Catorce.

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Lunes.

Cuanto odiaba los lunes, era el peor día que podía existir. De solo recordar lo vivido días atrás me da dolor de cabeza. Me hace sentir la persona más horrible del mundo y aún no entiendo el por qué. Caminaba o arrastraba los pies a mi casillero, sentía como si unas gigantescas piedras fueran reemplazadas por mis pies. Intercambiaba mis libros cuando siento como alguien toca mi hombro, asustada volteo encontrándome con la persona que menos esperaba.

—Bess...

Sin esperar respuesta de ella una mano es estampada en mi mejilla izquierda. Me a abofeteado la maldita. Sin esperar respuesta suya le regreso la abofetada con más fuerza aún, puedo ver como todo su rostro se gira.

—¡Eres una maldita perra!—grita mientras se sostiene el rostro.— Yo quería solucionar las cosas contigo y me lastimas así.

—¡Oh! Para tu caballo vaquero, creo que era así, como sea. ¿Quien te crees que eres para venir a golpearme así?

—Sabes que mejor olvídalo.

Me di media vuelta para marcharme, pero sin darme cuenta de que lo peor me esperaba.

~•~

—Señorita Naara, ¿qué pensaba al cometer semejante conflicto?—preguntó el director mientras me observa con una mueca en su rostro.

—Odio, totalmente odio.—dijo cínica.

—¡Agarrenme porque la mato!—grite mientras me ponía de pie.

—Señorita Brooks, por favor tome asiento.—dijo este mientras me observaba con una expresión reprobatoria.

—No entiendo su odio a la señorita Kelsey, pero llenarla de pintura verde con plumas rosas no arreglaba nada.—dijo molesto el director.

—Que por cierto resultó como esperaba.—mostró una sonrisa.

—Sabe que se quedará en detención.

—¡Por supuesto que no!—se puso de pie.—Ella se lo busco, y como dicen quien busca encuentra.

—¿¡Quien te crees para hablarme así, estúpida!?—me puse de pie al igual que ella.

—Tu cállate.—rodo los ojos.

—Perra.

—Nerd.

—Zorra.

—Pajarraco.

—Puta barata.

—¡SILENCIO!—grito el director mientras no hacía volver a tomar asiento.

—¡Pero ella inicio!—chillo Naara.

—Tu a detención.—la miró.—Y tu.—me observó.—ve a lavarte que la pintura tenía algo que hace que vuelas mal.

~•~

—Entonces, ¿todo fue un plan por parte de ambas? —pregunta Alex mientras me ayuda a retirar las plumas de mi cabello.

—Por supuesto que sí, ambas son unas zorras.—exclamo.— Y pensar que una de ellas fue mi mejor amiga.

—Dime por favor que no cobrarás venganza.—ruega.

—Claro que lo haré, no me importa las consecuencias ambas la pagarán de la misma forma.

—Estiércol no por favor.—cierra los ojos con fuerza imaginandose lo peor.

—Por supuesto que sí, sabrán que conmigo nadie tiene porque meterse.—finalizó.

Después de que me ayudó a quitar el resto de plumas me metí a una larga y muy fría ducha, estaba molesta y se que lo estaba. Aún no entendía porqué lo hicieron, más bien porqué lo hizo Bess, ella fue una de las mejores amigas que tuve. Y el hecho de que hiciera eso muy en el fondo me duele. Pero jamás en la vida volveré a rogar por una amistad si no vale la pena, por mí que se vayan a la mierda.

Salí de la ducha oliendo a frutos rojos y en serio que la necesitaba, el olor de la pintura era asqueroso. Me encontraba totalmente sola en casa, Alex tenía que irse ya que estaba preparando sus cosas para ya entrar mañana al instituto, por otra parte Maddie había quedado con un chico ya que este la había invitado salir. Al menos para ambos el día no a estado tan mal.

Tomé mi cómoda pijama para después cepillar mi cabello que se encontraba más largo de lo usual. Tenía todo planeado para que ambas pagarán y sabía de qué forma lo haría, en el baile de primavera.

El fuerte ruido de alguien tocando la puerta de entrada me distrae de mi malévolo plan. Refunfuñando me pongo de pie y me acerco a la puerta. Tal vez pueda ser Maddie la cual olvidó las llaves de la casa. Y para mi sorpresa no lo es, si no Nick.

—¿Qué haces aquí?—pregunto de mala manera, el levanta una de sus gruesas cejas observandome incrédulo.

—¿Así me trataras después de haberte besado?—se adentra a mi sala.

Cierro la puerta con fuerza.—No estoy de humor.

—Nunca lo estás pero bueno, no sé puedo hacer nada.

—¿Que haces aquí?—pregunto indignada.

—Me enteré que Naara y esa tal Bess te había llenado de pintura y plumas.—comenta mientras se sienta en un de los sofás.

—Ni me lo recuerdes.—me siento en el sofá que está frente a él.

—Dime que estás planeando venganza.

—Si, lo hago.—digo con una sonrisa maliciosa.

—Espero y sea buena.—dice.— Pero no solo vine a eso.

—Entonces, ¿a qué viniste?—preguntó confundida.

—A esto.—se pone de pie y se acerca a mi.

Toma mi mano y hace que me pare para después tomar mi cintura y estampar sus labios a los míos de manera torpe.

Seduciendo A Una NerdDonde viven las historias. Descúbrelo ahora