Pájaros desplumados

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(Bokuto Kōtarō & Akaashi Keiji)

ACLARACIONES: A petición de Alice_Kirkland_97 . Mil gracias por animarte a hacerme una petición. Disfruta ❤.

El viento se desplazaba en un ulular pausado. Serpenteaba las calles, los edificios y los parques; atravesaba la ciudad vertical como una flecha se lanza en batalla y hacía, casi, el mismo ruido.

Atardecía. Colores pardos, cobrizos y ocres hendían la bóveda celeste. Monstruos anaranjados de nubes y gases ahogaban el azul en un agotado abrazo, tomándole el relevo. El llanto del cielo había dejado paso a una noche enigmática, desnuda y limpia, como si la hubiesen pulido las nubes, como si la lluvia la hubiese hecho rejuvenecer.

Era un día de soberana calma, de placidez. Un día de tomar siestas y leer grandes libros, de ver una película en casa y de regalar besos dulces, de quedar con viejos amigos y tomar café. De permitirse reflexionar sobre el futuro teniendo un pie en el presente.

- ¿Cómo es tu prometida?

El pelinegro giró la cabeza para mirarle a los ojos. Sonrió sin ganas, haciendo una larga pausa para dejar que el viento revolviese su pelo. En aquella azotea, veinte pisos sobre el suelo, el ambiente era mucho más cálido que a nivel del mar.

- Tiene el cabello negro y rizado, y una sonrisa de princesa de cuento. - aclaró. Cada palabra que dejaba escurrir por sus labios se evaporaba con su aliento - Ojos rasgados y nariz aguileña, como una pequeña golondrina.

Se quedó sin habla unos segundos. Su pareja, esquivando sus orbes oscuros, resopló contra la puesta de sol.

- ¿La tuya?

Bokuto tardó en contestar. Sus mechones blancos, amabarinos por la luz que los incidía, se sacudieron como en una danza.

- Pelirroja y con tetas de silicona. - siseó en un hilo de voz - Parece una prost...

El contrario le dirigió una mirada afilada, haciéndole callar.

- Las mujeres son obras de arte. Quizás, por eso, no somos capaz de ponerlas un dedo encima.

Una vez más, se embotellaron en un espeso caldo de silencio. El de ojos dorados asintió, perdido en sus propias especulaciones.

Se aclaró la garganta y alzó la voz, trémula e inconcisa.

- ¿Está bien tirarnos?

Keiji cerró los ojos con suma delicadeza. Bajo ellos, sus ojeras estaban hinchadas y amoratadas; tenía los ojos inyectados en sangre y los brazos y el abdomen salpicados de arañazos, como si tuviese la tez atigrada.

- No aguanto más. - jadeó, tragando saliva visiblemente - No puedo vivir así...

El contrario sonrió sin lustre, evitando que el magnetismo que los atraía embaucase de nuevo a su mirada. Sabía que ambos lloraban, sufrían. Externa o internamente.

Haikyuu!! [one-shots]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora