catorce

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El resto de la semana nos resignamos a hablar por teléfono

y me di cuenta de que no hay nada más hermoso

que irme a dormir con el sonido de tu voz.

Mamá me pregunta siempre con quién hablo tanto;

la factura del teléfono nunca le había salido tan cara.

No le conté de ti, de nosotras;

no me atrevo.

No me atrevo a contárselo a nadie.

Y creo que es por eso que te escribo todas estas cartas,

sabiendo que jamás las vas a leer.

Sé que es una estupidez,

pero todo lo que siento por ti no me lo puedo guardar.

ojos que no venDonde viven las historias. Descúbrelo ahora