Me desperté, o eso creo, en el interior de lo que parecían las mazmorras de un castillo antiguo. Todo estaba muy oscuro, apenas había más luz que la que conseguía colarse por una grieta de la pared. Olía a humedad, como si nadie se pasase por allí muy a menudo. Pero, lo más escalofriante de aquel sitio, era el silencio. No se escuchaba absolutamente nada, nada además que mi respiración, que parecía perturbar la tranquilidad de aquel lugar tan extraño, un lugar, en el que reinaba el silencio, en el que no había nadie, excepto yo, o eso pensaba. Realmente, no estaba muy segura de si lo que estaba viendo era real o no, porque lo último que recuerdo, de lo que estaba segura que era real, era que me estaba cayendo por las escaleras de la puerta de entrada al instituto, porque acababa de desmayarme, o eso creo, había sentido como mi vista se volvía borrosa, como, de repente, mis sentidos dejaban de funcionar, como había dejado de escuchar lo que pasaba a mi alrededor, lo último que había logrado ver, antes de que mis ojos se cerrasen por completo y me sumiese en un extraño sueño, fue a Calen, corriendo hacia mí, y gritando mi nombre. Eso había sido real ¿no? De todas formas, aquello ya no importaba, ahora donde estaba era ahí, en ese sitio que hacía que se me revolviesen las tripas.
Volví a mirar a mi alrededor, ciertamente no había nada que llamase mi atención, así que decidí caminar, hacia el fondo del pasillo. Parecía que había una puerta, aunque no conseguía distinguir nada con claridad, toqué la supuesta puerta, intentando buscar una cerradura, o algo para abrirla. Pero, cuando fui a tocarla con mis manos, la atravesé. No se cómo, ni por qué, pero me paralicé totalmente al ver mi brazo en medio de esa puerta, la mitad de mi brazo estaba conmigo, pero la otra mitad estaba dentro de la puerta, en la sala contigua. La había atravesado... Como si fuese agua... Como si realmente no hubiese nada allí que me impidiese pasar... Entonces escuché voces, voces que provenían de detrás de esa puerta ¿qué estaría pasando ahí dentro? Bueno, si mi brazo podía pasar, el resto de mi cuerpo también podría, o eso espero... Sintiendo más curiosidad que otra cosa, metí mi cabeza por la puerta, y todo mi cuerpo la siguió, atravesando por completo la puerta, y encontrándome ahora en otra sala diferente, miré hacia la puerta que acababa de traspasar como si nada. Aún estaba sorprendida, pero nada de lo que estaba pasando parecía real, así que no estaba muy preocupada. Tal vez fuese otro de esos extraños sueños que me acosaban por las noches cuando me iba a dormir. Sentí un aliento gélido en mi espalda, lo que hizo que me girase de inmediato, dos personas más se encontraban en esa sala, uno de ellos, justo a mi lado, aunque no parecía que se hubiese percatado de mi existencia, era alto y parecía bastante fuerte, el otro, estaba tirado, de cualquier forma, en el suelo de una celda. Debía de ser un prisionero, y aparentaba llevar muchos años dentro de esa prisión, parecía mayor, y tenía una larga y espesa barba marrón cubriéndole el rostro. Entonces el hombre alto que estaba fuera de la celda le habló, con una voz grave e imponente.
-Vamos Yareth ¿cuánto más piensas aguantar? -
El prisionero no le respondió.
-Solo tienes que decirme dónde están, es muy sencillo -al ver que el prisionero seguía sin responderle, insistió- Acaso no... ¿No quieres ver a tu mujer? ¿No quieres ver a tu familia? -
Ante esto, el prisionero, se levantó y se apoyó contra las barras metálicas que le separaban de aquel hombre, no parecía que tuviese fuerza ni para levantarse ni para hablar, pero aun así lo hizo.
-Mi mujer, es prisionera de un farsante que se hace pasar por un gran líder. Probablemente no vuelva a verla nunca, ni siquiera sé si sigue viva -hizo una pequeña pausa- No conseguirás sobornarme con eso-
-¿Sobornarte? ¿Acaso piensas que eso es lo que pretendo? No Yareth. Lo único que quiero, es saber dónde lo escondite. Tú, aquel que luchó en la Gran Guerra y sobrevivió, aquel que se enfrentó a Yasser y sobrevivió, aquel... Aquel que traicionó a toda su raza y, aun así, sobrevivió. Tú eras mi mano derecha Yareth, mi compañero en la batalla, mi amigo... Y desperdiciaste todo lo que tenías al rebelarte contra nosotros, contra tu pueblo, contra tu familia -
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Liberación
FantasyKeyla y Melody, son dos hermanas que viven su vida con total normalidad pero que descubren un gran secreto ¿qué pasaría si realmente no fueses humana? todo cambiaría, ¿verdad? Una historia vista desde cuatro puntos diferentes. *Una mirada basta para...