Alice

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¡Qué horror! Allá va ese tarado. Me cae muy mal porque es un cínico. ¿Cómo se atreve a decirme que me veo más sensual de lo normal? ¡Es patético tal descaro! En la vida lo quiero volver a ver, pero parece que mientras más le huyo, más me busca. Es sin duda, una verdadera tortura.

Brad: Hola, linda Alice.– Puse una cara de fastidio al escuchar la voz de Brad.

– ¿Qué quieres?

Brad: ¡Uy! Sí que tienes mal humor.

– Odio el coqueteo barato. Adiós.– Caminé con prisa hasta llegar a mi salón y evitar que me dijera palabras odiosamente románticas e incómodas.

Odiaba a los chicos. Todos eran unos bobos y detestaba que utilizaran sus supuestos encantos para engañarnos con mentiras cursis y así caer en las redes de su poder mental-dominante. Yo no era así, y me bastó escuchar llorar a una de mis mejores amigas durante siete días. Quizá esa es la razón por la que no quiero tener novio.

Miriam: Hola.–Mi amiga me abrazó por detrás y luego la saludé.

  – ¿Qué tal? ¿Viste la novela ayer?

Miriam: ¡No me la podía perder! ¿Viste que la engañó con su hermana?

– ¡Sí! ¡Y en el hospital quedó grabada la cinta!– Pegamos un grito de emoción y seguimos platicando sobre todo el capítulo que vimos en la noche.

Estábamos traumadas con una novela que la historia giraba dentro de un hospital general. Como a ambas nos gustaba la enfermería, decidimos verla desde que se anunciaron los comerciales. Algún día podríamos ser enfermeras, y cada vez más nos entusiasmaba la idea.

Miriam: Mira, allá va ese chico.

  – ¿Cuál chico?

Miriam: El que te dijo que eras sensual.– Hice una mueca y su mirada apenas vio la mía, porque cambié de dirección, arrastrando a mi amiga, para alejarme de ese sujeto.– ¿Lo odias?

– Lo odio.

Miriam: Pero es tierno.

– ¿Tierno?– Dije casi espantada.– ¿Te estás escuchando?

Miriam: Bueno, se me hace tierno que te declare su amor de esa forma...aunque hay maneras. Pero ese no es el caso. Me encanta que todo lo que dice, lo dice de verdad. Nunca te deja de ver apenas apareces en su panorama visual.

– No digas tonterías, por favor. Ese sujeto es un puerco. Todo el tiempo me pregunta si tengo una o dos faldas para venir a la escuela. ¿Te das cuenta de lo cerdo que es?

Miriam: Tal vez ni sepa cómo coquetearte.

– Exacto, y no lo va a lograr. No quiero coqueteos, no más.

Miriam: Debes de superar lo de Rika. Ella ya superó a su ex.

– Pero yo no. Por culpa de su ex los odio a todos.

Miriam: Algún día te vas a enamorar, y tus palabras van a quedar en el suelo.

– Pues escúchame bien. En este momento voy a hacer una especie de juramento, por muy ridículo que suene.– Me paré en un pedazo de tronco que había en el patio de la escuela.

Miriam: ¿Qué estás...?

– Pon atención, por favor. – Inhalé aire y con fuerza hablé después.– ¡Nunca voy a querer a un hombre! – en ese momento, el sujeto pervertido iba pasando, y agarré más valor con sólo verlo.– ¡Ríndete, Albert! ¡Nunca seré tuya!– Mi amiga me jaló de la falda y me bajó arrastras.

Historias que no viste en Enamorada de un celoso y hermoso pervertidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora