Capítulo 30 - semifinal

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•Capítulo Editado•

- ¡Smith! - y un golpe en la puerta

Era obvio que había sido una patada, por el sonido.

- Ya sé que estás ahí, por favor sal - y golpeó nuevamente

Mis lágrimas eran incontrolables. Me sentía mal. Todo me salía mal. Con las pocas fuerzas que tenía encima, me levanté del alfombrado suelo.

Mis manos al igual que mis pies temblaban. Me dirigí hacia el pequeño cajón donde Luke señaló las llaves.

Con mis manos más calientes de lo normal y temblorosas, abrí todos lo cajones aleatoriamente. Los nervios y la visión borrosa me traicionaba.

Cuando logré alcanzarlas, resbalaron de mi mano y me sentí la persona más miserable del mundo. ¿Cómo era posible que todo esto estuviera pasando? ¿Cómo?

- ¡Smith! ¿Estás ahí? - su voz se rompió y fue como un golpe directo a mi corazón

El aire me comenzó a faltar y de la nada me encontraba de rodillas al suelo. ¿Esto era lo que llamaban ataque de pánico?

- No lo hagas - la voz de Luke interrumpió todo pensamiento y toda acción que tenía en mente

Mi garganta ardía y no me permitió decir ni una sola palabra.

- Lo siento. Me confundí. Ven - extendió su mano en mi dirección

¿Estaba alucinando cierto?

Sentí un impulso de ir y tomar su mano pero sabía que no debía hacerlo. Nada de esto era real. Mi vista de nubló más, más y más.

- No lo hagas Smith. Tú sabes que quieres estar conmigo. Te propongo algo - se puso de cuclillas frente a mi - Dejo a Cristina y tu dejas a Justin y nos larganos. Juntos. Donde nadie nos encuentre jamás -

Me incliné hacia delante y puse mi mano sobre su pecho. Él era real. Él estaba aquí. No estaba alucinando.

- ¿Convencida? - sonrió

Maldición. Mi debilidad.

- Vámonos - me ayudó a parar

Mi mente no reaccionaba. Ni siquiera sabía si estaba consciente. Sólo movía mis pies a una velocidad razonable. Sin contar los tambaleos y tropezones que mis torpes pies daban.

Me dirigió hasta la ventana y se sentó en el borde de ella para luego mirarme.

- Vamos -

- ¡Smith abre! ¡Se que estás ahí! ¡Por favor abre! -

La decisión era difícil.

Justin o Luke.

Hice un movimiento brusco con el brazo y me solté de su agarre. Corrí hacia la puerta y dudé por milisegundos en si las llaves seguían en mis dedos y así era.

Los había entrelazado y por la fuerza que hacía, estos estaban casi blancos.

Antes de introducir la llave en la cerradura de la puerta, me volteé. No podía dejar a Luke. Pero tampoco a Justin.

- ¡Smith por favor! - gritó Justin tras la puerta

- No lo hagas. Ven conmigo - Luke posó su mano sobre mi hombro

Un tipo de ira me invadió. Solté su mano de mi hombro y abrí la puerta sin ni siquiera mirar donde introducía la llave.

Ya afuera, empujé a Justin que intentó agarrarme por los brazos pero tropecé y caí.

- Ven - se arrodilló junto a mi y me tomó con fuerza entre sus brazos - Ya lo sé. Luke está aquí - susurró como si tratar de tranquilizarme

Balbuceé buscando como hablar pero solo logré decir cosas sin sentido. O incluso parecidos a los sonidos que emitían los bebés cuando aprendían a hablar.

- Ven - se paró y extendió su mano en mi dirección justo como Luke lo había hecho

Me asusté. Eran tan idénticos. Retrocedí en el suelo hasta chocar contra el muro de pared blanco. Me miró extrañado.

Pero aún así no dijo nada. Sino, sonrió cínicamente. O tal vez era mi imaginación.

- ¿Qué pasa? -

- ¡Aléjate! - grité y mi estómago dió un vuelco

- Lo siento -

En vez de caminar hacia delante, dió los mismos pasos hacia atrás.

Tenía que salir de aquí.

Observé mi alrededor en busca de una salida.

¡Bingo!

Las escaleras eran mi salida. Sin pensarlo mucho, bajé como si mi vida dependiera justamente de ellas. Justin no pareció seguirme o quizá mi mente estaba tan mal que ni siquiera lo escuchaba.

Abrí la puerta que daba al exterior. La noche me asustaba. Todo tan silencioso y calmado.

Me paré en medio de la carretera mirando a ambos lados. Nada. Me senté justo ahí y mis rodillas al igual que mis palmas sangraron poco a poco.

- Ya no me queda nada por lo que luchar - me hizo creer mi mente

La luz de un coche me alumbró casi dejándome ciega. Me levanté del suelo y tapé mi vista intentando ver.

El automóvil plateado venía a toda velocidad en mi dirección. La persona que lo conducía no pareció haberse percatado que yo estaba ahí. Y el hecho de traer ropas oscuras no ayudaba en mucho.

Todo pasó demasiado rápido.

El conductor trató de maniobrar con el volante en los segundos que me vió pero fue demasiado tarde. Yo ya había tomado la decisión de dejar a mi cuerpo caer sobre el auto.

Un dolor fuerte en todo mi cuerpo se hizo presente y mi mente dejó de funcionar. Lo único que quedaba era que mis párpados se cerraran pero no lo hicieron hasta ver a Luke y Justin abrazados, ambos mientras lloraban.

Por primera vez los había visto así de unidos.

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