Cap 5

4.4K 221 11
                                    

-¡Espera!

Gracias a Mason estaba acostumbrada a que, cuando alguien me daba una orden, la persona que fuese, debía obedecer. Entonces, lo hice. Me detuve y en el poco tiempo que le tomó llegar a mi, me puse a contemplar lo poco que me faltaba para llegar a mi auto. Antes de que me diera cuenta Nathan ya estaba junto a mi.

-¿Qué te paso?

-N-nada.

-No me mientas. Caminabas muy raro, y se te nota en el rostro que algo te paso, ¿qué fue?

-Ammm... Y-yo.

-Fue el estúpido de Mason, ¿cierto? Dios mío, algún día le daré a madriza de su vida por estar haciendo estas pendejadas.

-¡N-no! El no me hizo nada.

Mason me había enseñado, a base de golpes, que tenía que cubrirlo en todo, y decir que los golpes que tenia en el cuerpo habían sido por culpa mía, y solo mía. Ya sea por accidentes, o por algo fuera del colegio, pero siempre debía cubrirlo, si no me iría mucho peor.

-Claro que fue el, no me mientas.

-N-no lo hago.

De pronto Nathan se puso en frente de mi, y comenzó a acercarse a mi. Yo me limitaba a retroceder lentamente, intentando que fuera lo menos perceptible posible. Entonces, por mi torpeza y mi falta de coordinación hicieron que me tropezara con mis propios pies, genial. Y como si no fuese suficiente, caí de espaldas, justo donde Mason me había pateado hace tan solo unos minutos.

-¿Estas bien?

-S-si, no es n-nada.

-Kathy. Ven conmigo.

Nathan se acercó a mi, mas de lo que me hubiese gustado, se agachó un poco, puso un brazo detrás de mis rodillas, y uno detrás de mi cuello, y me levanto. De alguna forma que no pude notar, ya que tenía los ojos cerrados, se las arregló para abrir la puerta y ponerme en el asiento del copiloto. Cerró la puerta por mi y se fue al asiento del piloto.

-¿Qué e-estas haciendo?

-Te llevaré a mi casa.

-P-pero... M-mi auto se quedara aquí.

-Mañana yo te traigo yo, de eso no te preocupes.

-P-pero.

-Sin peeros. Iremos a mi casa para que pueda ayudarte.

Al decirlo sonó como una orden, por lo que decidí mejor dejar de hablar, para evitar que me pudiera llegar a golpear. Comenzó a manejar en un silencio un tanto incomodo, que después de 15 minutos de camino ya era normal. Estacionó en la acera frente a un edificio alto, no muy lujoso, pero tampoco estaba cayéndose a pedazos. Entramos y después de subir 7 pisos en el elevador entramos a el apartamento 7-E. Nathan cerró la puerta detrás de mi y me quede parada viendo el lugar. Era ordenado, elegante, y cálido. Los muebles eran, mayormente, blancos y grises haciendo que todo el lugar diera una impresión de limpieza extrema.

Como vio que no avanzaba, Nathan, tosió detrás de mi dándome a entender que avanzara, pero antes de eso tomó la chamarra que traía puesta y la puso en un perchero junto a la puerta.

-Ven.

-¿A donde v-vamos?

-A mi habitación.

Comenzó a caminar y yo lo hacía justo detrás de el. Nunca había estado en casa de un chico, se que puede parecer una estupidez, pero cuando era niña, mis padres nunca me dejaron ir a casa de ninguno de mis amigos, pues eran muy estrictos en ese tema, prácticamente no me dejaban tener amigos, chicos. Pero eso cambió cuando a mis 15 años ambos murieron en un accidente de auto. Ahora, casi dos años después de su muerte, seguía sin conocer la casa de un chico, pero esta vez por que no tenía amigos a los cuales visitar.

Entramos a la habitación y estaba justo como la sala, limpia, y ordenada, aun que algo mas desarreglada que la sala, pero nada del otro mundo. También había posters de bandas que yo conocía, y me gustaban, tales como Black Veil Brides, Green day, Sleeping with Sirens, etc.

-Espérame aquí. Voy por unas cosas, ya regreso.

Salió de la habitación dejándome sola en ella, analicé un poco mas la habitación sin observar mas de lo que ya había visto, simplemente intentando pasar los segundos de una forma algo mas agradable. Pasaron los minutos y aún no volvía, entonces, por alguna puta razón que no entiendo, me acosté en su cama, y comencé a mirar al techo.

De pronto sentí que alguien me miraba, me di vuelta y vi a Nathan, parado en el marco de la puerta viéndome. Tarde unos segundos en irme cuenta que estaba acostada en su cama.

-L-lo siento, no debí hacerlo.

-¿Hacer qué?

-A-acostarme en tu cama.

-¿Qué tiene de malo?

-P-pues no me dijiste que podía hacerlo.

-¿Qué? ¿De qué hablas?

-Y-ya sabes, no me diste permiso de acostarme en tu c-cama.


Salvada? [EDITANDO] #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora