Los minutos se me antojaban horas. Juraría que la varilla de los segundos iba a cámara lenta. Ni siquiera pude hablar demasiado con Peter, ya que había encontrado sitio a tres asientos detrás de mí. Brad, por suerte, estaba a la otra punta, al fondo de la clase, rodeado por los supuestos "guays".
Las primeras tres horas fueron un infierno. Seguro que me entendéis. Casi lo único en lo que puedes pensar esos instantes del primer día es en cuánto falta para que sea verano de nuevo. Bueno, al menos ese es mi caso.
Pareció... no... fue una eternidad, pero el timbre marcó por fin el final de la tercera hora. Peter y yo intercambiamos unas miradas que venían a decir «Venga, recoge y vamos». Mi mirada también decía eso, pero además añadía «...antes de que Brad se acuerde de nosotros».
Ambos cogimos las mochilas y nos dirigimos a la puerta.
—Aún me cuesta creer que por fin ha tocado el timbre, se me ha hecho infinito —dijo Peter, añadiendo un suspiro, mientras recorríamos el pasillo.
—¿Verdad? Deberían poner un "Toque de Queda" al instituto —dije añadiendo una carcajada, el también se rió.
Justo en ese instante sentí una mano agarrándome por el hombro. Empecé a rezar a los dioses de varias mitologías en unos segundos, mientras me daba la vuelta lentamente. No sé si ella también lo notó, pero puse una mueca de alivio poco disimulada.
—No te preocupes, no soy Brad —dijo reprimiendo una risita, pero estaba sonriendo.
Era... la verdad es que en ese momento no me sabía su nombre. La conocía de verla por ahí, ya que compartíamos algunas clases, pero hasta ahora nunca habíamos hablado. Era una chica pelirroja, con el pelo largo y rizado. Tenía los ojos azules intensos y su expresión estándar era una bonita sonrisa. Iba con unos pantalones vaqueros cortos y una camiseta de tirantes blanca. No lo había pensado hasta ahora, pero la verdad es que me parecía muy guapa.
—Ehh... ya, sí que pensé que... que eras Brad —me sorprendí a mí mismo. ¿Porqué me estaba trabando tanto? No era la primera vez que hablaba con una chica. Aunque he de admitir que su mirada me ponía nervioso, tiene una de esas sonrisas que notas que son sinceras, aunque no la conozcas de nada.
—Soy Amberly, vamos juntos a español, ¿sabes? —me leyó la mente al decirme su nombre, quedaría bastante mal no saberlo...
—Eh, sí, lo sé. Perdona, me has sorprendido un poco, pensaba que...
—¿Que era Brad? —preguntó con una sonrisa, arqueando una ceja.
—Sí
—Supongo que es verdad que te estará buscando, después de lo de ayer... —dijo adaptando una expresión más seria, pero todavía amigable.
—¿Sabes lo que ocurrió? —me sorprendí. Es verdad que había mucha gente en la feria, pero con todo el alboroto, sólo fueron veinte o veinticinco los que se dieron cuenta de la pelea.
—Todo el mundo lo sabe. Fue bastante bruto.
Me enfadé un poco al escuchar eso. No me gustaba que me tomaran por un bruto, porqué justamente yo suelo ser la víctima. El único bruto era Brad y la otra noche fue la primera vez que me atreví a defenderme. Fue por eso que me irrité bastante.
—Brad es el que lleva años molestándome, a mí y a Peter. Y ahora todos me rebajarán a su nivel por plantarle cara una sola vez en dos años —estaba sonando tranquilo, pero firme.
—Yo... lo sé. Me refería a Brad. El fue el que te empujó y luego golpeó a tu amigo —dijo mirando a Peter—. Sé lo que pasó, Brian.
Me sentí cómo un idiota. La había tomado con ella en vano, aunque no podéis negar que lo que dijo estaba abierto a interpretaciones. Me di cuenta que Peter parecía mantenerse al margen de la conversación, aunque se ve que le molestó el hecho de que Amberly no supiera su nombre.
—Seré idiota... —murmuré para mí mismo, aunque ella pareció leerme los labios porque reprimió una risita y desvío la mirada hacia abajo un segundo—. Lo siento, el estrés del primer día supongo.
Ella se limitó a sonreír.
—Bueno, te he parado para... es decir... este fin de semana doy una fiesta. Ya sabes, la casa está sola y... —parecía algo avergonzada justo en este momento—. No es algo que haya hecho antes pero estoy segura que saldrá bien, siempre y cuándo no me deje ni una mota de polvo al acabar, claro. Creo que valdrá la pena.
Yo me quedé mirándola, sin decir nada, aún no entendía porqué me decía todo esto.
—Bueno, quería que supieras que... estás invitado. Este fin de semana —dijo mientras sacaba una hoja y un boli—. Está... es... mi... dirección —dijo con la tapa del boli en la boca mientras apuntaba algo en la hoja, su dirección obviamente.
Me dio el papel y yo lo cogí, aún confuso. Por una parte estaba emocionado, pero por otra no podía olvidar lo que pasó la última vez que recibí una invitación similar. Miré a Peter, que parecía bastante incómodo por estar tan apartado de la conversación. Amberly pareció leerme la mente de nuevo, incluso me asustaba un poco.
—Tu también estás invitado...
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Las Crónicas Del Fénix
FantasyBrian es un adolescente normal y corriente, o al menos lo era antes de que comenzaran aquellos cambios. ¿Era siquiera posible lo que le estaba pasando? Ni él mismo lo sabía. Pero lo que trajo consigo su don fueron muchas consecuencias y responsabi...