"Un indio llegó con su hijo desmayado. Ni en el pozo ni en la acequia había agua para mojarle las sienes. Canek empujó
el cancel de la Parroquia. Un vaho de humedad le endulzó la cara y la respiración, tomó con sus manos el agua bendita y roció la carita del niño."Canek, dulce Canek.
ESTÁS LEYENDO
Canek
Short StoryEn estos días dejamos atrás las arenas de la época y nos internamos en el umbral y los linderos fronterizos de un nuevo horizonte, y bajo este arco se presiente un cargamento de hallazgos y desafíos que nos hace tocar las fuentes interiores del aso...