Capítulo 7: Destino

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Aún seguía fascinado por aquella chica, realmente tenía un problema interesante ¿acaso sus padres no le habían dicho que era una ínfima? Y en tal caso ¿por qué? Cuando la vi y entré en su mente, parecía como si me encontrase en un laberinto, toda la información estaba revuelta por todas partes e incluso no pude acceder a ciertas partes de su mente. Eso sí que era extraño, yo había sido entrenado para descifrar hasta el último detalle que se pudiese encontrar en el cerebro de cualquiera, excepto de aquellos que hubiesen conseguido bloquear su mente de alguna forma, aunque eso era muy complicado. Y resulta que ella, sin ninguna experiencia en el campo mental, (o eso era lo que parecía) había conseguido bloquear su mente de tal forma que es imposible saber lo que está pensando. Lo único que logré descubrir es que se llama Keyla, y que parece que no tiene ni idea de lo que puede hacer con su mente, también conseguí ver algunas cosas más, pero no parecían tener demasiada importancia. Solo se me ocurre que sus padres pudieron haber sido ínfimos exiliados de la guerra, y que se quedaron viviendo en la Tierra como humanos... Pero en ese caso ¿por qué no volver a nuestra dimensión? No tiene ninguna lógica.

Y ahí estaba yo, esperando a que una chica saliese de clase para poder descubrir los secretos que guarda su mente... Tal vez sabía algo de los arquelios, después de todo, su ''supuesta'' hermana era una ''supuesta'' arquelia. La única forma de resolver este rompecabezas era preguntarle a ella.

Maldita sea ¿por qué tardaba tanto? No es que yo fuese alguien muy impaciente, pero ciertamente no tenía demasiado tiempo. Ya había hablado con Alex para que no se preocupase por mí, le dije que iba a seguir investigando el instituto pero no le comenté nada acerca de esta chica, no sé por qué en realidad, ya que podría ser una gran pista para nuestra investigación. El problema es que no podría tener entretenido a Alex por mucho tiempo, se aburriría y vendría a buscar guerra por algún lado. Casi como un niño pequeño... Pero al fin y al cabo era un gran amigo para mí, y vaya, siempre me ha ayudado y apoyado en todo. Creo que desde que nos conocimos, hace ya muchos años cuando éramos muy pequeños, no nos hemos separado nunca.

Empezaron a salir chicos y chicas por la gran puerta del instituto y de repente sentí ese olor a arquelio. Que inoportuno. Me giré buscándole por todas partes, pero no se dejaba ver. Odiaba que hiciesen ese maldito truco de desaparecer sin dejar ningún rastro. De todas formas no creo que me molestasen, después de todo no era el mejor momento para intentar nada contra ellos, ya llegaría su hora. Despejé mi mente, no quería ninguna distracción cerca para cuando viniese Keyla. Y ahí estaba, saliendo por la puerta, se la veía desconcentrada no parecía que prestase atención a nada en concreto hasta que posó sus ojos en los míos y se sonrojó, que tierna se veía de esa manera, pero ¿por qué se sonrojaba? No es que la conociese desde hace mucho tiempo, pero ella no parece la típica chica cursi de película, sin embargo, no sé por qué, pero me agradaba la sensación que me provocaba. Estaba bajando los últimos escalones mientras que yo me acercaba a ella cuando volví a sentir a ese maldito arquelio, estaba muy cerca. Seguí mirando a Keyla pero ella había desviado su mirada hacia otro lado y se había quedado totalmente quieta, no parecía que se estuviese dando cuenta de que la gente de su alrededor la estaba empujando porque tenían prisa ¿qué le pasaba? Miré en su misma dirección y lo comprendí de golpe.

Un arquelio se apoyaba sobre el tronco de un árbol de forma relajada. No podía hacerle nada, había demasiada gente alrededor. No podía descontrolarme. No ahora. Tenía que pensar en otra cosa, así que volví a mirar a Keyla, ella no estaba mucho mejor que yo, aunque pensaba que ella no sabía nada de los arquelios y los ínfimos en ese caso ¿por qué se había puesto tan nerviosa? Entonces noté que su cuerpo empezaba a desvanecerse y que se iba a caer. Mierda se estaba desmayando. Corrí hacía ella y la recogí antes de que cayese al suelo. La sostuve entre mis brazos intentando que se despertase pero nada ¿qué estaba pasando? Toqué su frente con una mano y estaba helada ¿qué podía hacer yo? Podría intentar entrar en su mente para intentar despertarla pero me costaría muchísimo. Lo único que me quedaba era esperar a que se despertase. De repente una chica se abrió paso entre la multitud que nos rodeaba. ¡Vaya, una multitud nos rodeaba! La chica se acercó a Keyla y empezó a decir su nombre, parecía preocupada por ella. Esa debía ser su hermana. ¿Qué le podía haber causado un desmayo tan repentino?

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