El lago

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Un año, seis meses y catorce días, era lo que estaba escrito en la última página de la libreta de Lee Min Hyuk, podía escribir también las horas pero eso ya serían demasiadas cuentas que sacar y nunca fue bueno con las matemáticas, aunque a la hora de contar dinero sí sabía bastante bien. Ya en esa pequeña libreta no tenía por qué seguir anotando el tiempo que pasaba en ese "agujero del demonio" como él lo llamaba, pues ese nuevo día en el que abría una vez más los ojos saldría de allí. Volvería a hacer lo que quisiera, volvería a ver el sol por las mañanas más que sólo cinco líneas luminosas dibujadas en el suelo, comería bien y dormiría en una cama más cómoda. A pesar de que cada día que pasó en esa deprimente cárcel fue como un infierno para él, logró adaptarse y a sobrevivir y fue su buen comportamiento lo que hizo que redujeran su pena de los tres años que habían estipulado.

Como todas las mañanas, el guardia pasaba por delante de las celdas despertando a los reclusos al pasar su rolo por las rejas, causando así un ruido tan efectivo como un despertador. O más. Todos debían levantarse para asearse antes de ir al comedor a tomar el desayuno y sería la última comida que Min Hyuk comería allí por lo que ese día la disfruto como nunca.

-Qué suerte tienes que ya saldrás de éste hueco – le dijo a Min Hyuk su compañero de celda.

-Si eso quieren deben portarse bien – aseguró Min Hyuk con un trozo de salchicha clavada en su tenedor que luego llevó a su boca.

-¿Y qué harás cuando salgas?

-Pues primero iré a mi departamento y me echaré una buena siesta en mi cama, luego no sé, continuaré con mi vida, a como era antes de que me metieran preso.

-¿Seguirás siendo un delincuente? ¿Qué no aprendiste nada aquí?

Min Hyuk se encogió de hombros quitándole importancia, si tenía que seguir robando para tener dinero, lo haría, eso sí, tendría más cuidado la próxima vez que se metiera en una casa a robar y asegurarse que no fuera la residencia de un policía que tiene a un furioso doberman por mascota, si no fuese porque corrió como alma que lleva el diablo y se encerró en un baño seguramente el perro se lo hubiese comido como bocadillo nocturno.

Al terminar el desayuno, Min Hyuk estaba a un paso más de salir, sólo debían firmar su salida y mientras esperaba se le fueron entregadas las cosas que traía el día que lo atraparon. Su ropa, sus llaves, teléfono y su preciada chaqueta de cuero que nunca soltaba, en cuanto se la puso de nuevo volvió a sentirse él mismo. Con todo listo, pudo irse por fin, comenzaba el otoño y el día estaba hermoso por lo que decidió caminar hasta su casa para así disfrutar de lo que fue privado por año y medio. Aún le costaba creer que ya era libre y veía todo a su alrededor con nostalgia como si hubiese estado en un país lejano y regresaba al que es su hogar. Se detuvo en un parque muy tranquilo, con tan sólo unas cuantas personas paseando a pie o en bicicleta y se acostó en una banca, inhalando el aire fresco mientras escuchaba el follaje de los árboles moverse con el viento. Todo era tan perfecto hasta que escuchó el ladrar de un perro y casi se le sale el corazón. Desde aquel encuentro con el doberman había quedado paranoico y cuando vio acercarse al animal que era paseado por su dueño, prefirió irse aunque no le fuera a hacer daño.

Min Hyuk siguió su camino hacia el edificio donde habitaba, ya había pasado más de un año y aún a la puerta de entrada le fallaba la cerradura, así entraría cualquiera. Subió hasta el segundo piso donde está su apartamento y abrió la puerta pero lo que vio lo dejó confundido.

-¿Qué rayos le ocurrió a mi departamento?

Todo estaba cambiado, los muebles, la alfombra en el suelo que no tenía y hasta las paredes pasaron de un color gris claro a uno color melón desagradable a su vista. Entró y miró todo a su alrededor, habían portarretratos de gente que no conocía y adornos en las mesas que no eran suyos. Escuchó un ruido provenir del cuarto y se acercó a éste, lentamente abrió la puerta y se sorprendió al ver a la chica con tan sólo un paño envuelto en su cuerpo que gritó asustada al ver a ese desconocido en la puerta de la habitación. La joven comenzó a lanzarle todo lo que tenía a la mano y Min Hyuk retrocedía mientras se protegía con sus brazos.

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