Ten. (Part One)

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Por la mañana, cuando me estaba tomando un café, sonó el teléfono.

 Estaba bastante molido por haber pasado la noche en el sofá, en el que en algún momento me había quedado felizmente dormido. Soltando un gemido, me levanté de la silla y busqué el teléfono, que, como siempre, no estaba en su base. Por fin lo encontré debajo de un montón de periódicos junto a mi cama sin deshacer.

 Era Zayn, quien, como todos los días antes de su primera clase, ya había corrido por el Bois de Boulogne y ahora estaba haciendo una pausa en su viejo despacho de la universidad. Como siempre, fue directo al grano.

 —¿Qué? ¿Cómo fue todo ayer? ¿Explotó la supernova? — gritó por el auricular con buen humor y sorprendentemente despierto, y yo me estremecí. Su voz sonaba todavía más fuerte que otras veces.

 —¡Dios mío, Zayn! ¿Tienes que gritar siempre tanto por teléfono? ¡No estoy sordo! — Volví a la cocina y me senté en la mesa pequeña. — He dormido solo dos horas, pero fue... — Se me ocurrieron palabras como <<mágico>>, <<maravilloso>> y <<romántico>>, que a mi amigo no le dirían nada. — Fue genial—dije—. La locura. Estoy que no me lo creo. Este es el hombre que siempre he estado esperando.

 Zayn chasqueó la lengua.

—¡Vaya! — exclamó—. Ha prendido la mecha. Espero no molestar. ¿Está contigo?

—¡No, claro que no!

—¿Qué significa eso de << claro que no>>? ¿Es que has pasado la noche en su casa? No está mal.

Tuve que reírme.

—Nadie ha pasado la noche con nadie— le dije a mi sorprendido amigo—. Pero eso no importa en absoluto.

Pensé por un instante en la mirada indecisa en los ojos azules de Louis cuando estábamos ante la puerta verde, y suspiré.

—Bueno... yo no habría rechazado una invitación, lo acompañé hasta su casa, ¿sabes? Pero no es un hombre que se vaya a la cama con una persona en la primera noche.

—¡Lástima!— Zayn parecía un poco decepcionado, pero luego volvió a vencer el pragmatismo.— Bueno, entonces tienes que insistir — añadió —. Tienes que insistir, ¿me oyes?

  — Zayn, no soy idiota. — Nervioso, corté el trozo de queso de cabra y lo unté en mi baguette. 

  — Bien, bien—  dijo él cambiando de tono. Luego guardó silencio un instante. Parecía estar pensando.—  Solo espero que no sea uno de esos hombres complicados. Con esos no lo pasas nada bien. 

—  No te preocupes, lo pasé muy bien con él—  repliqué — . La verdad fue maravilloso, y lo nuestro acaba de empezar...—  Pensé en el viejo de las pantuflas que nos había llamado <<parejita>>, en la refrescante risa de Louis, que era tan natural. Me gustaba oírlo.

>>Nos hemos reído mucho, hemos hablado mucho... ¿Sabes?, todo encaja a la perfección. Le gustan las cosas antiguas, como a mí. Trabaja en una tienda de antigüedades con muebles viejos y lámparas y figuras de porcelana, le gustan los gato y su película favorita es Cyrano de Bergerac . Esa es también una de mis películas preferidas... ¿No es sencillamente genial?

Zayn parecía poco impresionado. Con un <<sí-sí>> ignoró todas las maravillosas como en común que yo creía haber descubierto.

  — Pero espero que hayan hecho algo más que hablar.

— No, sabe Dios que no. — Sonreí y pensé en los besos bajo el viejo castaño. —  ¡Ay, Zayn, qué quieres que te diga! Soy inmensamente feliz. Todo parece perfecto. Apenas puedo esperar a volver a verlo... Es el chico más encantador que he conocido jamás. ¡Y no tiene novio, gracias a Dios! Dice que la Torre Eiffel siempre lo pone contento. ¡Ah, y le encantan los puentes!— Proseguí con la euforia de un recién enamorado que ve cualquier detalle del otro como algo fascinante.— sobre todo el Pont Alexandre... claro, por las farolas Belle Époque.

Abrigo rojo. - Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora