9.- Tinker Bell |resubiendo|

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-¡Esto es inútil, me rindo!- Dije al momento en el que me limpiaba  rastro de sudor que corría por mi rostro

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-¡Esto es inútil, me rindo!- Dije al momento en el que me limpiaba  rastro de sudor que corría por mi rostro. Era imposible lo que estos chicos querían lograr conmigo, mi condición no era la adecuada para todo lo que ellos estában tratando de hacer.

-Puedes hacerlo, sólo debes concentrar toda tu energía en las manos, trata de hacerlo-. Comentó Mitch mientras se acercaba un poco a mi y se colocaba en el suelo con las piernas en posición de mariposa. me planté como un árbol y coloqué mis manos en mis caderas para darle el mensaje de que no lo haría más. -Solo hazlo.

Imité su postura y hago lo que he venido haciendo durante las semanas pasadas.

Inhalé fuertemente y relajé mis hombros al momento en el que concentro toda la calma que mi cuerpo puede, justo en el lugar indicado. Cierro mis ojos y repito la acción una vez más.

-¡Es inútil!- Quité mi postura y apreté mis ojos con fuerza por la desesperación. Me tire a la tierra húmeda y estire mis piernas.

Inhalo, exhalo. Inhalo, exhalo.

Siento como mi cuerpo se relaja y una oleada de calor invade mi pecho, por una extraña razón todo parece enmudecer, sólo escucho el sonido de los latidos de mi corazón y mi respiración danzante en constante movimiento.

Abrí ligeramente mis ojos y fui cegada por una resplandeciente luz. Cuando mi vista estába parcialmente acostumbrada a la luz, los terminé de abrir completamente sorprendiéndome de lleno.

-¿Cómo pasó esto?- Dije reteniendo todo el aire posible en mis pulmones.

-¡ESTO ES LO QUE QUERÍAMOS!- Gritaron Mitch y Noah al unísono, mientras Ethan estába petrificado al fondo de la escena. Con sus labios fuertemente apretados en una fina linea. Tenía los brazos a sus costados y las manos hechas puños. 

Mi cabello, pecho y manos resplandecian gracias a una luz interna que emana de ellos, no tenía idea de como es qué habia sucedido eso. Elevé mis manos hasta el frente de mi rostro y las observé mientras la luz tintineante seguía haciendo acto de presencia.

Ethan caminó conmocionado hasta estar justo a mi frente y me observó con un matiz de nostalgia.

Me levanté rápidamente del suelo y alice mi ropa mientras no dejaba de ver a los chicos y a mi cuerpo.

-Toma tu arco-. salí de mi trance y me aceleré a buscar mi arma. Una vez en mis manos hago lo que ellos vienen diciéndome desde el principio.

Los chicos sacaron de la camioneta un pequeño perro que se encuentra a un paso de la muerte y lo tienden en el suelo lejos de mi.

-Tienes que hacerlo ahora-. Dicen con tanta emoción que me pongo más nerviosa por realizarlo.

Me pongo en posición de lanzamiento y apunto directo al cuerpo del pequeño animal. Desde la última vez que lancé a algo vivo mi puntería ha mejorado mucho y cada vez va más al centro.

La Incursionista Donde viven las historias. Descúbrelo ahora