Epílogo

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A veces me doy vuelta y miro hacia atrás. ¡Ya han pasado cinco años de todo! Cinco años de mi casamiento, del naciemiento de Peyton.

Pero en estos últimos años, Peyton perdió el lugar por algunas personitas.

Si, nacieron más.

¡Seis más!

Landon y Kyle fueron los primeros en sacarle el puesto a mi hijo mayor.
Son gemelos. Y si, al fin convencí a Alex en ponerle Kyle a nuestro hijo.

Luego, llegó Naomi, mi primera princesita. Al año siguiente la "cigüeña" trajo a Ashton, mi pequeño y único rubio entre todos mis hijos. Alex dice que lo engañé.

Le sigue Sarah, mi última niña. Ella es castaña y tiene mis ojos. Con Alex estamos orgullos, se parece mucho a Peyton.

Y por último Caleb. Mi pequeño de pelo negro, al igual que su padre. Y ojos claros.

Mi familia es...¿Cómo decirlo?
¡Si voy por la calle parecen adoptados!
Si, es una buena manera de describirnos.

Las cosas cambiaron, soy mayor de edad.

La manada, y todo lo que concierne, está bien, tenemos un reinado próspero.

Luz está hermosa. Cuida siempre de Peyton. Mis hermanas están bien, viviendo como toda adolescente.
Annie y Drake van bien, aunque si le hiciera algo, lo dejaría sin día del padre. Janie no encontró su mate aún, pero no es de preocuparse, hace poco tuvieron su transformación.

El hijo de James y Zafira, pues es un buen niño... Pero Alex dice que le hace "ojitos" a Naomi. Paranoico.

Justo ahora, estamos oranizando el cumpleaños de la pequeña Luz, que mañana cumple diez años.

Lo sé, ¡Crecen rápido! ¿No?

-¡Luz! Trae al niño aquí. ¡Niños, no tiren el maldito jarrón de la abuela!, por la diosa, ¡Kyle, sujeta a Naomi, se va a caer, santo cielo!

-Niños, obedezcan a su madre.

Alex toma a Naomi y la sienta correctamente en la silla, luego separa a Landon y Ashton que se pelean, provocando que casi caiga el bendito jarrón chino de mamá, por último, sienta a Luz que sostiene en brazos a Caleb, simulando que ella es su madre y Peyton el padre.

¡No entiendo como hace!

-Hoy es un día especial, toda la manada se reunirá a festejar el cumpleaños de Luz, así que esperamos que se comporten.

El desarrollo físico de los niños es muy avanzado para sus cortas edades.

Peyton parece tener como doce años, los gemelos, casi diez. Mientras que Naomi y Ashton aparentan unos ocho años, Sarah tal vez unos siete y Caleb cinco. También su nivel intelectual es acorde al tamaño de sus cuerpos, por lo que no está nos conviviendo con niños de uno, dos y tres años en cuerpos de niños mayores.

Término unos detalles del gran pastel de chocolate y fresas que los niños mueren por tocar y los llevo a la nevera grande que tenemos en el sótano.

***

La fiesta fue muy bonita, en realidad lloré como en todos los cumpleaños de mis niños. ¡Crecen muy rápido!

Bailamos y nos divertimos junto toda la manada y ahora simplemente veo a Luz tratando de llamar la atención de Peyton. Ella no es una niña muy sociable, pero con él todo parece cambiar, se convirtió en una pequeña bastante tímida al exterior. Eso no sucede en casa, cuando ve a mi hijo, se le iluminan los ojos y busca una forma de atraer su mirada, es muy tierno el ver como de pequeño, uno ya está unido a su alma gemela.

Igual, me preocupa la actitud de Peyton hacia ella, le es muy indiferente y aunque probablemente eso cambie en el futuro, temo que al un día ella se canse de buscar su cariño.

Mando a los niños a dormir, y junto a Alex, quien me da un dulce beso en la frente observamos a Luz.

-Te amo, ¿sabes?

-Y yo a ti -le respondo con un beso en su barbilla.

Algo, capta nuestra atención.

Vemos a Luz acercarse a nuestro hijo, y le da un casto e inocente beso en los labios. Luego se separa, con las mejillas encendidas y se va corriendo.
Peyton se queda allí, también sonrojado, con los labios entreabiertos por la sorpresa y un poco confundidos. Con su mano se toca los labios y luego se limpia.

Nosotros fruncimos el ceño. Beso a Alex y le digo que luego voy a la cama.
Salgo en busca de la niña, a la que viene escondida esperando la reacción de Peyton.

La encuentro llorando sentada en un rincón escondido de la escalera.

-Princesa, ¿que sucede?

Ella me mira y se limpia las lágrimas.

-Nada mami, estoy bien, solo es la emoción.

La miro con ternura y un poquito de pena. No me gusta que esconda sus sentimientos.

La llevo a su cama y la arropo, le doy un beso en la frente y le susurro.

-Todo a su tiempo pequeña, ahora no se dá cuenta, pero espera y será lo más hermoso que puedas imaginar.

Con esas palabras me dirigo a la puerta, para darles las buenas noches a todos mis demás niños.

Llego a la puerta de Peyton y antes de entrar, veo por la puerta entreabierta, que el termina de dibujar algo y luego lo esconde bajo su almohada.

Después de que se acueste, entro y lo arropo mejor, le doy un beso y susurro.

-Te amo, mi príncipe. Pero no veo la hora de que crezcas y dejes de hacer sufrir a tu princesa.

Con esas últimas palabras voy a mi cama y abrazo a mi esposo.










Te Amaré Por SiempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora