Susanoo despertó de un salto de la cama, estaba sudando frío y su corazón estaba a máxima velocidad. Sentía que alguien estaba en la habitación aparte de él, rápidamente sacó una daga que había guardado debajo de la almohada la noche anterior y se levantó con gran agilidad, recorrió toda la habitación con la mirada, entonces cuando volteó a la ventana y vio una niebla negra traspasarla, fue muy raro, pero lo tomó de alto, humo negro en un valle de fuego... era de lo más común.
Después de calmarse de su pesadilla Susanoo decidió ir a tomar un baño en el Onsen (aguas termales) que se encontraba afuera del área de vivienda del castillo de Izanami. La temperatura era perfecta así que no dudó en entrar. Estaba sumergido hasta el cuello, totalmente relajado, era un Onsen privado así que nadie le iba a molestar. El vapor le ayudaba a mantener su mente en blanco.
Al salir del Onsen se sentía totalmente revitalizado, sus músculos estaban totalmente relajados. Como era de su costumbre se estiró después de vestirse para asegurarse que tuviera pleno movimiento. Su Kimono era para situaciones formales, llevaba un yukata rojo con un haori cían, el hakama que usaba era blanco y sus tabi contrastaban con su color negro, un Kusazuri negro de tela envolvía su cintura de manera decorativa debajo de su kaku-obi blanco y unos guantes Teko negro con los dedos expuestos.
Al terminar de prepararse fue al comedor para reunirse con su madre. Ella estaba comiendo un filete de res con arroz y té. Mientras tanto Susanoo se sentó frente a Izanami a esperar la comida.
—Ohayo gozaimasu. —dijo al sentarse frente la mesa.
—Ohayo Susanoo-kun. —Me respondió mi madre.
Los sirvientes prepararon arroz blanco, sopa miso, verduras hervidas, salmón y sirvieron una taza de té verde. —Itadakimasu. —dijo al levantar el tazón con sopa, deseándole buen provecho a su madre.
Durante el desayuno Susanoo puso al día a su madre sobre lo que pasaba en el Takama-ga-Hara, la situación familiar y demás cosas. —Me alegra que te tomaras la molestia de visitar a tu vieja madre. —comentó Izanami.
—Oka-san, claro que te visitaría, todas las veces que pueda. Lamentablemente Amateratsu-san y Tsukutomi-chan no pudieron venir conmigo.
—Yo creo que tu padre no quiere permitir que sus hijas vean en lo que su madre se ha convertido, no quiere que sigan mis pasos.
Susanoo se quedó en silencio, no sabía que palabras utilizar para responderle a su madre
—¡¡Vaya!! —exclamó— Nos tomamos mucho tiempo charlando, vamos a llegar tarde a nuestra cita, el carruaje nos espera afuera. —dijo mientras tomaba el último sorbo de té.
Tomó sus espadas (como era de costumbre) y bajaron las escaleras hasta llegar al carruaje que era conducido por el esqueleto de un buey, para luego partir hacia la "Fosa Muerta", el lugar donde el inframundo de todas las regiones se juntan, era un terreno neutral y perfecto para charlar (tampoco es que el mundo de los muertos tuviera mucho para entretenerse). El viaje fue largo y aburrido, así que Susanoo se entretuvo con una moneda de oro. hasta que al fin llegaron al frente de un Izakaya (bar) de piedra.
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El Último dios
FantasyDesde su nacimiento Susanoo no fue aceptado por su padre y su difunta madre no estuvo ahí para él. Lo que hará que busque ganarse el respeto de su padre y los demás dioses, demostrará con todo lo posible que él no es solo una bestia para matar. Pero...