Cap 4

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-Tienes algo?

-Eh... No.

-¿Estas segura?

-S-si.

El silencio inundo el lugar. Nos quedamos viendo por lo que para mi fueron eternidades. Entonces, por alguna razón que no logro entender, comencé a acercarme. Cuando quedaban pocos centímetros entre nuestros cuerpos, extendí los brazos, los puse alrededor de su cuello, los cerré y me pegué a el. No se movió.

Cuando estaba por separarme de el fue que reaccionó. Paso las manos por mi cintura, haciendo que me estremeciera, y las puso en mi espalda. Nos abrazamos unos segundos, incluso pudo ser un minuto, cuando por fin nos separamos.

-T-tengo que ir a clase.

-Si, vamos.

Salimos del auditorio caminando uno al lado del otro. Pasamos las gradas de cemento, las canchas, tanto de futbol, como de basquetbol, como de voleibol. Estábamos frente al edificio cuando decidí que lo mejor era: tomar distancias. Así que mientras caminábamos comencé a alejarme, y cuando vi mi oportunidad comencé a caminar mucho mas rápido que el. Intentó ir detrás de mi, pero entonces sus amigos salieron del que suponía era su salón, y comenzaron a bombardearlo con preguntas. Aproveché para, prácticamente, correr a mi salón. Entre y me senté de nuevo en mi banca, de nuevo leyendo las cosas que habían escritas ahí, y los pensamientos que hacia días no me atormentaban volvieron. "¿Quién quisiera andar con alguien como yo?" "¿Por qué alguien estaría con alguien como yo? Si no soy suficiente, para nadie".

La campana sonó, indicando que me había hundido en mis pensamientos por mas de dos horas. Tomé todas mis cosas y me dirigí a la salida, para por fin, regresar a mi casa. Iba caminando por el estacionamiento cuando vi a Nathan con sus amigos. Mierda. Había como 10 autos de separación entre el suyo y el mío. Odio mi vida. Me puse el gorro de la chamarra que llevaba y baje la cabeza mas de lo que ya estaba para que no me viera.

Ya casi. Solo faltan algunos autos para llegar al mío, solo unos mas y podría ser libre, o un poco mas libre de lo que lo era aquí. Solo unos autos para llegar a lo mejor. Solo unos pocos. Todo iba a salir como lo había planeado, hasta que oí mi nombre.

-¡Kathy!

Me quede congelada por la voz, la voz de Mason. Lentamente me gire, como si mi muerte esperara por mi al terminar de girar, aun que en cierto modo, podría ser así. Nathan y sus amigos ya no estaban ahí, por lo menos no estarían para burlarse de como Mason me golpeaba. Mason me miraba impasiente, yo solo tenía dos opciones, podía hacerle caso y caminar hacía el y afrontar lo que tenía para mi, o intentar correr a mi auto, y ahí hay dos variables. O me alcanzaba antes y me golpeaba mas, o llegaba a mi auto y me iba, y mañana me iría peor. Opte por la primera y la mas coherente. Resignada a mi destino, comencé caminar hacia el.

-Muy bien, ya sabes venir cuando te hablo.

-¿Q-qué me vas a ha-hacer?

-¿A caso te di permiso de hablar?

Mierda. La cagué. ¿Por qué mierda hablé? ¿Qué soy estúpida? Al ver que no respondía estrelló una mano contra mi mejilla, haciendo que me fuera al suelo y el lado contrario de mi rostro chocara contra el asfalto que lo cubría. Con un solo golpe había conseguido que mi vista se tornara borrosa por las lagrimas.

-¡Contestame!

-N-no.

-¿Entonces por que mierda contestas?

-L-lo siento.

Se levanto, y no suficiente con dejar su mano marcada en mi mejilla derecha, tomó impulso como si fuese a patear un balón, pero el golpe no lo recibió un balón, lo recibió mi estomago. Me doblé por el impacto y llevé ambas manos a la zone, el saltó por encima de mi, y dio dos patadas mas en el centro de mi espalda, provocando el mismo efecto que con mi estomago, pero en sentido contrario. Se enderezó, se sacudió y arregló la camiseta, y después de pasar una mano por si corto pelo, simplemente se fue.

Pasaron los segundos y yo seguía en el asfalto, intentando recuperarme. Los segundos se volvieron minutos, hasta que pude recuperarme y comenzar a caminar a mi auto. Entre en el, y simplemente me tomé unos minutos mas para recuperarme. Una vez lo hice me dispuse a ir a casa, y descansar un poco mas, pero, mis llaves no estaban. Mierda. Ademas de haberme golpeado, ese imbécil había hecho que perdiera mis llaves. Odio mi vida. Me bajé del auto para dirigirme a donde estaba antes, al principio me costo un poco caminar, necesite ayuda de mi propio auto en algunas ocasiones, después ya fue mas fácil.

Desde lejos podía ver mis llaves, entonces simplemente me dirigí a ellas, me agaché lentamente, intentado no lastimarme mas, y las tomé. Comencé a levantarme cuando una voz me llamo. Nathan. Me hizo señas indicando que fuera hacia el, pero no quería que me viera en ese estado. Me levante lo mas rápido que pude, haciendo que por el "esfuerzo" una punzada de dolor hizo que me doblase de nuevo, interrumpiendo mi "huida". Comencé a intentar correr haciendo que fuera evidente el dolor que tenía en el abdomen.

-¡Espera!  

Salvada? [EDITANDO] #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora