#stopbullying

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    Ruidos de sillas arrastrándose, adolescentes riendo y capuchones de bolígrafos volando por todo el aula. Al fondo, les observo desde mi posición privilegiada, cerca de la ventana. Desde allí puedo controlarlos a todos.
    Incluso con una buena música death metal retumbando en mis oídos puedo escuchar claramente sus carcajadas. Tal vez me esté torturando, pero ellos no tienen remordimientos. Empujaron a aquel chico al suicidio y, dos meses después, hacen como si no hubiese pasado nada.
    Entra el profesor, todos se sientan y guardamos el estúpido e inútil minuto de silencio, que no sirve para nada, las cosas no van a cambiar por que nos callemos sesenta segundos. Y allí están, siendo hipócritas una vez más. Con la boca cerrada y la cabeza gacha, aparentando pésame y respeto cuando en realidad están pensando qué harán el fin de semana. Como en el velatorio, todo un manojo de condolencias y lágrimas cuando ellos fueron los culpables del cadáver que hay embalsamado dentro del ataúd cerrado.
    Nadie me hizo caso cuando lo avisé. Yo les dije que había problemas, pero no, "lo tenemos todo controlado" y "no pasa nada".
    También la prensa, que acudieron como moscas a la miel en cuanto se enteraron.
    ―¿Estamos en directo? ―pregunté a la reportera, la cual me estaba entrevistando. Ella asintió rápidamente antes de acribillarme a preguntas.
    ―Usted era amigo de la víctima, ¿qué puede decirnos?
    ―Yo les dije que había problemas, pero no, "lo tenemos todo controlado" y "no pasa nada". "No pasa nada" y una mierda, ahora mi mejor amigo está criando malvas. ¡Nunca hacéis nada, sólo os regodeáis con el morbo de la historia! ¡Pero no os importa una mierda!
    Tras eso, recuerdo que me sacaron a rastras del tanatorio mientras les gritaba obscenidades y pateaba a todos los que tenía a tiro.
    No me arrepiento de nada. He de decir que nada ha cambiado, sigo viendo cómo empujan a más alumnos al suicidio.
    La semana pasada fue una chica que se precipitó por el balcón de su piso. No conozco el motivo, pero la muerte le rozó. Ahora está enchufada a un montón de máquinas que monitorizan su estado y hacen sus funciones vitales por ella.
   Mucha gente se dedica a publicar en las redes sociales cosas como "no al bullying" y chorradas de esas, pero no hacen nada en realidad. Un tweet en el que ponga "#antibullying" o "#stopbullying" no va a parar a la gente estúpida que necesita destrozar a los demás para sentirse importantes.
    Tal vez todo empiece como una simple broma, tal vez todo sea un juego para ellos... No lo sé. Yo no le veo la gracia.
    Me siento impotente cuando los veo arrastrarse por el suelo, encerrarse en los cubículos del baño y sollozar suplicando que todo acabe pronto. Hago lo que está en mi mano, pero siguen sin hacerme caso. ¿Necesitan más muertos para abrir los ojos?

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