Twelve

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  Me cuesta admitirlo porque tal vez dé una mala imagen de mí mismo, pero después de tantos años siendo un <<hombre de la periferia>> me gustaba ver a mi amigo Zayn tan desconcertado. Cuando le conté todo se quedó un buen rato en silencio. Creo que era la primera vez en su vida que se quedaba sin habla. Naturalmente, eso no se debía, como se podría pensar, al hecho de que el encantador Louis me hubiera escrito una carta prometedora y, contra los negativo pronósticos de Zayn, quisiera volver a verme. Para mi amigo esto era solo un pequeño asunto que comentó con un <<Bien, bien ¿y qué más?>>. Pero Solène Avril... eso ya tenía otro calibre.

  —¿Solène Avril? ¡Qué increíble!  ¿Por qué estas cosas te suceden a ti? ¿Acaso Solène perdió mi dirección? — Lo miré con mi mayor cara de serio, mientras él se encendía otro cigarrillo— ¡Es la bomba! — Siguió ignorando mi mirada— Cuenta, cuenta... ¿es tan lindo como en las películas?

 Asentí, rasgué el sobrecito de azúcar que había junto a mi taza y eché un poco en el café.

  —Puede decirse que sí. Aunque uno se queda de piedra cuando aparece de pronto un hombre así delante de ti.

  Zayn soltó un suspiro y siguió dando caladas a su cigarrillo como loco.

  —¡Vaya, Harry, cuando lo pienso me da un vuelco en el corazón! ¿ Y dices que ese bombón ha estado una hora contigo en el cine? Me arrepiento de no ir a tu cine, amigo.

— Y con Allan Wood.

—¿Allan Wood? ¿Qué hace con ese vejestorio?

—Nada, por lo que yo he visto. Solo quiere rodar una película con él. ¡En mi cine!

—¡No puede ser! — bromeó Zayn—. Quiero decir... ¡Solène Avril! Realmente el que eche a un hombre así de su cama tiene que estar loco. Ni yo lo haría — Me lanzó una mirada inequívoca — ¿Y se van a ver otra vez mañana por la noche? ¿En el Ritz? Me apuesto lo que sea a que ese hombre tiene una suite con una enorme cama king-size. ¡Vaya, vaya, tienes una suerte increíble!

—¡Dios mío, Zayn! — exclamé—. Nos hemos citado para hablar del rodaje. ¿Es que no puedes pensar en otra cosa?

Zayn sacudió la cabeza.

—No— dijo muy decidido— . 

— Bueno, en cualquier caso yo no tengo ninguna necesidad. No me gustan ese tipo y estoy  enamorado, ¿recuerdas?

  Pensé un instante en Louis, que hasta el miércoles no estaría en París de vuelta de Bretaña. y me pregunté qué estaría haciendo en ese momento. Tal vez estuviera paseando junto al mar y pensando también en mí.

— ¿Pero qué tiene que ver todo esto con le amor? — Zayn me lanzó una mirada comprensiva, y pude ver como detrás de su frente arrugada empezaba a formarse la palabra <<idiota>>. Luego se le ocurrió una idea y su expresión mejoró. — Dime, Harry..., ¿crees que puedo acompañarte el domingo por la noche? ¿Como tu amigo?

Me eché a reír.

—¡De ningún modo, querido! La cena del Ritz es puramente profesional.

—¡Ja ja! ¡Puramente profesional! ¡Eso solo lo piensas tú! — Zayn puso cara de enfado.— Él no sabe lo enamorado que estás... Entonces invítame por lo menos cuando empiece el rodaje.

— Veremos si se puede arreglar.— Sonreí.

—¡Eh, qué significa eso! ¿Quieres amargarme la vida? ¡Solo quiero conocerlo!

 Sus ojos cafés me lanzaron una mirada inocente que me dejó desarmado, y empecé a entender por que la mayoría de las mujeres no pueden resistirse a él. Resultaba difícil decirle que no a ese leopardo con mirada de conejo.

— ¿Y que pasa con la sensacional Melissa? — le pregunté, aunque ya sabía la respuesta.

—¿Qué va a pasar con ella? — Zayn me miró sorprendido y dio el último sorbo a su taza de café. — Melissa es una chica lista que tiene que estudiarse las leyes de Newton porque pronto son los exámenes. Además, todo es relativo, ya lo dice el estimado monsieur Einstein. 

—Seguro que no se refería a eso...

—¡Claro que sí! — una pícara sonrisa cruzó el rostro de Zayn—. Bueno... ¿eres mi amigo o no?

  Aparté un poco la taza y suspiré con resignación.

—No te preocupes, soy tu amigo.

—Yo también soy tu amigo. ¿Tienes ropa apropiada para ir a cenar al Ritz? Me apuesto lo que sea a que eres capaz de aparecer con un pulóver. ¡En el Ritz!

Se pueden decir muchas cosas de mí. Pero mi mejor amigo, Zayn Malik, profesor de astrofísica con el que soñaban todas las alumnas, habría perdido esa apuesta. Pues cuando el domingo por la noche llegué en un taxi al Rtiz llevaba un elegante traje azul oscuro y una impecable camisa blanca con corbata. Mi aspecto no dejaba nada que desear. Incluso Zayn habría tenido que admitirlo.

 Pero en algo sí tenía razón mi amigo. La cena con Solène Avril terminó de forma muy distinta de como yo había imaginado. Y fue cualquier cosa menos una cena de trabajo.



Abrigo rojo. - Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora