Capítulo 5: ¡Qué comience la fiesta!

1.9K 181 41
                                    

Namimori era con toda justicia una nación próspera y demandante para los otros reinos, y en parte eso lo debían al rey Xanxus y poco más.

Un día y sin que las personas que vivían cerca del bosque que limitaba con el reino del Oeste lo supieran, la guerra comenzó. Con armas, con sangre y todo lo que una guerra conlleva.

—¡Tsunayoshi-kun! No te alejes de Collonelo ni de tus hermanos, ¿comprendes?

Tsuna tenía entonces 10 años y nunca había vivido una ...guerra. No comprendía cual era el motivo y mucho menos el propósito.

—Sí, ¿pero qué harás tú?

El hombre mayor, ya gastado por los años, miró al castaño con ternura y acunó su mejía con su mano antes de bezar su frente.

—Yo volveré, tranquilo.


El reino del Oeste ganaba terreno a medida que avanzaba, y en menos de un cuarto de hora, el bosque entero estaba cubierto de una niebla espesa y de un color anormal. Los pueblerinos que bien conocía el bosque como la palma de su mano, no se podían orientar.

Era como sí todo hubiese cambiado de sitio de la noche a la mañana, sin que nadie se diera cuenta.

—¡Vamos a morir aquí si no hacemos algo! —gritó aterrada una mujer.

—Tranquilos, vamos a lograrlo —animó otro.

Mientras tanto, Tsuna y sus "hermanos" corrían detrás de su tío que de alguna forma se sabía el camino.

—Byakuran, Gokudera tomen esto.

El rubio sacó de un bolso grande dos pistolas como las que utilizaba Reborn. Disparó una vez para enseñarles rápidamente como disparar y se las entregó. Total, Reborn se había encargado de hacerlos tener buena puntería.

—Eso se usa para asesinar —dijo Tsuna un poco asustado.

—No, Tsuna. Esto se usa para proteger tu vida.


Hibari estaba inquieto y movía sus manos con impaciencia, él quería pelear al lado de su hermano y padre, para proteger a su querida nación.

Con sentimientos muy encontrados, se frustró y sacó sus tonfas de su escudo de armas y las miró con duda. Con ellas había asesinado a un hombre, una vez.

Pero si no hacía algo, ellos asesinarían a un porcentaje mucho más grande de personas.

"Los morderé hasta la muerte"

Con tonfas y una daga en manos –por si acaso- salió por una ventana que su sirviente olvidó cerrar, quizás intencional, momentos antes.


Mukuro miraba preocupado a su pequeña hermana, que estaba inconsciente en su camilla, esperando a ser salvada. Maldijo el día que no se fue de la casa de su padre. Maldijo a su padre, Daemon. Maldijo a todo lo que podía maldecir para desahogarse, pero eso no le devolvería la vida de su hermanita que se le escapaba de sus manos.

—Oye, herbívoro piña. ¿Vendrás?

El de azules cabellos se sorprendió y no se molestó por ocultarlo. Hibari Kyoya pidiendo ayuda era algo que no se veía nunca.

—No. Debo cuidar a Nagi.

Hibari se acercó hasta él y lo golpeó en la cara sin aviso. El otro se llevó la mano a la nariz, ahí donde recibió el golpe.

Mundos Diferentes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora