CAPÍTULO 5

4K 343 181
                                    

Al día siguiente mi madre llamó a la enfermera —porqué le acabé contando lo que sucedió— y se inventó una excusa para no tener que pasar la revisión. Creo que le dijo que me hice un tatuaje sin su permiso o algo parecido. Dudo que la enfermera se lo creyera, pero se ve que estaba ya cansada de las excusas porqué no discutió.

Los siguientes cuatro días fueron bastante normales, que era más de lo que podría esperar. Sólo volví a soñar una vez más, el miércoles, pero fue el mismo sueño que la noche del lunes, cuándo me desmayé en el baño. Decidí que no era más que un estúpido sueño, por lo que no le di más vueltas, ni me preocupé por analizarlo.

Aunque me alegré por soñar con esa chica, era cómo mi amiga imaginaria. No me juzguéis, esta semana me drogaron en una enfermería, me desmayé dos veces y parecía que iba a evolucionar a Super Saiyan en el baño... tener una amiga en mis sueños no era para tanto.

Las cosas en el instituto tampoco fueron tan mal. Las clases eran aburridas, nos fusilaban a deberes y los profesores a la mínima aprovechaban para reírse de nosotros bajo el pretexto "sólo era una broma, soy un profesor guay". Pero así es el instituto desde el principio de los tiempos.

Brad, pese a no hacerme nada, cuando cruzábamos una mirada aún veía en él un pequeño instinto asesino. Parecía una bomba de relojería dispuesta a saltar en cualquier momento. Yo sólo deseaba que hubieran testigos cuándo explotara... No vi demasiadas veces a Amberly, sólo compartíamos una clase y no nos sentábamos muy cerca el uno del otro, aunque si que me sonreía cuándo nos cruzábamos por los pasillos.

No era nada propio de mí, pero decidí no contarle a Peter lo ocurrido, al menos de momento. Ni yo sabía que estaba pasando, y cómo estaba teniendo unos días de inesperada tranquilidad, no lo vi necesario.

Aquellas líneas seguían en mi espalda, pero al menos no estaban más adentradas que cuándo me desperté en la enfermería. Por el dolor que sentí el otro día, pensaba que lo más probable es que hubieran llegado hasta los pulmones, pero no fue así.

Le pregunté a mi madre por lo que hice de pequeño que pudo asustar tanto a mi padre cómo para que se marchara, pero no me contestó. El caso es que al preguntárselo notaba que una sensación de tristeza la inundaba. Seguramente se acordaría de mi padre, de lo duro que fue perderlo y lo difícil que fue esa época para ella, cosa que me hacía sentir bastante mal.

Si lo único raro en mí eran esas líneas, podía vivir con ellas —que por cierto, cómo tatuaje son la leche—. No necesitaba indagar en mi "oscuro pasado", aunque seguía muerto de curiosidad. Decidí que se lo preguntaría en otra ocasión.

En el fondo, después de lo sucedido, una parte de mí sabía que no se quedaría ahí la cosa, pero la ignoré.

***

Estábamos a viernes y yo volvía del instituto con Peter. Él es un chico de pelo moreno oscuro, un poco largo, con flequillo hacia un lado. Es de ojos verdes azulados y en cuanto a estatura es casi igual de alto que yo.

El caso es que era viernes, y cómo era de esperar, ninguno le había mencionado nada de la fiesta a nuestros padres.

-Solo digo que cuanto más esperemos peor será, la clave es decir "por favor déjame" hasta que se harten y te dejen. Hemos esperado demasiado -dijo él mientras nos acercábamos a nuestra calle.

-No sé. Está el tema de los secuestros. Dudo que nos dejaran ir de todas formas... -contesté mirando hacia abajo, mientras caminaba pensativo.

-¡Ya sé qué podemos decirles para que nos dejen ir! -exclamó él, levantando su dedo índice. Solo le faltaba una bombilla encendida sobre la cabeza.

Las Crónicas Del Fénix Donde viven las historias. Descúbrelo ahora