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El aula era llenada por voces, tanto del profesor de Física, como el del los alumnos que no prestaban atención. Otro día normal en la preparatoria West Hills. El hombre de más de 60 años continuaba dando clases acerca de tensiones. Pocos estudiantes tomaban notas, unos solo lo ignoraban. Nuestra protagonista, Kathy se encontraba en la esquina, garabateando cosas en su libreta, como acostumbraba. Llevaba ambos audífonos puestos, intentando bloquear los ruidos exteriores. La música relajada y la voz tranquilizante de Greg Gonzales retumbaba en sus oídos dandole una sensación de paz y serenidad.

De pronto todos comenzaron a levantarse y salir del aula, dandole a entender que la clase ya había terminado. Tomó sus cosas y salió sin mucha energía. Camino de forma automática hasta su lugar de siempre, al auditorio del campus que por lo general se encontraba vacío, pues era usado para eventos grandes. Cabían cerca de 500 personas ahí, el piso de madera vieja crujía debajo de ella. Caminó hasta un sillón que había fijo en el lugar, junto con unas mesas y sillas. Se recostó en el piso y cerro los ojos, disfrutando de la música, que en ningún momento había dejado de inundar sus oídos.

Creyó escuchar algo a lo lejos, por lo que se quito uno de los audífonos y escucho. Alguien estaba entrando. Y ella sabía quién era. Tomó todas sus cosas lo más rápido que pudo, y corrió al armario que había, y se escondió ahí dentro.

Abrazando sus piernas y tratando de calmar su respiración. Las manos le temblaban, sentía el corazón como el retumbaba en los oídos, la cabeza comenzaba a adiarle vueltas, el estomago se le revolvía ante la idea de ver a su acosador. La vista se nublaba tanto por lagrimas, como por pánico. Llevó ambas temblorosas y huesudas manos a su boca intentando acallar la respiración errática y los sollozos que comenzaban a salir.

Cerró los ojos cuando la puerta del armario se abrió repentinamente, las lagrimas que se habían acumulado en sus ojos comenzaron a rodar por sus mejillas, y un grito ahogado logro hacerse paso por su garganta, saliendo apenas. La figura masculina que se encontraba frente a ella se hizo a un lado, por la sorpresa, dejando espacio para que Kathy saliera corriendo.

Sentía que iba a desmayarse, la cabeza le dolía, tenia nauseas y le faltaba el oxigeno. No podía ver bien por las lagrimas que aun salían incontrolablemente. Aún no pasaba nada, el hombre que le hacía compañía en el gran salón no era su acosador. No recordaba haberlo visto en los pasillos, pero aún así el miedo se la comía entera, y no podía pensar con claridad.

Intento correr a la salida y encontrar un lugar donde esconderse. Corría y corría, las piernas le ardían, pero parecía nunca acercarse a la salida. Una puerta. Nunca había deseado tanto llegar a una puerta. Pero cuando por fin creyó avanzar un poco sintió unos brazos tomar su cintura y levantarla.

-Por favor. ¡Déjame! ¡No me hagas nada!

Gritaba, pataleaba, intentaba soltarse, lloraba, y suplicaba que la dejara. Pero nada funciono. Sintió que la soltaban cuando cayó en el sofa. Y quiso correr, quiso golpear todo, quiso pelear, pero sabía que no podía. Solo terminaría peor. Así que se limito a abrazar sus piernas, y esperar lo que venía.

Sintió como el chico se acercaba a ella, y se quedaba quieto. Pero no podía irse.

Junto toda la valentía que pudo, y contra su voluntad levanto la mirada, para por primera vez, ver el rostro el hombre que estaba a unos centímetros de ella.

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Bueno, volvemos al proceso de editar esta cosa a ver si ahora si lo termino, voy a cambiar unas cosas y ahora si voy a ser más consistente con la edición, espero que les guste. No se si hay personas que leen esto todavía, pero pues aquí estamos. 

Salvada? [EDITANDO] #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora