Ambos nos encontrabamos en el capo de su auto observando el panorama, nos encontrabamos en la playa. Hacía un frío de mierda, moriría congelada en cualquier momento. El observaba en silencio el mar frente a él, todo se encontraba oscuro pero la luz de la luna le daba un lindo toque iluminando un poco. Sólo se escuchaban las olas golpeando con unas gigantescas rocas. Desde que llegamos el no ha pronunciado ninguna palabra, algo que me incómoda un poco ya que su silencio me irrita.
Carraspeo un poco tratando de llamar su atención, pero este ni se inmuta.—¿Que sucedió en aquella pelea?—Pregunto con cautela, el voltea a verme y de nuevo regresa su vista al mar soltando un sonoro suspiro.—¿Por que terminaste así?—Acaricio su pómulo que se encontraba levemente hinchado y morado. Al parecer mi tacto hacia el le incómodo ya que alejo su rostro.
—No se sucedió nada.—Musita sin siquiera dirigir su vista hacia mi.
—No puedes decir que no sucedió nada, dos gigantes nos perseguían, Nick.—Una sonrisa se desliza por sus labios, algo que también me hace sonreír, es un avance.
—Solo los amigos del idiota al que acabe, estaban molestos porque acabe con su estúpido amigo.—Se encoge de hombros.
—Hicieron mierda tu rostro, Nick.—Acaricio las partes afectadas, su rostro se encontraba hinchando. Una risita ronca sale de sus labios por lo que hace segundos acababa de decir.
—Que sutil eres.
—Lose.—Me burló de el.
—Ya es demasiado tarde, Kels.—Toma mi mano fría y la aprieta haciéndome estremecer.
Alejo su mano de la mía.—Como quieras.—Me bajo del capo y subo a su auto de nuevo. El también hace lo mismo pero se acerca a unas de las grandes rocas y sube a ella observando más de cerca el mar. Lo veo incrédula, se suponía que el tendría que subir de nuevo al auto y llevarme de nuevo a casa. Esperé unos minutos si decidía volver adentrarse al auto pero no lo hace. Irritada bajo del auto y me acerco a él.—¡Hey tu, idiota!—Mascullo molesta.—Tienes que llevarme a casa.
—¡Oye tu!—Responde sin siquiera voltear a verme.—Tu dijiste que te llevará a casa cuando quisiera.—Dice.—Pero aún no quiero.
Me acerco a él fastidiada, moría de frío pero al parecer a él no le importaba. Me acerco con mucha cautela a él tratando de no hacer ruido. Si lo tiro al mar moriría de frío y me llevaría a casa, en que podía sufrir hipotermia así que esa opción queda descartada. Suelte un suspiro cansado y trato de subir a la roca donde se encuentra a él, pero es inútil ya que no tengo la fuerza necesaria.
—¿Necesitas ayuda?—Me observa con una sonrisa burlona.
—Por supuesto que no.—Espeté molesta.—Yo puedo sola.
—Como tu digas.—Levanta una de su cejas.—Aquí te esperaré hasta que te subas.
—Pierdes tu tiempo.—Trate de subir a la roca pero fue inútil, el viento soplaba con fuerza haciendo que mi cabello se esparciera en mi rostro.
—Al igual que tu.—Baja de la roca con una facilidad impresionante, me siento ofendida.—Ven aquí.—Se acerca pero yo doy un paso atrás chocando con la roca.
“Que estúpida eres, ahora te acorraló. ¡Sal de ahí ahora mismo!"
El se acerca a mi colocando sus dos manos a los costados de mi cabeza. Mi cuerpo empieza a temblar, no sé si por su cercanía o por qué hace un frío de mierda y el viento no ayuda en nada. Sus ojos brillan gracias a que los iluminan la luz de la luna. Tienen un brillo inexplicable, lo observo con inquietud cuando esté se acerca peligrosamente a mí. Se que es lo quiere, pero yo no quiero.
—Creo que deberías ayudarme a subir.—Tartamudeo. El asiente y toma mi cintura para levantarme, con la ayuda de su fuerza alcance a subir y tomar asiento en la gigantesca roca.
El a los pocos segundos hace los mismo y se posiciona a una distancia prudente a mi costado. Observaba el mar en silencio al igual que el. Unas gigantescas olas se acercaban a nosotros chocando contra la roca. Mi cuerpo temblaba por la culpa del viento, quería irme.
Observo a Nick quien se encontraba pensativo. Su vista de posicionó en mi y una leve sonrisa se formó en sus labios rosados. Respondí a su sonrisa con otra. El observo que temblaba y acerco su cuerpo al mio proporcionandome calor. Por primera vez no quise alejarlo de mi, tal vez era por el frío, sólo tal vez.
—Creo que deberíamos irnos, Kels.—Dice en mi oído haciendo que su cálido aliento choque contra el. Un escalofrío recorre por mi espina dorsal. Asiento.
El baja primero con una increíble facilidad, creo que siento un poco de envidia por el. Estira sus brazos para ayudarme a bajar a lo cual respondo con cuidado deslizandome por la roca. Cuando bajo de esta, su cuerpo estaba pegado junto al mio. Sus inquietos ojos viajaban de mis labios a mis ojos, algo que me incomodaba.
Carraspeo un poco.—¿Mira que es eso?—Apunto con mi dedo algún lugar en la oscuridad. Este inmediatamente voltea a lo que yo supuestamente apunte, gracias a un extraño movimiento pude salir.—Creo que no era nada.—Oculto una sonrisa y corro al auto.