Pasé el peor fin de semana de toda mi existencia, no pude dormir y me la pasé aterrada. Por todos lados veía esos temibles ojos negros cargados de furia y sentía esas manos alrededor de mi cuello. Lo peor de todo fue cubrir las marcas de sus dedos con maquillaje para que Evan no las notará, ya que se armaría un gran lío.Mi despertador no sonó y Evan no estaba así que me desperté muy tarde, apenas voy corriendo por los pasillos de la escuela para llegar a clases. La campana ya había sonado y la primera clase del día es anatomía.
Mierda, debes conseguir un buen compañero de asiento, eres pésima en esto.
Paro mi carrera sin rumbo y trato de recordar en cuál de las aulas es la de la clase. Aún no me ubico en el lugar, apenas llevo unas semanas aquí y nadie más que el equipo me habla, no he salido de mi maldito departamento y no conozco un carajo del pueblo. Camino hasta el otro lado del plantel y toco la puerta del salón, ya tenía diez minutos de retraso como de costumbre.
-Que no se repita el retraso y...- Bla, bla, bla, no presté más atención porque dirigí mi mirada a todos los asientos ocupados. Todos, hasta Sasha y Anik tienen compañeros, el único lugar disponible era al fondo, en la esquina contraria a la puerta.
-Mierda-. Susurro al ver que el asiento disponible era junto al chico de ojos miel, uno de los hermanos Donel.
¿Qué? ¿¡ME SONRIÓ!? ¿EL DESQUICIADO ME SONRIÓ A MI?
-¿Dijo algo señorita?- Pregunta la maestra regordeta.
-No.
-bueno, tome asiento-. Y así lo hago. Con mi pecho subiendo y bajando con irregularidad, mi corazón latiendo como si quisiera taladrar mi pecho y mis piernas como dos pequeñas gelatinas camino hasta el fondo de la clase con miedo de aquél chico, me da terror estar cerca de él, no por lo que había dicho Sasha, sino por el hecho de que no apartaba su penetrante vista de mí y por el ataque psicótico de su hermano. Escanea cada centímetro de mi cuerpo, y de ser otra persona ya le habría arrojado mi mochila en la cara, pero como es así, me da miedo.
Dejo mis libros en el escritorio y me siento temerosa junto a él, su cabello está perfectamente peinado hacia arriba con las puntas algo más claras, sus ojos no son tan temibles como los del otro chico, sus rasgos son bien delineados y masculinos, su nariz es un tanto ancha, y la piel perfectamente liza. Me dan ganas de golpearlo para quitarle un poco de perfección.
Tomo una de mis libretas y comienzo a dibujar, no me gusta la clase y no me dan ganas de prestar atención, y mucho menos hablar con mi escalofriante compañero de esta clase.
Al paso de unos minutos abre la boca, sí. Lo hace.
-¿Me prestas un lápiz?-. Habla con su voz ronca tan cerca de mi oído que al sentir su aliento mis bellos se ponen de punta y pego un brinco. Mi corazón vuelve a latir tan fuerte que me da miedo que él lo escuche. Giro mi cabeza para verlo y ahí está , mirándome fijamente.
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La Incursionista
VampireBaeva descubre oscuros, anormales y grandes secretos sobre su pueblo. Baeva tampoco es normal. ¿Como no lo habia notado antes? ¿Porqué la confundieron con una persona que vivió cientos de años antes de que ella naciera? Cosas terribles comienzan a...