueron ellos quienes prepararon ese final pero el resto de la sociedad cree que somos los responsables de esas pérdidas. Somos las caras visibles del horror. Tengo muy en claro que no es culpa nuestra lo que pasó y que somos víctimas y no victimarios así que no me preocupa esto. Pero no termino de entender como puede ser que se nos busque por esa explosión y nadie se queje de todo lo que nos hicieron sufrir, de todas las muertes previas. ¿No sabían lo que estaba pasando o prefirieron no saberlo?

Empiezo mi búsqueda, quiero comenzar a escribir mi historia o mejor dicho, a reescribirla. Le tengo miedo a lo desconocido, a esos recovecos en los que se esconden esos preciados recuerdos que a gritos pido vuelvan a mí. Estoy dispuesta a bucear en ellos y a sumergirme a fondo porque dicen que el que busca, encuentra y no voy a parar hasta encontrarme.

Sobrevivientes 2: MemoriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora