Capítulo 14: Hora de huír, un inesperado terremoto.

723 89 27
                                    

La tierra se sacudió al punto de tambalear los muebles y derrumbar algunas cosas. Hibari puso a Tsuna debajo de él para evitar que se lastimara con los objetos que caían.

—Hibari-san... —dijo preocupado el castaño.

—No es nada, Tsunayoshi. Pero parece que ya terminó.

Ayudó al más bajo a levantarse y le tomó la mano para tranquilizarlo. Besó con cariño su frente y por último volvió a besar sus labios. Abrió la puerta y se despidió con la mano, para dejarle trabajar.

Cerró detrás de él y caminó con paso firme y rápido para llegar donde Kusakabe, que por cierto no veía por ningún lado. ¿Qué había sido ese terremoto? No era algo natural. A lo lejos se sentía el rastro de poder demoníaco, era como si... Apenas comenzara a surgir.

—¡Kyoya, no encuentro a Tsuna! —gritó su hermano mayor casi chocando con él en el pasillo—. ¿Y si algo le ha pasado?

—Él está bien, yo estaba a su lado.

Si la situación hubiese sido otra, Dino le hubiera mandado una mirada pícara. Pero el momento requería algo de seriedad. Lo que estaba sucediendo no era ninguna broma.

—¡Bermuda!

La sombra apareció campante atravesando una pared y comiendo un panecillo que el castaño había hecho.

—¿Su majestad?

—¡Deja de comer, esto es importante!

—Ajá... —terminó el último bocado y se limpió la boca con una servilleta—. Efectivamente, Dino-sama, era una entidad demoníaca. Por el radar de poder, está muy cerca.

Algo en el cuello de este, que tenía forma de chupete comenzó a brillar y emitir fuerza, hacía que las cosas cerca de él ondearan como en una ventisca de otoño. El rostro del extraño ser se volvió un ceño fruncido de un momento a otro.

—Es Jagger. Su energía ha crecido mucho desde la última vez que nos vimos...

—¿Y qué quiere? Según tenía entendido, no peleaba si no era orden de Daemon. 

—Ese herbívoro...

Bermuda sonrió con entendimiento y señaló al rubio con un largo bastón, haciendo que el rostro del rubio quedase a poca distancia del objeto.

—Bien dicho, mi oxigenado príncipe. Que Jagger esté vivo y emanando tal energía solo puede significar una cosa —miró con insana emoción el chupete en su cuello—. Daemon está vivo.

Retiró el bastón de la cara del príncipe y estiró su capa cual murciélago, para salir de ahí volando a toda prisa y llegar donde su rey.

Entró sin aviso a la recámara real y Xanxus no se sorprendió de verlo ahí. Maldita suerte, se dijo. No acababa de pensar que hacer con el prisionero del día siguiente o con Hibari y su terquedad. El tiempo tiene la mala costumbre de no detenerse cuando uno más lo necesita.

—Mi rey... —inclinó su rostro con respeto—. ¿Cuáles son sus órdenes?

—Reúne a los Arcobalenos. Y controla a Vindice, que no se alboroten demasiado.

—No prometo nada... ¡A la orden!

Y salió de ahí tan rápido como había entrado.

Colonello y Reborn se miraron cómplices, dieron la orden a Byakuran y Gokudera de cuidar de los más pequeños y discretos salieron de la casa.

—Es el llamado para nosotros, ¿no?

—Claro —le respondió Reborn con ojo crítico, su atención puesta en la reacción de sus chupetes—. Pero nunca esperé que fuera tan pronto.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 16, 2017 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Mundos Diferentes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora