—Mierda Alex, me asustaste.—Lo abrazo ocultando mis brazos dentro de su chaqueta.
—Te mire aquí, muriendote de frío y no podía dejarte así, así que ten mi chaqueta.—Se aleja de mí para quitarse su chaqueta y tendiendomela, quería negarme pero moría de frío así que no lo hice cuando vi que tenía un suéter de bajo.
Me la coloque y pude aspirar su olor a perfume que olía delicioso.—¿Qué haces aquí? Claro no es para correrte, sólo preguntaba.
El asiente repetidas.—Claro, es sólo que estaré aquí, me acabo de inscribir a tu Instituto para ya sabes, pasar más tiempo junto a ti.—Sentí como todo mi rostro se ponía caliente.
Pose mi vista en la entrada del Instituto para que esté no observe mi rostro sonrojado, pero me llevo una gran sorpresa cuando veo que Nick nos observa, sus brazos se encontraban cruzados y su ceño fruncido. Pareció a ver reaccionado cuando miro que lo veía. Regreso de nuevo al Instituto azotando la puerta con fuerza.
—¿Estas bien?—La voz de Alex se hace presente sacandome del trance en el que me encontraba.
Asiento torpemente.—Si es sólo que me pareció ver algo, pero no era nada.
—Bueno, creo que deberías regresar dentro.—Apunto al Instituto, en cambio yo niego repetidas veces.
—Las siguientes clases las tengo libre, así que no tengo nada que hacer.—Me encojo de hombros.—Deberíamos marcharnos, vamos a casa.
Tomo su mano y lo jalo para que se adentre al auto pero este se negó.—Traje mi motocicleta.—Una sonrisa traviesa se asoma por sus labios.
—Claro, tu monstruosidad del mal.—Asiento repetidas veces, el me observaba como si fuera de otro planeta.—¿Dije algo malo?
—Llamaste a mi bebé monstruosidad del mal.—Me imita de una forma patética que me hace reír.—Y luego te ríes, eres tan mala.
—Ya vamos, tu vete con tu bebé y yo me voy en mi auto, ¿contento?—Le muestro una sonrisa.
El me imita.—Tu sonrisa me convenció, así que vamos.
—¡Maldición!—Grito frustrada. Ya que no encontraba las llaves de mi casa por ningún lado.—He olvidado las llaves de casa dentro de mi casillero.
—Si quieres yo puedo acompañarte...
Interrumpo.—Por supuesto que no, ve marchandote, yo en unos minutos te alcanzo.
El no muy convencido asiente y se subo a su monstruosidad. Yo le dedicó una sonrisa y doy media vuelta para dirigirme a la entrada del Instituto. Doy grandes zancadas en el pasillo para dirigirme a mi casillero. Aún seguían en la cafetería ya que no había ninguna alma abundante por aquí. Abro el casillero y como un torbellinos busco donde había dejado mis llaves, pero estas no están por ningún lugar. He hecho un desastre pero aún así no de encontraban, doy un suspiro frutado y sigo en mi búsqueda.
El ruido de una puerta me desconcierta, volteo pero no de encontraba nada. Sin darle tanta importancia sigo en mi búsqueda.
—¿Buscabas esto?—El ruido de unas llaves siendo agitadas me hacen voltear con furia.
—¿Cómo sabías que las buscaba?—Gruño observandolo con irritación, trato de quitarle mis llaves pero antes de que las tome el aleja su mano.
—Escuche tu conversación con ese idiota.
—El idiota aquí eres tú.—Me acerco a él con el fin de arrebatarle mis llaves.
—¿Qué es ese olor?—Se acerca a mi y empieza a olfatear la chaqueta de Alex.—¿Estas usando colonia de hombre?