XII

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Esta vez no habían maltratos, abusos de cocaína, ni violaciones; no había madres que velaban por el futuro de sus hijos, esta vez no había amor no correspondido, muertes de seres queridos.

Esta vez había felicidad.

Los ojos estaban abiertos, imaginando un mundo ficticio en el que estaba con el amor de su vida, en un jardín con muchos árboles, flores con ricos aromas, sin zapatos sino que solo sintiendo la humedad de la tierra en los pies. Tomado de las manos con su amado ambos empezaron a bailar su canción favorita, todo era lento y a veces desenfrenado pero principalmente divertido.

Un beso recibió por parte de los labios cálidos de su amado, una sonrisa impresa en los labios tenía y observó los ojos que siempre había deseado tener así de cerca.

Esta vez no iba a alejarse de él, estaba en su sano juicio, estaba enamorado.

Los años habían pasado, no se sentía tan lejano el tiempo, pero se sentía la experiencia en los recuerdos, cayendo a la cuenta de que lo que estaba viviendo en su sueño era felicidad aunque solo era imaginación mientras miraba el techo de su habitación. Una mano suave sujetó la de él, una caricia recibió junto con un beso.

El amor de su vida que estaba en sueños estaba a su lado, dándole un poquito de felicidad o como él lo llamaba mi pedacito de felicidad.   

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