-Anda Alex, dime quién es tu mate -pidió Giuli.
-No Giuli, cuando seas más grande te lo diré -sentenció y la pequeña ojiazul de mejillas coloradas y pecas debajo de los cristales que tiene por ojos frunció el ceño triste.
Lo que Giuliana no sabía er...
Me encontraba en el probador, iba por el quinto vestido, pero la verdad es que era demasiado llamativo.
Zafi siguió pasando me vestidos que tenían las mismas características.
—Te voy a pasar un último vestido, ¡me estas cansando Giuliana! —gritó mi amiga del otro lado del probador.
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Me pasó uno que me impresionó. Era llamativo, pero tenía algo que me encantaba, sencillez.
No lo dude ni un segundo y grité: ¡Es este! —Zafi abrió la cortina del probador y me observó detalladamente. Sonrió ampliamente mostrando su bonita dentadura.
—¡Te queda perfecto! —gritó emocionada.
—Gracias, loca. —le sonreí.
Compramos el vestido y uno para ella. Los zapatos y los demás detalles ya los teníamos.
***
Ya estaba todo listo.
Como dije, la ceremonia es básicamente como una boda humana, el Alpha y la Luna se comprometen a amar y cuidar a la anada y dar su próximo Alpha, algo de lo que teníamos que hablar seriamente.
Sólo un detalle faltaba, para convertirme en Luna debo estar marcada.
Alex y yo estábamos en la habitación, horas antes del evento, el me había dicho que podíamos obviar esta parte, que quería que yo esté segura. Pero también se que es mi deber como su futura esposa dejarme marcar, debo pertenecerle. Me siento estúpida, ya no soy una niña, Alex es un Alpha y tiene necesidades tanto para él como para la manada. Es demasiado bueno conmigo y de no ser así , no se en que condiciones podría estar yo ahora.
Siento que le debo mucho, y se lo que debo hacer para agradecerle.
—Alex —le llamé.
—¿Si? —respondió, mirandome con una sonrisa dulce.
—Acércarte —le pedí e hice un ademán para que lo haga.
Cuando estuvo lo suficientemente cerca, posé mis brazos alrededor de su cuello y junté nuestros labios. El me correspondió gustoso.
—Quiero que me marques, quiero ser tuya. Pero al mismo tiempo, temo. Esto es nuevo para mi, tengo miedo a fallar, a fallarte, a fallarle a la manada. Voy a entregarte algo muy preciado de mi, la pureza que sabes que siempre me caracterizó. Quiero que al lado tuyo, podamos formar una familia, y guiemos a la manada por un buen camino, te protegeré con todas mis fuerzas y espero...
Alex me besó.
—Que buena forma de decirme que me calle. —el sonríe.
—Esperé mucho por esto, princesa. Voy a protegerte. Voy a luchar y mataré si es necesario. Tú eres mi reina y no podré vivir sin ti, serás la madre de mis cachorros. Serás mi luna. Y ahora solo espero no fallarte yo a ti, si es así, que se me condene al infierno. Te adoro mi Luna, y no podría estar más feliz con tus palabras.
Me besa, llevándome a una tierra desconocida, explorando un mundo que nunca quiero olvidar. Provocando que mil colores que nunca conocí exploten como fuegos artificiales en mi corazón. Las campanas sonaban adentro de mi alma y si, ¡diablos, si! Sentí las malditas mariposas.
Sus besos bajaron a mi cuello, su mano derecha me acariciaba lentamente, formando un recorrido desde mi región lumbar hasta mi trasero, amasó con suavidad la piel de esa zona, mientras su lengua recorría mi clavícula. Soplaba dulcemente, erizando mis cabellos, creando una humedad en mi, una que nadie me había hecho sentir. No pude resistirlo por mucho tiempo.
—Hazlo, Alex.—El me miró buscando seguridad en mis ojos. —Márcame. — volvió a besar mis labios y bajó la manga izquierda de mi camisa. Depositó un camino de besos en mi hombro y sentí sus colmillos crecer. Tomó con fuerza mi mano y me dijo lo mucho que me amaba.
