—Pero, señor, los indios están en la miseria; sufren hambre; todo lo han dado, nada tienen.
El Alcalde sonrió. Después de una pausa, al oído de Canek, dijo:
—Aquí, entre nosotros, dime, ¿no tienen hijas?
Maldito.
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Canek
Short StoryEn estos días dejamos atrás las arenas de la época y nos internamos en el umbral y los linderos fronterizos de un nuevo horizonte, y bajo este arco se presiente un cargamento de hallazgos y desafíos que nos hace tocar las fuentes interiores del aso...
