-¿Quiénes son?- Dejo caer la bandeja con brusquedad sobre la mesa. Cualquiera diría que tengo agallas para enfrentar a estos chicos, pero realmente estoy muriendo por dentro, estoy como una gelatina, pero debo dar respuestas a todas mis preguntas.
-La pregunta correcta sería ¿Qué haces aquí?- Suelta Ethan con hastío.
-Tú cállate-. Escupo y miro a Mitch. - Contesta.
-Tiene carácter, me agrada-. Dice el de ojos color ámbar.
-Es fea-. Suelta Ethan con brusquedad y Noah se ríe. Este chico esta picando entre mis entrañas y se ganará algo bueno. Se lo esta buscando.
-No pregunte eso, ¡No te he preguntado!
- Preguntaste en general a todos los que estamos aquí-. Se encoge de hombros restando importancia. Me fastidia su actitud, me fastidia su cara, me fastidia realmente todo de él.
Quería soltarle algo realmente hiriente, pero mi cerebro no carburó bien las cosas antes de que mi boca escupiera algo estupido. Asi era yo, pendeja y sin filtros.-¡Pedazo de excremento!
Realmente no sé por que estou aquí parada discutiendo con un imbécil que no sabe mantener su nariz fuera de donde no le llaman. Mis nervios brincan tanto que casi se pueden ver jugando sobre mi piel como pequeños bichos raros. Mi fastido se comienza a acumular en grandes cantidades. Mientras parezco cada vez mas orrotada la sonrisa del chico pelinegro crece con superioridad.
De la nada una gran mano aprisiona mi antebrazo y me jala con fuerza haciéndome caer de culo contra la silla.
El dolor me recorre desde la columna hasta la parte superior de mi cabeza. Si me creía con pocos atributos antes, ahora estaba conpletamente planda de atrás.
-¡¿A qué viene eso?!- gruño al chico rubio de mirada cristalina.-No armes tanto lío, todos te observan-. Comenta Mitch, el más sesato de los tres hermanos. Miro al rededor y todos me miran expectantes, observo como algunos murmuran cosas y como otros no disimulan su sorpresa.
Genial, ahora para todos en esta cafetería quedaría como la cuarta maniática, solo esperaba que en esta ocasión eligieran una buena apodo, y para mi algo perfecto sería algo así como; Domadora de idiotas. ¡Claro! ¡Esa es perfecta! Ya que estoy aquí sentada con ellos. Ahora.
-Bien, pero quiero hablar-. Digo mientras introduzco un trozo de patata a mi boca-. Respuestas, más bien quiero eso.
Todos intercambian miradas misteriosas rápidamente y me dedican una realmente aterradora, que me deja con la mano suspendida frente a mi rostro, sin terminar de llevar esa papa a mi boca. Antes de añadir a la conversación; -¿Qué quieres en concreto?
-Principalmente conocerlos.
Entre más me relacionaba con estos chicos, mas aumentaba mi temor de enterarme de algo que pueda cambiar la forma en la que pienso y en la que vivo, sé que detrás de ellos hay algo que está mal, pero eso es lo me más me incita a conocerlos. Lo que más me atrae. Mi estupida curiosidad metiendome en líos desde siempre.
-Eso es obvio, todos quieren conocernos-. Responde Ethan con arrogancia. - ¿Por qué tú serías la excepción?
Revoleo los ojos, no entiendo como puede ser tan engreído sabiendo que no me agrada. Porque tiene el conocimiento ¿No? Más que ello, es que este chico en principal me intriga. Se comporta extremadamente normal en estos momentos, cuando antes había estado como un chico con psicótico.
-Cállate rarito.
-Me gustaría cortar esa lengua loca tuya- Escupe como si no le importara soltar aquellas palabras al aire -. O arrancarme los oídos antes de seguir escuchandote.
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La Incursionista
VampireBaeva descubre oscuros, anormales y grandes secretos sobre su pueblo. Baeva tampoco es normal. ¿Como no lo habia notado antes? ¿Porqué la confundieron con una persona que vivió cientos de años antes de que ella naciera? Cosas terribles comienzan a...