XI

25 2 0
                                    

Junio, 2011

Los nudillos ensangrentados ardían, no podía mantenerse un poco más ni recibir otro golpe o caería desmayado, se llevó la sorpresa de un golpe en el abdomen. Cerró sus ojos, estaba muy débil su cuerpo y tembloroso, se encogió en el suelo hasta que pudo caminar a casa. Quería curar sus golpes, pero solo se durmió en un sofá, no podía con el dolor.

Sentía algo frío en su rostro, hasta que un ardor se esparció, se sentó rápido entre quejidos y era Beck quien estaba sanando aquellas heridas, él sonrió al verlo.

— ¿Cómo te sientes? —preguntó aliviado.

— Bien, eso creo... —exhausto miró alrededor.

— Estaba preocupado, el vecino es doctor... lo llamé, dijo que solo era cansancio, no golpes fuertes.

Archie sonrió adolorido, le gustaba que se preocupara por él, pero seguramente no sabía lo de Noah.

El día era muy frío, había ido a la casa de Noah para golpearlo, no iba a permitir que engañara e hiriera a Beck una y otra vez; llamó a la puerta, una mujer apareció frente a él, Noah llegó después y se sorprendió al encontrarse con Archie.

Archie le proporcionó un puñetazo en la mejilla, Noah se quejó al caer al suelo y lo sacó a la calle tomándolo por sorpresa, golpeó su abdomen muchas veces y Archie se hirió al momento de caer el suelo. Cuando el impulso se apoderó de él atacó el rostro de Noah con puñetazos y un golpe en el abdomen con la rodilla.

El último golpe que presenció Archie fue en el abdomen.

Noah se había ido.

Julio, 2011

Archie estaba sentado en un sofá, sintió que algo se apoyaba en su pierna y para su sorpresa se encontró el rostro de Beck sobre ella.

Estaba borracho, se había dormido, Archie lo notó por su lenta respiración y acarició su cabello.

Su rostro era delgado, el cabello corto un poco rizado sentaba bien en él, tenía una fina y pequeña nariz y sus labios eran delgados y teñidos de un rojo pálido. Un suspiro emitió al ver su belleza, sabiendo de que nunca podría tener a alguien como él y que nunca funcionaría una relación si Beck estaba enamorado de otra persona.

Las lágrimas corrieron por su rostro, quería evitar llorar pero era imposible, por suerte Beck estaba dormido.

Agosto, 2011

— ¿Te vas? –su voz era triste.

— Creo que sí... Fue lindo pasar contigo. –sonrió como si no doliera la despedida.

Volvió a verlo con una enorme sonrisa mientras Beck con un rostro triste y desolado se quedaba. Archie quería regresar, quería dejar de hacer sufrir a su amado, lo necesitaba pero necesitaba más alejarse.

***

Algunas cosas todavía se conservaban y otras se añoraban en la casa que había crecido. Entró a la habitación que compartió con su hermana por años, luego ella se fue a vivir con Gerald.

Tenía muchos recuerdos, las veces que había llorado en esa misma habitación por Steve, las fotografías de papá Dave y en familia. Esa casa que nadie quería estaba a su mando, fue lo único que dejó su madre por una muerte causada por alcoholismo.

Se estaba anudando la corbata y miró el espejo, su expresión era demasiado seria. El funeral era vacío, miró a su madre por última vez y no soltó ni una lágrima, solo se despidió de ella; miró las flores que caían sobre su ataúd que era llevado bajo muchos metros.

Kendall lloraba mucho, Gerald estaba con ella y Archie llegó donde ellos, él abrazó a Kendall, Gerald le miró serio haciéndose a un lado. Besó su frente mientras la mantenía entre sus brazos. 

Septiembre,  2011

Iba de camino a casa, tenía que pasar un parque en todo ese trayecto, un pequeño se atravesó en su camino quien exaltado se detuvo. Una voz conocida llamó al pequeño, "Steve" era el nombre del infante. 

Y era Travis quien lo llamaba. 

Archie miró a un lado, Travis se aproximaba. Pasó al lado del pequeño y cuando escuchó su nombre, se maldijo a sí mismo. 

  — ¿Archie? — preguntó como si no lo pudiera creer 

—  Hola, Travis. — se dio la vuelta 

—  Tanto tiempo, casi no has cambiado

—  Pues eso creo, ¿Es tu hermanito?  

—  Es mi hijo, se llama Steve por mi mejor amigo...

—  Vaya, qué sorprendente. Suerte con tu hijo, Travis. 

Siguió su camino sin más que decir, ellos aparte de conocidos no eran nada. 

Steve, ese nombre seguía sonando en su cabeza como una melodía pegajosa, aparte de añoranza no sentía esa misma obsesión por su primer amor. 

Diciembre, 2011

Llevaba flores en su mano, caminaba lento e iba presentable, el frío no iba a permitir detenerse e incluso estaba abrigado para no coger un resfrío. Cuando llegó a su destino un suspiro exhaló, se arrodilló frente a la lápida de su amado, su nombre estaba impregnado, acarició aquellas letras como si pudiera sentir su tacto. 

—Han sido cuatro años desde tu muerte y fue difícil para mí buscar a otra persona, cuando lo hice me sentía feliz porque me trataba bien, como tú siempre quisiste. No se pudo continuar lastimosamente,  y ahora estoy enamorado de alguien más... que nunca estará conmigo. Tuve suerte de ser maltratado por la persona que amo. — de sus ojos afloraron lágrimas, se limpió con el dorso de la mano—. Te amo y te extraño, Steve. 

Las flores estaban frente a su lápida, se dio la vuelta y caminó a casa. 

***

Durante el camino decidió beber un café, el que estaba cerca de la librería. Había pasado un buen tiempo desde que no estaba ahí, pero esa cafetería lo había hecho viajar en el tiempo, en la misma mesa. Pidió un café, esta vez no estaba fumando. 

Vio un rostro conocido que trató de ignorar, cuando de pronto estaba frente a él. 

  —  Te mudaste, cuánto tiempo. —exclamó con una sonrisa

 — Pues volví.  —aclaró cortante

  — Ya pasó un tiempo, no te sientas incomodo. Además, estoy casado. — mostró su anillo. 

— Lo sé... felicidades. — dijo con desanimo. 

—  Aunque por ti puedo quitarme este anillo y estar contigo. —guiñó su ojo. 

— Idiota... 

Ambos rieron. 

Hablaron sobre la vida de Elliot, lo que había hecho, cómo iba su matrimonio e incluso preguntó por su madre. Él le dijo que todo iba bien, que su esposa era una linda chica aunque a veces le gustaban más los hombres y que no lo había olvidado, también recalcó lo triste que se había sentido cuando Archie no estaba. 

Bebieron el café, Elliot dijo que lo llevaría a casa y Archie negó diciendo que no era necesario, él hizo caso omiso de sus palabras. 

  — Tal vez volvemos a vernos alguna vez. 

—  ¿Alguna vez? Lo dices como si fuera lejano. 

Arhie le mostró una sonrisa débil.  

Las manos de Elliot tomaron las mejillas ajenas, se apoderó de sus labios por unos segundos y Archie suspiró luego de ese apasionado y arrebatado beso. Elliot sonrió, Archie estaba incomodo y entró a casa luego de despedirse. 


ArchieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora