Capítulo 7.

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Hola, quise publicar capítulo doble para que pudiesen conocer un poco más a los personajes.
Espero y les esté gustando la trama.
Desearía ver más comentarios, no jn simple "Sigue"... Quizá un " Oye, me gusta tu historia porque los protagonistas son cool" o algo así... Se admiten criticas constructivas :3

Les dejo el capítulo, gracias:3

Aníbal.

En la salida, Alejandrina me pide que la acompañe hasta su hogar y obviamente acepté encantado. El día pintaba ser de lo más radiante, un nuevo trabajo y ella a mi lado. En un inicio el silencio nos dominaba, pero decidí romper el hielo.

― ¿Has estado bien?

―Siempre te preocupas tanto por mí, eres un gran amigo.

"Amigo", sólo eso. Nunca podría progresar más con ella, sólo era el chico que estaba allí para apoyarla en todos sus males.

―Siempre estaré a tu lado y bien lo sabes, eres mi todo― respondo.

―Tengo un secreto que contarte, pero debes jurar que no se lo contarás a ninguno de tus amigos.

Siempre he sido bueno guardando los secretos de los demás, no me gusta divulgarlos en lo absoluto. Yo no tengo secretos, toda la escuela sabe que sigo enamorado de Alejandrina. En veces creo que soy una persona demasiado simple, quizá por eso me dejo mi amada.

―De mis labios no saldrá nada― le juro.

―Me gusta Azrael.

¿Qué? ¿Azrael Santellano? Esto tiene que ser una broma, no puede ser posible. Dejo caer su bolso por la sorpresa y pienso en gritarle todo lo que siento.

Yo siempre he estado para ella, le hablo del diario, la auxilio hasta con lo imposible. Hace meses les mentí a sus padres para que no la castigasen. Me aferro a ella porque es mi todo, mi única esperanza y ella me paga de esa manera.

Ingratitud.

No. Ella no siente lo mismo, me aprecia como a un amigo.

Recojo su bolsa y le sonrió con hipocresía. Una sonrisa falsa para ocultar la agonía de mi corazón.

― ¿Azrael Santellano? Nunca pensé que te gustará.

―Es muy guapo y sé que le gusto, soy bonita.

Muy bonita, diría yo. Tan hermosa como una flor ajena a mi cariño. Siento que las lágrimas saldrán en cualquier momento, por tanto, debo acelerar está destructora conversación.

― ¿Podríamos hablar mañana sobre ello? Es que tengo un poco de prisa― me apresuro a disculparme.

―Te necesito, Aníbal.

Y como la mayoría de las veces, me quede escuchando a mi perdición. Ella quiere de mi ayuda para acercarse al chico problema, su deseo es que mantenga al margen a la chica nueva... puesto que representa una amenaza.

Finalice lo antes posible y me apure para llegar a la gran hacienda, puesto que hoy es mi primer día de labor y debo dar una buena presentación. El lugar está aislado del pueblo y muy bien vigilado. En la entrada hay cuatro guardias, uno de ellos me indica en dónde puedo encontrar al dueño.

No fue nada complicado, pero mi nerviosismo no me ayudo del todo. El señor me estaba esperando en la cocina, la cual estaba vacía... ninguna persona, solo comida.

― ¿Eres el hijo del capataz?― pregunta.

Asiento con la cabeza y espero su respuesta.

―Es un gusto, muchacho.― estrecha su mano con la mía― ¿Tu padre te ha contado de qué va el empleo?― me cuestiona.

―El gusto es mío, señor.― regreso la cortesía― No a grandes rasgo, mi papá dijo que usted me lo explicaría el día de hoy― desvió un poco la mirada y veo los lujos que me rodean.

Viven como reyes.

―Me gusta ser directo, te pagaré muy bien por tu silencio y discreción. El trabajo es simple, debes cuidar de mi única hija.― suena fácil, ese fue mi primer pensamiento.

Supuse que su hija era la chica nueva, no hay ningún otro citadino en el pueblo.

― ¿Cuidar de ella?

―Sí. Vigilar que tome sus medicamentos, no dejarla sola, pasearla por los alrededores... ser su amigo.

La chica debe estar muy sola para qué su padre le compre amigos, eso me conmovió un poco. Me pagarían por ayudar, esa era la labor más noble.

― ¿Sólo eso?

―Eso también aplica en el ambiente escolar, sé que estás en su escuela. Pienso pagarte lo que pidas, sólo dame un precio.

―Mil a la semana― lo dije sin pensarlo. En la biblioteca me pagaban quinientos de muy mala gana.

El hombre soltó una carcajada. Adiós trabajo, creo que soy muy caro...

― ¿Estás loco? Es una miseria, te daré mucho más que eso. Diez mil a la semana, podrás comer y dormir en esta casa, cualquier cosa que necesitas pídela...― hace una ligera pausa― pero te advierto que el carácter de mi pequeña no es fácil, es demasiado caprichosa y algunas veces grosera. Está pasando por un mal momento, se ha quedado tan sola...― no hice más preguntas.

Estuve a punto de infartarme con esa cantidad de dinero. Prácticamente soy rico, ahora podré pretender a Alejandrina como un digno merecedor de su corazón. Su padre es el gobernante del pueblo desde hace años y su madre es de alta cuna.

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