XXVII

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Narra Alex

Pues volví, no podía quedarme con la intriga sabiendo que puedo hacer algo para salvar al amor de mi vida, a mi alma gemela.

Así que dejé a Peyton con sus tías y abuelos que lo adoran.

Entro al hospital y me encamino a la sala de mi mate, donde al entrar me siento a su lado.

- Hola de nuevo, princesa- digo suave y planto un dulce beso en sus labios- Vamos a ver si funciona...-

Giuli..?

¡Alex, volviste!

Si bebé, ahora dime que puedo hacer para que despiertes.

A veces no entiendo como los hombres son tan estúpidos...

¿Ah? Cariño, habla claro.

Un beso, debes besarme, un beso de amor verdadero. ¿Recuerdas? la fuerza más poderosa que existe... Debes darme una razón por la cual seguir. Demuestralo con tu amor.

¿Estas segura? ¿Y si no funciona?

¡Vamos, Alex! ¿Tienes una idea mejor? ¡Tu sólo intentalo!

No dijo más.

Yo sólo me limité a mirarla con tristeza, si esto no funcionaba, no me lo perdonaría.

Me acerco con miedo y cuidado, acaricio su mejilla y rozo, con mi mano, sus ojos cerrados. Beso sus ojos, su nariz y ambas mejillas, las cuales van retomando color mágicamente. Me armó de confianza y beso sus labios.

Un beso tierno, lleno de sentimientos.

Lleno de amor...

Pero parece no bastar.

Ella no se mueve.

No despierta.

No funciona.

No sirve.

¡La vida es una mierda!

Una lágrima cae por mi mejilla y se desliza hasta llegar a sus labios. Sus labios que están secos y casi sin vida.

Pero allí.

Allí mi corazón volvió a latir con fuerza.

Allí, en ese mismo momento en que, por sus labios, mi lágrima se fue esparciendo devolviendo su rosado color natural.

Allí, en el instante en que sus ojos se abrieron torpemente, acostumbrandose a la luz.

Allí.

Cuando mi hermosa Luna despertó y me correspondió el beso.

Nos separamos y miramos con dulzura.

¿Que dulzura?

¡Amor!

¡El Amor lo puede todo!

Y señoras y señores, ¡yo la amé, la amo y la amaré por siempre!

- ¿Sabes una cosa?- pregunta.

- ¿Qué?- rozó nuestras narices causándole cosquillas.

- Tienes razón y yo también -

- ¿En qué?- la miro confuso.

- Te amaré por siempre.- sonreimos.

- Te Amaré Por Siempre.-

[...]

Días después, le dieron el alta y la manada volvió a su feliz ritmo normal. Con su Luna.

Te Amaré Por SiempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora