Capítulo °12°

710 108 9
                                    

-Yo no miento –Balbuceó Siwon cabizbajo, entrando a su habitación.

La discusión con su padre no había terminado como él esperaba. Contaba que con decirle que la señora Tan le había propuesto mentir para obtener lo que quería, su padre lo alejaría del caso y tal vez hasta de los futuros casos como esos. Pero no esperó que este no le dejara ni terminar de hablar cuando le había dicho que los abogados le daban a su cliente todo lo que pidiera. Y aunque éste quiso defender su integridad, terminó por sentirse culpable al escuchar a su padre acusarlo de deshonrar a la familia Choi.

-Dios dame fuerza.

Las visitas de la Señora Tan cada vez eran más seguidas. La primera vez que ellos se reunieron fue un lunes, el martes nuevamente apareció en la mansión con el argumento de que se le había caído un arete. Pero ni consiguió el arete, ni se fue cuando se percató que no estaba. Solo se quedó con el padre de Siwon para hablar de lo maravillosa que era la vida de la clase alta.

Y el pobre cristiano ni siquiera notó el sarcasmo en las palabras de su padre, ni las insinuaciones de la mujer hacía su padre y a sí mismo. Salió del despacho preparándose mentalmente para lo que venía. La defensa de la señora Tan. Su primera mentira frente a un jurado.

Quería hablar con su primo de su situación. Pero el mocoso no contestaba sus llamadas. Pensó que tal vez estaría enojado todavía por lo del restaurante, o tal vez avergonzado por la confesión. Pero no estaba seguro, su primo era muy extraño.

Fue a la cafetería en busca de Sungmin, pero el chico no estaba, según un empleado de la misma, le informó que había sido despedido el día jueves y hoy era viernes, recordó donde vivía y fue hacia allí, no sin antes comprar comida para ambos. Pero cuando llegó, se encontró con un Sungmin agitado. Daba vueltas -o intentaba- por todo el departamento, tropezando casi siempre con uno de los 24 arreglos florales que aparecieron frente a su puerta a primera hora de la mañana. No había remitente, solo una nota con un verso un tanto cursi, pero que había hecho suspirar a Sungmin.

Por eso no quiso decirle su problema. No quería ser culpable de que esa sonrisa desapareciera de su cara. Por eso abandonó el piso y se fue al parque frente a la iglesia. Se sentó en la banqueta que daba la vista perfecta hacía la estructura, ni siquiera entró, solo la contemplaba desde su posición. Se preguntó a sí mismo y a Dios porque en su vida estaban ocurriendo este tipo de cosas. Siempre había tenido una vida normal, incluso podría presumir de que nunca le había pasado nada malo -además de la muerte de su madre- desde que estaba en los caminos del señor, lo cual era desde los 13 años y ahora tenía 24.

Definitivamente se sentía abatido. Tenia muchas cosas en la cabeza. Su primo Kyuhyun homosexual, Sungmin sin trabajo y con pocos ahorros, el caso más horrible que le ha tocado atender, los constantes pecados que ha cometido. Y Heechul, él se lleva la mitad de sus pensamientos desde que estuvo en su casa. Porque aunque no se note, cada cosa le recuerda a él. Cocina huevos y recuerda cuando le preparó con sus propias manos el desayuno. Se sienta en el comedor de su casa y recuerda el comentario de los 12 discípulos, incluso se ríe. Pero sobre todo, cuando entra a la ducha, recuerda la imagen de Kim HeeChul frotándose la sedosa piel con delicadeza, sus piernas delgadas pero hermosas, su cabello goteando... Los sueños se hacían cada vez más intensos y no podía más que reñir a su cuerpo por reaccionar de forma indecente solo por las imágenes más carnales de las que pudo ver alguna vez -por error- en la televisión.

El sol se perdió detrás de la iglesia dándole un toque celestial, y cuando ya no quedó más del ocaso, se dio cuenta que era muy tarde y ni siquiera traía consigo una chaqueta que le brindara calor para una noche tan helada.

Se levantó rápidamente de la banqueta y se arrepintió. Tenía el cuerpo dormido y no sentía las piernas. Estuvo a punto de caer, pero mantuvo el equilibrio y logró moverse hasta su coche. El frío era muy intenso, aunque no tanto como en invierno. Condujo por las calles sin llegar a un lugar específico. Tenía hambre, pero no sabía donde comer. Mausse Rabbit no estaba tan lejos de donde se encontraba y aún así no quería trasladarse hasta allí solo. Lo cual era una tontería porque estaba solo, pero entonces recordó a Sungmin que tal vez no tenía que más comer además de lo que él le había llevado al mediodía.

¿Quieres Ir A La Iglesia? [SICHUL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora