Historias que no viste en Enamorada de un celoso y hermoso pervertido

Sentimiento

Se supone que solo me gustaba. Ella es muy bonita y su cuerpo no es el más escultural ni el más descuidado, pero ha atrapado al mío como si ambos tuviéramos imanes.

La primera vez que la toqué fue cuando estaba en la enfermería. No me resistí y aún tengo la sensación en mi dedo cuando lo hundí en su blusa abierta para indicarle que cerrara su botón.

Llevamos tiempo juntos pero no de la manera que me gustaría.
Izumi es algo difícil para convencer, debido a lo que le pasó anteriormente en su noviazgo con Kentaro, y se niega a enamorarse de alguien otra vez. Yo la entiendo y pensaba hacer lo mismo que ella, porque fuimos traicionados por las mismas personas y se supone que no me quedaban fuerzas para querer a alguien más; pero Izumi apareció en mi vida y le dio un giro completamente. Comenzó a adentrarse en mi mente de una manera que podía ser una obsesión.

He tenido muchísimos sueños con ella, y sé que esa señal significaba que me gustaba y no lo niego porque es cierto. Me gusta Izumi y es un gusto profundo. Me encanta estar con ella y jugarle bromas.
Adoro cómo se tensa cuando la toco, cuando hago comentarios inapropiados porque se pone nerviosa.
En fin, son muchas cosas que me gustan de ella y no puedo evitar provocarla.

Para convencer a Izumi de que haga algo que no quiere, es convencerla realmente de que no puede hacerlo.
Así es como consigo salirme con la mía, porque pude descifrar su debilidad, aunque no la usaré para mal. No podría usar a Izumi. No ahora que me había enamorado de ella milagrosamente.
Digo milagrosamente porque se supone que estaba herido por lo de Mildre y Kentaro, pero Izumi sin hacer mucho, hizo que me olvidara de Mildre por completo.

Estoy enamorado de Izumi. Lo admito. Me encanta verla y me tengo que resistir a hacerle cosas que no puedo por el hecho de que no es mía.
Me desespero porque quisiera que supiera de una vez todo lo que siento por ella, pero en parte tengo un poco de miedo a perderla y a alejarla.

A veces la hago enojar...digamos que mucho, pero también se está acostumbrando a estar conmigo. Inconscientemente me busca. Y tengo la esperanza de hacerla entender de que el amor no siempre traiciona. Al menos yo no me atrevería a hacerlo.

No he dejado de pensar en ese beso que nos dimos a fuera de su departamento, y aunque según ella fue actuado para darle celos a Kentaro, yo no lo sentí así.
Ese era nuestro objetivo, pero yo lo hice con doble intención. Me moría de ganas por besarla. Se veía preciosa con ese vestido y el deseo por ella crecía cada vez más.
No entiendo cómo es que aguanté tanto en no besarla. El deseo me volvía loco y el hecho de tener que fingir que actuaba se llevaba toda mi fuerza de voluntad para no hacer algo de lo que me lamentaría después. Me refiero a decirle todo lo que sentía por ella.

Otra cosa que pude notar, fue que se puso celosa.
No soportó verme bailar con Ashley, y lo comprobé cuando la acompañé al baño.
Me encantó encontrarme a Izumi ahí y me di cuenta de algo que tanto he querido.
Izumi siente algo por mí.

No es necesario que me lo diga, yo lo sé porque lo manifiesta. Me encanta saberlo y haré todo lo posible para ganarme su corazón completamente.
Adoro sus nervios, su incomodidad, su supuesto disgusto, sus expresiones, su cara, sus manos que no son ni tan pequeñas ni tan largas; sus cejas oscuras, sus ojos verdes oscuros que me miran como un león a su presa, sus labios carnosos y formados a la perfección, su piel entre morena y  blanca, su cabello negro) como la noche. También me encanta observarla cuando está pensativa y pone la vista fija en algo. Pero me encanta cuando me sonríe. Últimamente lo ha hecho inconscientemente y con ese gesto tengo para ser feliz todo el día.
En sí, la adoro.

Aceptó conocer a mi papá. Fingió ser mi novia en todo ese rato y me dio tanta tristeza saber que no éramos más que amigos después de todo.

Me encantó sentir que lo fuera a pesar de que era una mentira. Tomarla de la mano sin problemas era de lo mejor. Una sensación increíble que incluso me hacía sentir como una pequeña descarga eléctrica en mi interior.
Sé que exagero en decirlo, pero ni siquiera me acerco a describir lo que realmente siento por ella.

Lo que ahora más que nada ocupaba mi mente fue la reacción que tuvo cuando dije que no sentía nada por ella en frente de sus amigas.
Podía narrarlo y recordar todo a la perfección.

No perdí de vista su rostro. Quería saber qué tanto le hacía sentir esas palabras tan crueles que salieron con dificultad de mis labios.
La verdad es que me sorprendí tanto que contuve una sonrisa victoriosa en ese momento por querer ver cómo me enfrentaba.
Noté que su mandíbula se tensó y sus cejas no sabían si fruncir el ceño o seguir en posición normal.
Su risa fue de lo más forzada que pudo, aunque casi me convenció, pero la conozco. Ella no se ríe así.

Cuando sonreí de verdad fue cuando la fui a buscar al baño. Sonreí porque sabía que estaba dando resultado todo mi esfuerzo por enamorarla.
Lo que no me gustó fueron lo que se veía en sus ojos. No estaban del todo blancos, amarillentos quizás...bueno, pero eso comprobaba que había llorado porque tenía algunas venitas rojas resaltadas con discreción.

Eso quiso decir que le afectó tanto como si a mí me lo hubiera hecho.
Yo no sé qué haría si la situación fuera invertida.
Me hubiera vuelto loco y con tan solo pensarlo mi corazón se arruga por dentro.

Decidí tomarme una ducha para después hacer algo que no hacía. Quería darle un detalle.
Las chicas aman los detalles y no estaría nada mal en darle uno a Izumi.
Quizás le regalaría un collar para que usara en la obra. Quizás solo llegaría a su casa para invitarla a cenar... La invitaría a venir para que comiera el ramen que tanto le gusta.

Mientras pensaba todo esto fui tan distraído que olvidé mi toalla en mi habitación.
Toqué el agua de la regadera y le bajé un poco la temperatura porque estaba muy caliente.
Me di la vuelta y me enredé con mi propia ropa tirada.
Caí al suelo y sentí un golpe en la cabeza por la parte trasera.
Parpadeé varias veces pero la vista se me nubló y me desesperé al ver todo color negro.
Sentí que la cabeza me iba a estallar y ni siquiera pude ver qué tanto me había lastimado, porque en ese momento mis ojos se cerraron por completo. Y segundos después me desmayé.