–Rey que gobierna en la oscuridad, que crea demonios de pesadillas y arrasa con la esperanza. Rey cuya cara nunca se ve, que jamás será llamado por su nombre. Rey del Misterio, yo te invoco. Como hijo de Valentine Morgenstern y Lilith, madre de los demonios, yo te llamo. Te llamo para que te presentes ante mí. ¡Ahora!
Como pasó hace mucho, la tiza blanca se torna negra y una columna de humo se alza de la estrella al centro del pentagrama. El humo se espesa hasta crear la figura que recuerda con todo detalle.
–Morgenstern. Pensé que nunca volverías a llamarme, y menos frente a tu hijo.
Jonathan ve a Christian que no se atreve a decir nada. Se le queda viendo al Rey del Misterio con suma atención y admiración.
–Insistió en verte, nunca había visto una invocación.
El demonio parece girar la cabeza para ver a Christian y su hijo retiene al aliento.
–Christian Morgenstern, eres igual a tu padre. Excepto por los ojos, son de tu otro padre sin duda.
–Creo que ahora entiendo mejor tu referencia de Harry Potter.
–Rey del Misterio, no te llamé para que digas cuánto se parece o no mi hijo a mí. Te llamé para que entregues algo.
–Me confundes, Morgenstern, no soy un mensajero. Te hice un favor hace mucho tiempo, pero no lo haré otra vez.
–Y yo creo que tú eres el confundido, nunca te pedí nada, te lo ordené. Y ahora hago lo mismo.
–No me asustas, Morgenstern, accedí hace años porque me beneficiaba. Pero ahora nada hay en el mundo que me importe.
–¿Y un intercambio? –propone Christian– Escuché que a los demonios les gusta intercambiar.
–Christian...
–De hecho, eso es interesante –acepta el demonio–. Y ya sé de algo que me podrían ofrecer.
–Nada de podrían –interviene Jonathan–. El trato es conmigo, dime lo que quieres.
–Un recuerdo, uno muy feliz. De cada uno.
–Sí –responde Christian de inmediato.
–No, rotundamente no.
–Papá, necesitamos el favor, y dices que sólo él puede hacerlo.
–Tu hijo es muy sabio, Morgenstern. Deberías escucharlo.
–Tú, cierra la boca –lo señala Jonathan y vuelve a ver a su hijo–. Christian, si entregas cualquier recuerdo será como si nunca hubiera pasado. Yo lo haré, toma dos recuerdos míos.
–Sino cumples el trato, yo haré lo mismo.
–Papá, esto es importante. Estoy dispuesto a renunciar a un recuerdo.
Jonathan ve la determinación en sus ojos, la misma que tenía cuando era niño y pensó que estaba loco, la misma que tenía cuando pidió tener runas, la misma que tuvo cuando exigió saber todo sobre él.
–Eres el sobrino de tu tía –suspira derrotado.
–Lo sé –sonríe con victoria.
–De acuerdo, tú ganas, toma nuestros recuerdos. Pero sólo uno de cada uno.
–Por supuesto. Ahora piensen en algo feliz. Algo que les guste recordar.
Jonathan se concentra y recuerda a Alec, ambos recostados en la cama tapados apenas por las finas sabanas. Recuerda sus ojos azules risueños y felices de poder verlo... Jonathan parpadea lentamente y se encuentra con el demonio sosteniendo dos esferas de luz, en ambas se ven imágenes borrosas. Jonathan distingue una cama de sabanas rojas en una y en la otra a dos jóvenes besándose frente a una fuente. El demonio aprieta las esferas con sus esqueléticas manos y ambas desaparecen.
–Y bien, ¿qué debo entregar?
~~~
–¡Vamos, vamos, ya va a empezar!
–Ya voy, no me grites –Christian toma los vasos llenos de refresco y casi corre a la sala de Marga.
Hoy será la primera transmisión en vivo de un programa nefilim. Para verlo se necesitaba un convertidor especial y sintonizar el canal mil doscientos treinta y cuatro.
–¿A qué hora empieza? –su padre acepta el vaso que Christian le ofrece.
Por ahora la televisión se ve con la pantalla negra.
–Se supone que a las diez, hora de Idris –Marga ve el reloj que marca las nueve y media–. Así que en media hora. Y dime Christian, ¿cómo te va con Marcie, su relación es seria?
Ls bruja los contactó para decirles que en su copia del Nefilim Time venía un anuncio sobre "El primer tributo a Jonathan Morgenstern" que sería televisado y los invitó a verlo con ella.
–En realidad terminamos –Christian deja su vaso en la mesita de café–. Ella se mudará a Estados Unidos y una relación a distancia no nos funcionaría. Decidimos terminar como amigos.
–Oh, lo lamento, sabía que te gustaba.
–Hay muchas personas en el mundo, quizá encuentre a la indicada a su tiempo –responde Christian sin importancia.
Marga lo mira con sospecha, pero no insiste. Christian en verdad extrañará a Marcie, pero entiende por qué se va.
Su hermanito de ocho años murió durante su cirugía de transplante de médula, era para dicha cirugía que Marcie necesitaba el dinero, pero el cuerpo de su hermanito no terminó de aceptar la medula del donante y dos días después de la cirugía murió. Marcie le confesó durante el funeral que ella pudo haberlo ayudado, pero acababa de hacerse un tatuaje en la espalda de una flor de ocho pétalos, que por suerte tuvo la oportunidad de ver en primer plano antes que se fueran.
Ella y sus padres se iban para pensar las cosas y Christian quería darle todo el espacio que necesitara. Pero aún le importaba, incluso la animó a llamarlo cuando quisiera.–¡Ya empezó! –Marga señala la televisión.
En la televisión aparece una mujer joven, de no más de veinte años, que usa un vestido morado estraple y tiene el cabello negro recogido en una trenza que le cae sobre el hombro.
–Buenas noches mundo de la sombras, –saluda la joven en inglés– mi nombre es Scarlet Aguilar y estoy aquí para transmitir en vivo el primer tributo a nuestro verdadero héroe, Jonathan Morgenstern.
Marga le da un amigable codazo a su padre y él se lo regresa. Christian fue quien insistió para que fueran, quería ver a su familia una vez, mínimo saber cómo eran hoy en día, ya que se daba una idea por las fotografías que su padre tenía.
Vio emocionado pasar a los Herondale y Lewis, después pasó una bruja y una nefilim, que al parecer eran muy amigas de Alec y Magnus. Christian nunca olvidaría la sonrisa de su padre al escuchar como los llamaban a él y Alec: Jonalec.
Finalmente llegaron los invitados de honor, Alec, Magnus, Max, y otro nefilim argentino al que habían adoptado hace años: Rafael. Christian apenas pudo ver a Max, pues el brujo se fue diciendo que se sentía incómodo. No era como lo imaginaba, era un adolescente de piel azul marino, finos rasgos, alto y tímido, él siempre lo imaginó como un adolescente más gordito y divertido, pero parece que con Rafael es suficiente alegría para los Lightwood Bane.
Cuando la entrevista termina, Scarler los guía dentro del salón y ahí puede ver a otras personas, incluyendo a sus abuelos, pero lo interesante comienza cuando las luces se apagan dejando la pantalla negra un segundo. Un fuego se crea en el centro del salón y dentro del fuego se materializa el demonio al que su padre y él invocaron. Cuando la cámara lo enfoca, Marga grita.–¡¿Cómo puede estar ahí?!
Christian y su padre comparten una mirada cómplice.
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Querido Magnus [tercera parte de Querido Alec]
FanficEl mundo está lleno de sorpresas. Entre ellas, la muerte es la menos agradable. Pero a veces la muerte no es el final, sino el inicio de una nueva vida. Periodista: Scarlet.