28 / Noviembre / 2021

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–¿Por qué su piel es azul?

–Lo manché sin querer y tuve que seguir así –miente Christian y continúa pintando el óleo.

–Es hermoso.

–Gracias, profesor.

Su profesor de arte se aleja y continúa inspeccionando el trabajo de los demás. Christian mezcla un poco de negro con el azul para hacerlo más oscuro y resaltar unos mechones del cabello. Max Lightwood Bane es su hermano, su medio hermano a decir verdad, y lo mejor de todo es que es un brujo, lo cual lo pone en el punto más alto de lo genial.
Desde que su padre le explicó toda la historia sobre su pasado, sobre su origen y sobre su relación con Alec Lightwood, Christian no ha querido nada más que conocerlo, pero su padre le explicó que para Alec estaba muerto y él mismo no existía, así que Christian lo dibujaba seguido, imaginando qué rasgos tendría, pero siempre tomando en cuenta el azul de su piel y los cuernos en la cabeza.

–Muy bien clase, la hora de retoques terminó. Laven los pinceles y recojan sus pinturas.

Christian toma sus pinceles y el godete manchado en azules y negros. Después de dejar el cigarro decidió encontrar algo más en que mantenerse ocupado y el arte llamó su atención. Según su padre no es de sorprender si conociera a su tía.

–¿Te gusta mucho el azul? –una chica se acerca a enjuagar su brocha.

–Es mi color favorito. ¿Se nota?

La chica ve su cuadro.

–Sólo un poco. Tienes mucho talento.

–Gracias. Mi nombre es Christian, por cierto.

–Mucho gusto, yo soy Marcie.

Marcie es una linda chica delgada y alta, debe medir poco más de uno ochenta, su pelo rubio le llega a la cintura y usa una bata de doctor manchada de todos los colores posibles.

–¿Y cuál es tu proyecto? –pregunta Christian.

–Es aquel –Marcie señala un cuadro en el que se ve el paisaje de un atardecer en la ciudad.

–Impresionante.

Christian se acerca con los pinceles mojados en mano y mira detalladamente el cuadro. La luz se refleja en los edificios y crea sombras perfectamente difuminadas, parece una fotografía.

 La luz se refleja en los edificios y crea sombras perfectamente difuminadas, parece una fotografía

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–¿Te gusta?

–Me encanta. ¿Lo darás en la subasta?

–Sí, espero conseguir trescientas libras con él.

–¿Bromeas? Yo te daría quinientas sin problemas.

–Espero que los clientes piensen igual. Realmente necesito el dinero.

–¿Por qué?

Marcie se muerde una uña.

–Lo siento, es algo personal.

Querido Magnus [tercera parte de Querido Alec]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora