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Léelos, sin embargo, para que
aprendas a odiar la mentira que se dice dentro de los pensamientos de los filósofos y dentro de la oración de los devotos.
—Y así aprendí —concluyó Canek— a leer, no la letra, sino el espíritu de la letra de todas esas historias.

Quiero leer el espíritu de la letra de todas estás historias.

CanekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora