Estaba tan absorto en mis pensamientos que ni siquiera me había dado cuenta de que rondaban ínfimos por los alrededores. Un gran fallo por mi parte. Si me hubiese pillado el maestro Arath me habría puesto un gran castigo. Pero él nunca salía del instituto de los arquelios, así que no habría ningún problema. De hecho, ningún arquelio salía de allí. Ninguno salvo yo.
Y allí estaba Melody, con su larga melena rubia mirándome desde la ventana del primer piso. Sonrió al verme y, acto seguido, sentí como se me erizaban los pelos de los brazos. ¿Por qué me pasaba esto? No hacía ni tres horas que la había visto por primera vez y no podía sacarla de mi mente. Vi como cogía sus cosas rápidamente para salir de su clase pero, casi sin darme cuenta, su sonrisa se transformó en una mueca de sorpresa. ¿Qué le ocurría? Entonces sus gestos cambiaron de nuevo y, esta vez, su cara transmitía miedo y preocupación. Miré entonces a hacia el lugar en el que sus ojos se habían posado. Y lo entendí todo.
Una chica morena se había desmayado, o eso parecía, y un chico mayor que ella se arrodillaba a su lado llamándola una y otra vez. Un grupo de estudiantes y gente que paseaba por la calle formaron un corro a su alrededor y murmuraban entre ellos. Se trataba de los dos ínfimos que había detectado hacía ya un rato, pero no parecía que me prestasen atención, o que buscasen arquelios. Aunque su presencia tan cerca del instituto me alteraba. Entonces una pequeña cabecita rubia se abrió paso entre todas esas personas y llegó hasta el centro del círculo, donde se encontraba la chica tumbada. Melody empezó a gritar un nombre. El nombre de la chica, supongo. ¿Por qué se acercaba tanto a ellos? Si ella era una arquelia, como yo creía, debería odiarlos. O al menos no debería sentirse bien cerca de esas criaturas. Pero realmente se veía preocupada.
Habían tumbado a la chica en un banco cerca de la puerta del instituto, y el chico se había apartado un poco de Melody, pero no de la chica inconsciente. Mierda, se había dado cuenta de que no era humana, y mucho menos una ínfima... Melody seguía pegada a esa chica, hablándole y repitiendo su nombre, y el grupo de personas que hasta hace un momento les rodeaba, se iba dispersando poco a poco, dejando espacio.
Entonces, ella giró la cabeza y clavó sus ojos azules en mí. ¿Qué podía hacer yo ahora? Me estaba pidiendo ayuda, pero no podía ir y ponerme al lado de un ínfimo como si no pasase nada. Si ya se estaba controlando por no matar a Melody, cosa que agradecía enormemente, no llegaría a soportar la presencia de dos arquelios tan cerca de él.
Con aire decepcionado, Melody bajó la vista de nuevo hacia esa chica. Dirigí la mirada hacia otra parte, y vi cómo el chico que les acompañaba me miraba directamente. ¿Qué le ocurría? ¿Acaso creía que yo le había hecho eso a la chica? O tal vez fuese simplemente una mirada de odio. Somos razas opuestas, también lo miraría de esa manera si no estuviera tan ocupado vigilando a la chica rubia. En cualquier caso, su mirada me inspiraba desconfianza. Irme era realmente lo mejor que podía hacer, pero no pensaba dejar sola a Melody. ¿Qué podía hacer?
Tras varios minutos de reflexión decidí camuflarme, y así me haría invisible para todos los humanos e ínfimos. Todos aquellos que no pertenecían a mí misma raza no me verían, y podría proteger a Melody en caso de peligro.
Seguí apoyado en el árbol durante un rato, observando la escena. Cuando parecía que la chica se despertaba, el chico se acercó más a ella y la ayudó a incorporarse mientras ella se frotaba la cabeza formando círculos con una mano. Hablaron un poco entre ellos, aunque no escuchaba nada de lo que decían desde donde estaba. Dispuesto a acercarme más, los tres se levantaron del banco y volvieron a entrar al instituto. Justo antes de entrar, Melody se giró hacia mí, pidiéndome con la mirada que le acompañase. Había olvidado que ella sí podía verme pero, ¿por qué? Estaba claro que ella no era una humana, pero tampoco parecía una arquelia normal y corriente como yo.
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Liberación
FantasiaKeyla y Melody, son dos hermanas que viven su vida con total normalidad pero que descubren un gran secreto ¿qué pasaría si realmente no fueses humana? todo cambiaría, ¿verdad? Una historia vista desde cuatro puntos diferentes. *Una mirada basta para...