Capítulo 5 - Pelea

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Llegué a mi casa y mi madre me preguntó qué tal las clases.
Sonreí falsamente y respondí un «Bien». Luego subí hasta mi habitación y me detuve en el videojuego de Majora's Mask.
¿Qué escondía? ¿Estaba maldito realmente? Pero yo lo vi, yo vi a ese tal Ben.
¿Tal vez estaba delirando?
¡Imposible! Describí exactamente como era.
Entonces... ¿qué estaba ocurriendo? ¿Liberé aquél espíritu maligno llamado Ben? ¿Y ahora qué hago? ¿No hay forma de que vuelva al juego?
A mi siempre me decían que iba a tener problemas si seguía jugando tan excesivamente a los videojuegos, pero pensé que eran problemas tipo «necesito gafas», «me volví antisocial», etc. ¡Pero jamás pensé que liberaría a un espíritu al jugar a un indefenso juego!

Me palmeé la cara con fueza.
Luego me arrepentí.

Entonces, mi madre me obligó a bajar.

Vi a mis padres demasiado arreglados y se me ocurrió preguntar.

-¿Por qué estáis tan bien vestidos? ¿Acaso hay una fiesta? -pregunté curiosa.

Mi madre me miró.

-¿Qué quieres decir con «tan bien vestidos»? Yo siempre visto bien... -espetó.

Mi padre me susurró un «di que sí antes de que tengas que caminar con un casco en la cabeza por el resto de tu vida».

Me tensé.

-Esto... ¡sí! Tienes razón, mamá, eres bastante elegante pero...

Mi madre me dedicó una mira asesina... típica mirada de madre hacia una hija, sarcásticamente hablando.

-Pero... -me indujo a seguir.

-Pero... ¡Papá! Papá es el que va muy arreglado, y es por eso que pregunté -mentí.

Hice el papel de una hija sonriente y humilde. Pareció que me dieron el personaje, porque mi madre me creyó.

-Vamos a casa de tía Janeth. Vístete apropiadamente porque nos vamos ya -respondió y ordenó mi madre.

-¡No! -exclamé aterrorizada- todo excepto tía Janeth, por favor, mamá, por favor... -rogué de rodillas y en posición de orar.

-¡Levántate, Ayleen! -exclamó mi madre-. ¿Acaso es tan malo que visitemos a tu tía?

Asentí fervientemente con la cabeza.

-¡Me obligará a usar vestiditos, me maquillará y me hablará de chicos! ¡Mamá, me quieres demasiado como para dejarme sufrir de esa forma! -lloriqueé.

Mi madre chasqueó con la lengua, cansada.

-¡Está bien! ¡dejaré que te quedes! -accedió mi madre.

Sonreí agradecida. ¡Milagro! ¡Mi madre comportándose amable!

-Rose, no creo que sea lo más conveniente dejar a la niña sola... -contradijo mi padre.

-Con una condición, Ayleen -habló mi madre, ignorando al pobre de mi padre-. Debes limpiar la casa.

Asentí con la cabeza.

-Lo haré -respondí, poniendo mi mano en el pecho.

Mi madre negó con la cabeza y farfulló «cuánta sobreactuación... » antes de cerrar la puerta.

Salté al sofá y puse música de mi smartphone.

-¡Party! -grité mientras abría un paquete de papas.

Luego lo pensé por unos segundos. Debía limpiar, así que me coloqué un pañuelo en la cabeza, decidida a hacer la mejor limpieza de mi corta vida para que mi madre pudiera quedarse satisfecha. Tal vez así pueda confiar más en mi la próxima vez que quiera quedarme sola.

Let's play『Ben Drowned』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora