6.- Entrenar.|resubiendo|

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¿Qué? ¿Había entendido bien? porque creo que así fue y quiere que golpee su lindo rostro, no todos los días un chico extremadamente sexy te invita a golpearlo, y siendo así debería aprovechar esta oportunidad ¿No? Quizá después me sienta mejor por ello.

-¿Qué? Déjame ver si entendí bien.-Repasé sus palabras una por una en mi cabeza, queria estar segura antes de cometer tal acto.- ¿Te picó algún tipo de animal extraño?

-Solo hazlo-. Dijo mientras ponia los ojos en blanco con fastidio. Y se acercaba a mí con intención de provocarme.

El momento en el que iba a propiciarle un puñetazo directo al rostro desapareció. Mi puño solo logró cortar el denso aire que habia quedado en el lugar del chico.  Éste se movió ágilmente hasta el otro extremo del claro, casi como si estuviera teletrasportandose. Mis ojos se abrieron con sorpresa y un gruñido salió sin permiso de mis labios. La garganta se me secó al instante. Paso saliva con brusquedad y miro en su dirección.

Corro en su búsqueda a toda prisa para intentar atacarlo nuevamente pero vuelve a suceder todo tan rápido, en un parpadeo Él ya estába detrás de mí tocando mi hombro con su dedo indice.

-Que lenta.-Una sonrisa lobuna y divertida se formó en su rostro, no lohraba entender como podia moverse así. Mi entrecejo se juntó con inquietud.

-¡Eso es trampa!- Grité frustrada.

-¡Puedes hacerlo mejor!- Gritó ahora en la otra punta de mi cuadro de visión con esa sonrisa burlona en su rostro. En este momento sí que habían aumentado mis ganas de estrellar mi puño en su nariz.

Ante mi espectáculo de correr de aquí a allá los otros Donel solo reían mirando la escena. Tras repetir esto por unos minutos más  Mitch gritó; -¡Noah! ¡con eso es suficiente, pronto escupirá uno de sus pulmónes!

Y efectivamente si no dejaba de correr en este preciso momento seguramente tendría que venir una ambulancia por mi. 

-¡Por fin!- Grito cansada. No soportaba el ardor de mis piernas, la falta de aire y el sudor descendiente por mi cuerpo.

Noah se paró junto a mí, su semblante estába totalmente relajado. No parecía haberle afectado en absoluto el ejercicio de hace unos instantes, a comparación de mi, que estaba hecha una bola de cabello despeinado y sudor.

-Si que hueles mal-. Sueltó Ethan con su magnifico genio. Tenia una mirada distante y frivola, sus ojos transmitian recelo y odio al mundo, o quizá directamente a mí.

-Quien huele mal aquí eres tú-. Bufó. El chico con perfectas canicas negras como globos oculares acercó su rostro hasta a mí y olfateó como un canino el semicirculo que formaba mis hombros y mi cuello. Tensé mi cuerpo al instante gracias a su cercanía, logré percibir por el rabillo del ojo como arrugaba su nariz de una manera particularmente graciosa y la tapa al momento que se alejaba de mi. 

-No, efectivamente si eres tú-. Gruñó de una manera graciosa y sinica a la vez. No sabía si su gesto era en plan "Siganme la corriente" o "cortenme las pelotas de una vez" pero decidí hacer lo que mejor me salía.

-Cállate la boca-. Respondí con el mismo tono que usó él. Juguetona pero agresiva.

-Tranquilizate pequeño Gremlin.-Mofó con una sonrisa.

(...)

Los chicos me colocaron al centro de sus miradas y me examinaron completa, algo que realmente me ponía descomunalmente nerviosa e incomoda. 

Sus miradas oscilan entre conformidad y desaprobación, esto en cambios realmente constantes.  

-Efectivamente necesita practicar-. Comentó Mitch-. Está muy delgada y debílucha-. Eso realmente hirió mi ego ¿Yo debílucha? ¿Que trataba de decir?

La Incursionista Donde viven las historias. Descúbrelo ahora