Un año había pasado exactamente, en la casa de sus padres solo había desolación mientras vivía siendo un reprimido, desesperado por haberse alejado de todas las personas que realmente amaba y todos los recuerdos que había atesorado. Estaba sufriendo la depresión más grande que nunca había creído, sentía la desgracia como hiel en sus recuerdos.
Se estaba destrozando con su memoria, sentía que no debía haber nacido ni haber tenido el privilegio de conocer a personas grandiosas, además no quería hacer una nueva vida, hasta que un día por la calle encontró a una pequeña pidiendo limosnas.
Ella se llamaba Mariel, Archie le compró comida para que se sustentara, ella empezó a hablar con él, le agradeció por la comida que no había probado siquiera una vez. Él sintió un dolor en su pecho al saber aquella atrocidad.
Todos los días iba a dejar comida y a charlar con la chica a la que muchos le hacían mala cara y otros se compadecían, ella hablaba de lo que había visto durante el día y también le decía que nadie llegaba a hablar con ella a excepción de él.
Archie se encariñó con la pequeña, en todos esos meses. Ella tenía quince años, iba a cumplir los dieciséis y una semana antes él le dijo que iban a salir juntos, ella quien no tenía datos aparte de su nombre la adoptó. Le mostró los papeles de adopción, ella lloró de felicidad pues pensaba que iba a morir huérfana, pero desde ese día era Mariel Jones.
Archie le contó todo sobre su vida, esta vez fue ella quien se sintió triste por él, pero lo único que pudo hacer es entregarle sus agradecimientos, sonrisas y compañía como hija.
Mariel estaba cumpliendo años y Archie estaba de lo más emocionado, había comprado un pastel, globos y decoración, también regalos.
Llamaron a la puerta, pensó que era Mariel quien acababa de llegar de las clases a las que se había inscrito, ella tenía el don de hacer pinturas preciosas pero se estaba especializando. Cuando abrió la puerta sintió que su corazón iba a pararse, esa era la mayor sorpresa que había recibido, Beck estaba frente a él.
Mariel salió tras Beck, quien gritó "sorpresa", ambos sonrieron.
Archie lo abrazó luego de unos segundos, esta vez los dos lloraron.
Luego disfrutaron de la fiesta de Mariel quien confesó que fue fácil contactar a Beck, encontró el número de teléfono en la agenda de Archie.
Hablaron de cómo Mariel había llegado a ser su hija, Beck estaba encantado y sorprendido con la idea y le dijo que estaba dispuesto a estar con ellos, como una familia, porque no soportaba estar lejos. Desde esa noche tres personas en el mundo eran las más felices de todas.
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Archie
Non-FictionUn chico que a los seis años descubrió su gusto por las muñecas, los vestidos, maquillaje y más cosas femeninas; su padre apoya a su hijo en sus gustos, en cambio su madre lo golpea por hacer tales cosas. Su hermana mayor lo apoya también e incluso...